Rue20 Español/Rabat
La construcción de un túnel submarino que una España y Marruecos, un proyecto que ha estado sobre la mesa durante casi un siglo, ha cobrado un nuevo impulso.
Según informaciones del diario británico The Telegraph, la iniciativa, mencionada incluso en la década de 1920 por el gobierno español pre-franquista, se ha reactivado gracias a las conversaciones bilaterales y al objetivo compartido de finalizar la obra para la Copa Mundial de Fútbol de 2030, que se celebrará conjuntamente en España, Portugal y Marruecos.
La distancia mínima entre ambos países, de tan solo 14 kilómetros, hace teóricamente viable el proyecto, aunque la profundidad del Estrecho de Gibraltar en su punto más estrecho presenta un desafío tecnológico considerablemente mayor al del túnel del Canal de la Mancha. El túnel propuesto, de 28 kilómetros de longitud, conectaría Punta Paloma (España) con Cabo Malabata (Marruecos), a 475 metros bajo el nivel del mar. Su finalización reduciría el tiempo de viaje entre Madrid y Casablanca de las actuales doce horas (coche y ferry) a cinco horas y media.
La Sociedad Española de Estudios de Comunicaciones Fijas a través del Estrecho de Gibraltar (SECEGSA) estima que el túnel transportaría anualmente 12,8 millones de pasajeros, transformando radicalmente los intercambios entre ambos continentes. Este nuevo impulso se debe, según SECEGSA, al auge de los proyectos de infraestructuras y a la voluntad de ambos países de fortalecer sus lazos, insertándose en una visión más amplia de desarrollo de conexiones entre Europa y África con importantes implicaciones estratégicas y económicas.
El proyecto, que estuvo en suspenso desde 2009, se reactivó en abril de 2023 con la primera reunión de la comisión mixta hispano-marroquí para su estudio en 14 años. A pesar de las dificultades geológicas –la roca bajo el estrecho es extremadamente dura–, se exploran soluciones innovadoras como el uso de túneles prefabricados de hormigón. La probabilidad de realización se estima en 3 de 5.
La iniciativa, que se considera un símbolo de cooperación entre Europa y África, no solo transformaría la movilidad entre ambos continentes, sino que también abriría nuevas oportunidades económicas y diplomáticas. La celebración del Mundial 2030, la primera en tres países de dos continentes y la primera en África desde 2010, proporciona un plazo y un incentivo crucial para la materialización de este ambicioso proyecto.
