Rue20 Español/Rabat
La adopción de la Resolución 2756 del Consejo de Seguridad de la ONU marca un hito importante en el proceso de consolidación de la soberanía marroquí sobre el Sahara. Este logro no solo reafirma el compromiso internacional con la propuesta de autonomía del Reino, sino que también expone, una vez más, el aislamiento creciente del régimen militar argelino y su postura intransigente y anacrónica en relación con la cuestión.
Al observar el contenido y contexto de esta resolución, resulta evidente que Marruecos ha logrado un respaldo significativo y cada vez más amplio de la comunidad internacional, que ve en la autonomía bajo soberanía marroquí una solución pragmática y sostenible. El hecho de que Argelia y el Frente Polisario mantengan una postura rígida, aferrada a viejas estrategias de bloqueo, revela no solo la falta de voluntad para adaptarse a los cambios del panorama geopolítico, sino también su incapacidad para proporcionar una propuesta viable. La Resolución 2756 deja claro que el referéndum y otras fórmulas idealizadas pertenecen al pasado y que el futuro se construirá sobre la base del realismo y el consenso internacional que el plan de autonomía del Reino ha suscitado.
La postura argelina, por otro lado, ha sido consistentemente obstruccionista, buscando incluir en la resolución menciones sobre los derechos humanos que desvían el foco del objetivo principal: la búsqueda de una solución política justa y duradera. Esta insistencia no hace más que mostrar su desesperación y su evidente falta de apoyo. Marruecos avanza con una política de desarrollo y derechos humanos en las provincias del sur, a la vez que la situación en los campamentos de Tinduf sigue sumida en la opacidad y la falta de transparencia. La resolución pone nuevamente sobre la mesa la necesidad de registrar a la población en estos campamentos, una medida que Argelia ha evitado sistemáticamente, reforzando la percepción de que los derechos de los refugiados saharauis están siendo instrumentalizados en su cruzada contra Marruecos.
El Reino, en cambio, ha optado por una política que no solo beneficia a sus ciudadanos, sino que aporta estabilidad a toda la región del Sahel y el Magreb. La comunidad internacional ha tomado nota de este enfoque constructivo, contrastándolo con las maniobras torpes de Argelia. Su incapacidad para bloquear esta resolución muestra el fracaso de sus tácticas y refuerza la posición de Marruecos como un pilar de paz y desarrollo en la región.