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miércoles, enero 15, 2025

Marruecos exalta su legado amazigh en un festejo de identidad nacional

 

Rue20 Español/Rabat

Las festividades de Yennayer 2975, el Año Nuevo Amazigh, resonaron a lo largo y ancho de Marruecos, demostrando la riqueza y diversidad del patrimonio cultural del país.

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Desde las vibrantes plazas de Agadir hasta las montañas del Anti-Atlas, los marroquíes celebraron con fervor esta fecha milenaria, reforzando los lazos intergeneracionales y reafirmando su apego a una cultura ancestral.

Lejos de ser una celebración exclusivamente amazigh, Yennayer se ha consolidado como un elemento integral de la identidad nacional marroquí, un símbolo de unidad en la diversidad.

En Agadir, la capital de Souss y epicentro de la cultura amazigh, la plaza Al Amal se convirtió en un escenario vibrante de color y tradición.

Miles de personas se congregaron para presenciar las fascinantes danzas del Ahwach, acompañadas por el ritmo ancestral de tambores y cantos.

El aroma del «taglla», un pan de maíz tradicional servido con miel y aceite de argán, inundó las calles, mientras que el museo amazigh de la ciudad exhibió la artesanía local, destacando la belleza de las joyas de plata y las alfombras bereberes.

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Los niños, participando en talleres de caligrafía tifinagh, se convirtieron en los guardianes de la lengua amazigh para las futuras generaciones.

Marrakech, la ciudad ocre, fusionó su carácter cosmopolita con la tradición de Yennayer. Las familias se reunieron en torno a mesas repletas de «rfissa» y «cuscús con pollo», platos elaborados con ingredientes locales que simbolizan la abundancia.

Los cantos populares y los círculos de danza improvisados llenaron los hogares de alegría y celebración.

En Tafraout, un pequeño pueblo enclavado en el Anti-Atlas, Yennayer adquirió una dimensión comunitaria única. Los habitantes, ataviados con trajes bordados, desfilaron en una procesión tradicional llevando cestas de ofrendas.

Las mujeres prepararon el «amlou», un plato típico de la región, mientras que los cantos en tifinagh resonaban en las montañas, testimonio del profundo apego a la lengua y la cultura amazigh. La noche culminó con un Ahwach colectivo bajo la inmensidad del cielo estrellado.

En Rabat, la capital administrativa, las celebraciones adoptaron un carácter institucional. El Instituto Real de Cultura Amazigh (IRCAM) inauguró las festividades bajo el lema «Yennayer, palanca del desarrollo sostenible», con la presencia de destacadas personalidades de diversos ámbitos.

Conferencias y mesas redondas se centraron en la valorización de la cultura amazigh en el sistema educativo marroquí.

Nador, en la región del Rif, vibró al ritmo de la música tradicional. El «baddaz», un plato a base de harina de cebada y aceite de oliva local, fue el protagonista culinario.

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Los barrios se animaron con conciertos de músicos locales que interpretaron melodías tradicionales con instrumentos como la gaita. Los niños, entregados a juegos tradicionales, y los mayores, compartiendo historias alrededor de fogatas, crearon una atmósfera de unión y alegría.

La celebración de Yennayer 2975 en Marruecos trasciende las diferencias regionales y culturales, consolidándose como un símbolo de unidad nacional y un homenaje a la riqueza de un patrimonio milenario.

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