Rue20 Español/El Aaiún
Las recientes declaraciones de altos funcionarios de las principales potencias mundiales, Estados Unidos y Rusia, sobre la cuestión del Sáhara marroquí revelan una «batalla de tronos» para ganarse el favor de Marruecos.
Comenzó con Sergei Lavrov, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, quien declaró que Marruecos es un país amigo de Rusia y que su país está trabajando para ayudarlo a resolver los problemas que caen dentro de la jurisdicción del Ministerio de Relaciones Exteriores, principalmente la cuestión del Sáhara marroquí.
Durante su conferencia de prensa anual para presentar los resultados de la diplomacia rusa en 2024, el ministro de Relaciones Exteriores ruso aprovechó la cuestión del Sáhara para atacar a Estados Unidos, en particular al presidente electo Donald Trump, después de su reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
Lavrov dijo: «Cuando Trump estaba en la Casa Blanca, simplemente emitió un decreto que decía que el Sahara pertenecía a Marruecos». Lavrov comparó esto con las declaraciones de Trump sobre su intención de recuperar el Canal de Panamá.
El jefe de la diplomacia rusa agregó: «Sabemos lo importante que es esto para Marruecos y haremos todo lo posible para facilitarlo de todas las formas posibles, pero este problema solo puede resolverse sobre la base del consentimiento mutuo, no imponiendo nada a una sola parte».
Después de las declaraciones de Lavrov, Marco Rubio, el próximo Secretario de Estado en la administración de Donald Trump, hizo declaraciones durante una audiencia en el Senado de los Estados Unidos antes de asumir el cargo.
Afirmó que África ofrece un potencial económico tremendo y que las inversiones estadounidenses se centrarán en esta región del mundo.
Citó a Marruecos como un ejemplo, un país con buen potencial y un buen modelo en la lucha contra el terrorismo y las oportunidades de inversión.
Rubio señaló en su intervención que la asociación con Marruecos prosperará ya que es un país modelo en el continente africano en todos los aspectos.
Rubio insinuó la próxima apertura del consulado estadounidense en la ciudad de Dajla, gracias a los acuerdos que Trump firmó previamente con Marruecos luego del reconocimiento de la soberanía marroquí sobre su Sáhara; así como la afluencia de inversiones estadounidenses en el Sáhara marroquí, como puerta de entrada al continente africano con su enorme puerto que está a punto de completarse.
Marco Rubio, senador por Florida, es uno de los políticos más cercanos a Donald Trump, un fuerte aliado de Israel y un feroz enemigo de Rusia e Irán.
En una notable declaración desde el Congreso de los Estados Unidos, el senador estadounidense Joe Wilson calificó al Frente Polisario como un «grupo terrorista» que contribuye a la desestabilización de la región de África Occidental.
Wilson consideró que el apoyo de Irán y Cuba al Frente Polisario contribuye a alimentar este conflicto artificial, que es apoyado por el régimen argelino, aliado del presidente ruso Vladimir Putin en el continente africano.
El senador estadounidense enfatizó que esta alianza representa una amenaza para Marruecos, un socio clave de Estados Unidos en la región, y señaló que es hora de poner fin a este prolongado conflicto.
Señaló que el presidente estadounidense Donald Trump había tomado una posición decisiva a favor de Marruecos al reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara, una posición que refleja el compromiso de Estados Unidos de apoyar la integridad territorial del Reino.
Parece que la cuestión del Sáhara marroquí ya no es solo un asunto regional, sino que se ha convertido en un tema de gran interés internacional, especialmente dentro de los pasillos de la política estadounidense.
Las declaraciones de altos funcionarios de la administración estadounidense confirmaron el papel del régimen iraní en el apoyo al Frente Polisario, lo que refleja claramente la magnitud de los desafíos que enfrenta la región ante los intentos de desestabilizarla.
Lo que hace que el asunto sea aún más claro es su apoyo a la decisión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer la soberanía marroquí sobre su Sáhara; una decisión que no fue solo una declaración política pasajera, sino un movimiento estratégico que pone las cosas en su lugar y aumenta las posibilidades de lograr una estabilidad sostenible en África Occidental.
A la luz de estos nuevos desarrollos, Marruecos emerge como un aliado confiable que enfrenta con firmeza las ambiciones regionales y las interferencias externas, respaldado por un creciente apoyo internacional y una arraigada legitimidad histórica.