Rue20 Español/Rabat
En Argelia, las autoridades llevaron a cabo la noche del domingo 22 de diciembre de 2024 una campaña de detenciones masivas contra activistas vinculados a la iniciativa # مانيش_راضي («No estoy satisfecho»), un hashtag ampliamente difundido en redes sociales para expresar el rechazo a la situación política y social del país. La Organización Shoaa para los Derechos Humanos denunció estas detenciones como un acto de represión que vulnera derechos fundamentales y refleja la creciente inseguridad del régimen ante una posible reactivación del Hirak, el movimiento popular que marcó las protestas masivas desde 2019.
El régimen argelino, criticado por su autoritarismo, ha intensificado las medidas represivas en un contexto de malestar social generalizado. Las detenciones de activistas representan, según Shoaa, una violación de la Constitución argelina y de los compromisos internacionales de Argelia en materia de derechos humanos. Diversos informes indican que las personas arrestadas participaron activamente en la campaña digital, exigiendo cambios estructurales y denunciando la falta de reformas democráticas.
El hashtag #مانيش_راضي se ha convertido en una herramienta para canalizar el descontento ciudadano, abordando cuestiones como la crisis económica, la corrupción y la falta de libertades. La respuesta de las autoridades demuestra el temor del régimen a la movilización popular y su intención de sofocar cualquier intento de organización social antes de que pueda materializarse en las calles.
Organizaciones internacionales y locales han condenado estas detenciones arbitrarias, pidiendo la liberación inmediata de todos los activistas y el respeto al derecho de expresión. Según expertos en derechos humanos, estas acciones no solo dañan la imagen internacional de Argelia, sino que profundizan la brecha entre la sociedad y un sistema político cada vez más represivo.
El contexto político actual subraya una estrategia gubernamental basada en la censura y la represión, evidenciando la fragilidad de un régimen incapaz de gestionar las demandas legítimas de una población que reclama justicia, democracia y derechos básicos. En definitiva, el Hirak permanece como una amenaza latente, recordando al régimen que el clamor por el cambio sigue vivo en la memoria colectiva del pueblo argelino.