Rue20 Español/Rabat
Los vientos políticos en el Reino Unido están cambiando, y los indicios apuntan hacia un apoyo cada vez más explícito a la soberanía marroquí sobre el Sahara. Andrew Murrison, destacado miembro del Partido Conservador y con experiencia en altos cargos, ha sido claro: el plan de autonomía propuesto por Marruecos es la “única opción creíble” para resolver el conflicto en la región, alineándose con decisiones previas de Estados Unidos y Francia, que ya han reconocido este enfoque.
Murrison destaca que el respaldo al plan de autonomía marroquí es vital no solo para resolver el conflicto, sino también para fortalecer las relaciones histórico-comerciales entre Londres y Rabat, que datan de más de ocho siglos. Además, recalca que el Reino Unido debe actualizar su postura para alinearse con el contexto geopolítico global, donde Marruecos se presenta como un bastión de estabilidad y moderación islámica en el norte de África. Esta estabilidad convierte al país en un socio estratégico en áreas tan críticas como la seguridad y la lucha contra el extremismo.
El reciente fallo de la Corte Suprema británica, que declaró legales los acuerdos comerciales entre el Reino Unido y Marruecos, incluyendo la explotación de recursos en el Sahara, también ha reforzado esta visión. La postura oficial del Reino Unido se mantiene neutral, pero el panorama podría cambiar en los próximos meses, dado el creciente consenso sobre la pertinencia del plan de autonomía marroquí como única vía de resolución. Esta evolución diplomática refleja una tendencia que, como sugieren algunos analistas, es inevitable para Londres, que busca alianzas con países estables y con valores compartidos, especialmente tras el Brexit.
A nivel económico, el potencial del Sahara marroquí es un atractivo ineludible para los inversores británicos, quienes ven en la región un motor de desarrollo para el comercio bilateral. En este sentido, los puertos de Tánger Med y Dajla Atlántico, así como los sectores de energías renovables, representan áreas de gran interés para fortalecer los lazos comerciales en la era post-Brexit.
La posición británica ante el asunto del Sahara marroquí podría, por tanto, marcar un nuevo capítulo en las relaciones entre Marruecos y las potencias europeas. Londres tiene en sus manos la oportunidad de adoptar una postura más coherente con sus propios intereses y de contribuir activamente a la estabilidad en el norte de África. Si el Reino Unido decide dar este paso, se uniría a la lista de países influyentes que reconocen el Sahara como parte integral de Marruecos, reforzando así el consenso internacional en torno a la integridad territorial del Reino de Marruecos.