Rue20 Español/Bouznika
El éxito de la reunión consultiva libia celebrada en Bouznika, Marruecos, ha provocado fuertes reacciones en Trípoli, especialmente por parte de funcionarios cercanos al régimen militar argelino. Este episodio pone de manifiesto el papel perturbador de Argelia en el mantenimiento de las divisiones dentro de la región.
Marruecos ha logrado, una vez más, acercar a las partes libias al acoger una reunión consultiva entre la Cámara de Representantes y el Alto Consejo de Estado libio. Este evento, organizado en Bouznika, ha permitido alcanzar un acuerdo sobre la fase preparatoria del proceso electoral en Libia, un paso esencial hacia la estabilización del país.
Sin embargo, este éxito diplomático ha sido recibido con hostilidad por el Ministerio de Asuntos Exteriores libio, dirigido por Taher Al-Baour, conocido por sus conexiones con Argel.
A través de una carta dirigida a su homólogo marroquí Nasser Bourita, este responsable libio ha criticado la iniciativa marroquí, pretextando una falta de coordinación previa y una obstrucción a los esfuerzos de paz.
La declaración de Taher Al-Baour ha sido inmediatamente rechazada por el Alto Consejo de Estado libio. En un comunicado, el Consejo ha calificado esta postura de «injerencia flagrante» en los asuntos de las dos cámaras legislativas.
El Consejo ha recordado su independencia y ha subrayado que el papel del Ministerio de Asuntos Exteriores libio se limita a proporcionar apoyo logístico, sin poder prohibir sus iniciativas.
Este episodio ilustra las tensiones alimentadas por Argelia, que intenta imponer su influencia en los procesos políticos de la región.
El Ministerio de Asuntos Exteriores libio, en consulta regular con su homólogo argelino Ahmed Attaf, se alinea con las directrices de Argel. Esta proximidad refleja una estrategia orquestada por el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, cuyo objetivo es aislar a Marruecos de su vecindario magrebí.
El régimen militar argelino parece utilizar la crisis libia para reforzar su proyecto de unión magrebí con Túnez, marginando al mismo tiempo a Marruecos.
Esta política tiene como objetivo frenar las iniciativas marroquíes que, desde hace años, se esfuerzan por reunir a las diferentes facciones libias para lograr una paz duradera.
A pesar de los intentos de desestabilización, Marruecos sigue desempeñando un papel central como mediador de confianza.
Sus constantes esfuerzos, saludados por el Alto Consejo de Estado libio, ilustran su compromiso con la estabilidad regional.
El Alto Consejo de Estado ha expresado su gratitud a Marruecos, a su rey, a su gobierno y a su pueblo, por sus incansables esfuerzos en favor del diálogo libio.
Ha recordado que los encuentros organizados en Bouznika se inscriben en una continuidad, después de las reuniones celebradas en Túnez y Egipto, siempre con el objetivo de resolver la crisis libia.
A pesar de las críticas, las dos cámaras libias han afirmado su determinación de continuar el diálogo, independientemente de las oposiciones externas.
Se prevé una próxima reunión en Derna, Libia, si las condiciones de seguridad lo permiten.
La irritación suscitada por la mediación marroquí revela las maniobras del régimen militar argelino, que prefiere avivar las divisiones que favorecer la paz. Sin embargo, el éxito de Bouznika demuestra que los esfuerzos de diálogo pueden prevalecer frente a estas estrategias de desestabilización.