Rue20 Español/Uchda
Tras la masiva participación de los argelinos en la campaña «Manich Radi» en las redes sociales, que abogaba por un cambio político y justicia social, los círculos decisorios en Argelia se vieron afectados por una creciente inquietud.
Como son expertos en el arte del contraataque, esto los llevó a lanzar una contracampaña titulada «Ana Maâ Bladi» (Estoy con mi país), con el objetivo de desacreditar el primer movimiento y acusarlo de conspirar contra el país.
La batalla de los hashtags se intensificó cuando cuentas en redes sociales iniciaron una campaña para promover el hashtag #أنا_مع_بلادي (Estoy con mi país), en respuesta a campañas lanzadas por activistas argelinos bajo los hashtags #مانيش_خايف (No tengo miedo) y #مانيش_راضي (No estoy satisfecho), reclamando un cambio político y expresando el descontento con las condiciones de vida.
Muchos analistas consideran que la campaña #أنا_مع_بلادي está respaldada por las autoridades argelinas, que a menudo insisten en la existencia de «intentos regionales de desestabilización del país».
Esta contraofensiva se enmarca en una estrategia para responder a las demandas de los activistas opositores al régimen. El hashtag #أنا_مع_بلادي se difundió ampliamente en las redes sociales, especialmente en Facebook. Algunos se limitaron a publicar el hashtag, mientras que otros acompañaron sus publicaciones con comentarios que defendían agresivamente a las autoridades.
No es la primera de su tipo, pero tuvo un gran impacto en la red. Es notable que esta campaña fue ampliamente difundida por páginas anónimas, más que por individuos reales.
Algunos observadores ven una conexión «con debates recientes sobre las repercusiones del conflicto sirio y escritos que sugieren que Argelia podría ser la próxima en sufrir cambios políticos».
Este clima está alimentado por las preocupaciones expresadas por líderes políticos influyentes sobre la ausencia de debate público y las restricciones impuestas a la prensa y al sindicalismo.
Entre las dos campañas, algunos comentarios intentaron matizar el debate, afirmando que la insatisfacción con las condiciones de vida no significa un rechazo a la unidad nacional o una oposición a los intereses del país.
Sin embargo, otros se adhirieron a teorías de la conspiración, afirmando que «manos invisibles» manipulan la situación para provocar una «primavera árabe».
Otros comentarios pintan una imagen idealizada de la realidad argelina, dando a entender que las autoridades estarían detrás de la campaña #أنا_مع_بلادي. Un internauta afirmó que los decisores argelinos viven con inquietud desde que la campaña #مانيش_راضي ganó un impulso considerable, marcando el comienzo de una nueva ola de protestas en las redes sociales para denunciar las difíciles condiciones de vida y la exclusión social.
Esta campaña tuvo un amplio eco entre diversas categorías de la sociedad argelina, lo que, según los observadores, podría anunciar una resurgencia del espíritu de contestación del movimiento popular (Hirak) de 2019.
En este contexto, informes mediáticos locales e internacionales han mencionado los intentos de las autoridades argelinas para contener esta dinámica popular, al tiempo que destacan el contraste entre las abundantes riquezas naturales de Argelia y la persistencia de problemas como la pobreza, el desempleo y la precariedad.
Los medios oficiales y las plataformas afiliadas al poder argelino rápidamente acusaron a «fuerzas externas» de fomentar esta «revuelta virtual», con el objetivo de politizar y desacreditar las reivindicaciones sociales. Paralelamente, informes revelaron una represión contra los participantes en la campaña crítica del régimen.
Activistas denunciaron la hipocresía de las autoridades, que dicen defender los movimientos de liberación en el mundo mientras reprimen las reivindicaciones locales de justicia y dignidad.
Según los analistas, esta estrategia busca deslegitimar los movimientos de protesta y desviar la atención de las causas profundas de la crisis, relacionadas con el deterioro de las condiciones de vida.
Las recientes declaraciones del periodista Hafid Derraji, considerado por algunos como un «portavoz no oficial de la institución militar», han intensificado estas tensiones.
En un tuit, mencionó una «primavera argelina» única, destacando que la «revolución contra la pobreza, la ignorancia, la injusticia y la corrupción nunca ha cesado». Estas declaraciones, interpretadas como un reflejo de las preocupaciones de los decisores, demuestran la creciente sensibilidad ante esta dinámica social.
Muchos observadores coinciden en que el auge de la campaña «Manich Radi» podría señalar un regreso de los argelinos a la escena pública, después de un período de relativa calma. La respuesta de las autoridades, intentando convertir este movimiento en una cuestión de «seguridad nacional», refleja el desafío que enfrentan ante una creciente ira popular.
El periodista argelino de oposición, Oualid Kebir, declaró que el uso masivo del hashtag #مانيش_راضي y el intercambio de videos críticos en las redes sociales reflejan el profundo descontento de los argelinos ante el deterioro económico y político del país.
Agregó que desde el Hirak del 22 de febrero de 2019, el régimen argelino ejerce un control férreo, reprimiendo las opiniones y confiscando las libertades, al tiempo que extiende estas presiones al ámbito económico, agravando el sufrimiento de los ciudadanos y su poder adquisitivo.