Rue20 Español/Rabat
África es la estrella invitada en el campus de la UM6P de Rabat. Los Diálogos Atlánticos, que reciben a más de 1.200 expertos de más de cien países, no solo se centran en los problemas, sino también, y sobre todo, en las «propuestas de soluciones» a los desafíos que hay que afrontar.
Multidisciplinar como se anunció, la edición 2024 de los «Diálogos Atlánticos», organizada en Rabat por el Policy Center for the New South, este jueves 12 de diciembre, lo fue desde sus primeras sesiones.
Los debates giraron en torno a varios temas, entre los que destaca la Iniciativa Real para el Atlántico. En la apertura, el panel sobre el Sur-Sur se centró en las relaciones entre África y América Latina, y los ponentes destacaron la importancia fundamental de prestarles toda la atención para avanzar hacia una cooperación más sólida, teniendo en cuenta las «complementariedades» y las «potencialidades» que hay que aprovechar en beneficio de las poblaciones de ambas orillas de este «Atlántico ampliado», como algunos desean. Y esto, tanto en el plano humano como en el económico. La idea principal es «construir puentes» en todos los niveles.
En este contexto, y en el marco de la Iniciativa Real, Marruecos se posiciona como un eje central, incluso como la «conexión por excelencia de una cooperación transatlántica» que une dos continentes que comparten una «narrativa común» en más de un sentido, pero también un destino y desafíos comunes que afrontar. Esta misma iniciativa, basada en una visión y en herramientas para traducirla en acciones.
En efecto, en un mundo «fragmentado», minado por diversos problemas, el Reino se afirma como un «conector» portador de una nueva visión del mundo que preconiza las «conexiones», ya sean económicas, de infraestructuras o culturales.
Por otra parte, los distintos debates de este jueves han captado su alcance y centralidad. Evidentemente, al tiempo que se pone de relieve esta especificidad marroquí, que pone de manifiesto la construcción de puentes entre el Norte y el Sur, el refuerzo de la asociación Sur-Sur se erige como una de las prioridades. Y Marruecos, especialmente a través de su política exterior orientada hacia su profundidad africana, se empeña en dar todo su sentido a los aspectos de las «conexiones».
Además de los fundamentos de esta visión, también existen «palancas físicas», como el gasoducto Nigeria-Marruecos y el puerto de Dajla Atlántico, que deberían dar un nuevo impulso a varias economías subsaharianas, especialmente a los países sin litoral del Sahel. Y son cientos de millones de africanos los que se beneficiarán de ello, en una amplia perspectiva de integración.
