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Los republicanos lograron obtener la mayoría en el Senado de los Estados Unidos, que hasta ahora estaba en manos de los demócratas, después de las elecciones del martes que vieron al expresidente Donald Trump avanzar en la carrera hacia la Casa Blanca.
Si bien los resultados del Senado son claros, la lucha por la Cámara de Representantes aún no se ha resuelto.
Los republicanos obtuvieron la mayoría en el Senado después de arrebatar dos escaños a los demócratas y mantener sus escaños en riesgo, poniendo fin a cuatro años de mayoría demócrata.
En Ohio, el republicano JD Vance derrotó al demócrata Tim Ryan, quien buscaba un segundo mandato.
Mientras tanto, en Virginia Occidental, el republicano Shelley Moore Capito venció al senador demócrata Joe Manchin, quien se había convertido en independiente este año.
Estas victorias cambiaron la composición del Senado de 49-51 a favor de los republicanos, allanando el camino para que el partido controle ambas cámaras del Congreso.
El New York Times proyectó que los republicanos, que se basan en el fuerte apoyo del expresidente Trump en los estados cruciales, podrían aumentar su nueva mayoría con victorias proyectadas en estados como Wisconsin, Pensilvania, Michigan y Montana.
Esta victoria republicana les da una posición influyente para dar forma a las políticas federales, especialmente si Trump regresa a la Casa Blanca.
Según las últimas proyecciones de Associated Press, Trump ha obtenido 248 votos electorales frente a los 214 de su rival demócrata, Kamala Harris.
«Los votantes han depositado su confianza en los republicanos en el Senado, dándonos una oportunidad excepcional», dijo el senador John Barrasso, el republicano número tres que ganó la reelección en Wyoming.
Barrasso dijo que la nueva mayoría republicana tiene como objetivo implementar una agenda que se alinee con las «prioridades de Estados Unidos: reducir los precios, reducir el gasto, asegurar la frontera y convertir a Estados Unidos en el líder energético del mundo».
La pérdida de la mayoría por parte de los demócratas es un duro golpe para sus esfuerzos por mantener el poder político.
La contienda por el Senado se centró en Ohio y Montana, dos estados que habían sido demócratas pero que fueron ganados por Trump en 2016 y 2020, y donde obtuvo una victoria decisiva en las elecciones actuales.
