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El Abbas Tahri Joutey Hassani
En un contexto de modernización continua y refuerzo de su potencia militar, Marruecos se prepara para dar un paso decisivo en la mejora de sus capacidades de defensa con la adquisición de una nueva flota de aviones de combate de última generación, los F-16 Block 70/72 «Viper».
Esta compra se enmarca en una sólida cooperación estratégica con Estados Unidos, con el objetivo de dotar a las Fuerzas Armadas Reales marroquíes de equipos militares a la vanguardia tecnológica.
El sitio web Barlamane.com, citando fuentes españolas, ha informado recientemente que Marruecos recibirá próximamente estos aviones de combate avanzados, marcando un aumento en su capacidad ofensiva y defensiva. De hecho, las Fuerzas Armadas Reales no han dejado de mejorar sus capacidades a lo largo de 2023, y pretenden continuar esta dinámica en 2024, como lo destaca un informe de la plataforma española Defensa.
Este informe pone de manifiesto la ambición de Marruecos de modernizar su arsenal, en particular a través de un aumento significativo del presupuesto de defensa para el año 2024, que asciende a 124.000 millones de dirhams.
Esta suma colosal refleja una clara voluntad de dotarse de equipos modernos, capaces de garantizar la seguridad nacional y responder a los desafíos de seguridad regionales e internacionales.
La adquisición de 24 F-16 Block 70/72 «Viper», por un valor estimado de 4.800 millones de dólares, constituye uno de los principales componentes de esta estrategia de fortalecimiento militar.
Estos aviones, fabricados por la empresa estadounidense Lockheed Martin, representan una versión evolucionada de los F-16, con numerosas mejoras tecnológicas.
El «Viper» está equipado con un radar de barrido electrónico activo (AESA), un sistema que mejora notablemente la capacidad de detección, seguimiento y ataque de objetivos, ofreciendo así una superioridad táctica innegable en el campo de batalla.
Estos aviones de combate multifuncionales, reconocidos por su versatilidad, son capaces de transportar una amplia gama de armamento, incluyendo misiles aire-aire y aire-tierra, así como bombas guiadas de precisión.
Esta flexibilidad los convierte en elementos esenciales en diversas operaciones, desde la defensa aérea hasta ataques contra objetivos terrestres, pasando por misiones de reconocimiento.
Marruecos se convierte así en uno de los pocos países de la región en disponer de esta tecnología avanzada, reforzando su estatus de potencia militar en la región mediterránea.
Modernización de infraestructuras y preparación para la llegada de los F-16
Paralelamente a la adquisición de los F-16, el ejército marroquí ha emprendido una serie de proyectos destinados a modernizar sus infraestructuras, con el fin de poder acoger y mantener esta flota de vanguardia. Desde 2021, se han lanzado dos proyectos de envergadura, especialmente en la quinta base aérea de Benslimane.
El primer proyecto se refiere a la instalación de nuevos sistemas de seguridad, incluyendo un sistema de detención de aviones de última generación.
Este dispositivo permite detener un avión que sobrepasa el extremo de la pista gracias a un material deformable, garantizando así una mayor seguridad durante las fases críticas de aterrizaje.
El segundo proyecto consiste en la construcción de instalaciones altamente seguras para el almacenamiento de datos sensibles y equipos militares sofisticados. Esta infraestructura es crucial para la gestión de información estratégica relacionada con los sistemas de armamento de los F-16, y para asegurar un mantenimiento eficaz de estos aviones. Simuladores de formación, así como talleres dedicados al mantenimiento de los motores, también se encuentran en proceso de instalación, destacando la importancia de la formación y el mantenimiento en la gestión de un material tan avanzado.
Una asociación estratégica con Estados Unidos
Marruecos, como aliado principal de Estados Unidos fuera de la OTAN, se beneficia de una relación militar privilegiada con Washington.
Esta relación se ha traducido en la aprobación, además de la venta de los F-16, de varios contratos de armamento de vanguardia. Entre ellos se encuentra la adquisición de 40 misiles teledirigidos de alta precisión, por un valor estimado de 250 millones de dólares. Estos misiles, capaces de impactar objetivos con una precisión formidable, completan el arsenal de Marruecos en materia de armamento sofisticado.
El Pentágono ha aplaudido este fortalecimiento de las capacidades militares marroquíes, afirmando que el Reino juega un papel clave en la estabilidad política y la seguridad en el norte de África. Marruecos, gracias a su posición geoestratégica y a sus inversiones masivas en defensa, es percibido como un socio fiable y un actor de primer orden en la lucha contra el terrorismo y la gestión de las crisis regionales.
Las implicaciones regionales e internacionales
El aumento de la potencia de las Fuerzas Armadas Reales, y en particular la adquisición de los F-16 Block 70/72, tiene importantes repercusiones en el panorama de seguridad regional. Marruecos, al mismo tiempo que refuerza su capacidad de defensa nacional, se posiciona como una fuerza estabilizadora en una región marcada por múltiples tensiones. Los conflictos persistentes en el Sahel, el auge de los grupos extremistas y las tensiones políticas en el Mediterráneo oriental son algunos de los factores que justifican esta modernización del arsenal marroquí.
Además, este enfoque se inscribe en una voluntad de protegerse contra amenazas potenciales, ya provengan del mar, del aire o de la tierra. La presencia de la aviación marroquí, dotada de cazas de cuarta generación, ofrece una disuasión creíble frente a posibles agresiones.
Las inversiones continuas de Marruecos en defensa no se limitan a la mera compra de armamento. El Reino también busca desarrollar su industria de defensa nacional. Con este objetivo, se están llevando a cabo proyectos de cooperación con empresas internacionales, con el fin de reforzar las capacidades locales de producción y mantenimiento de material militar. Esta orientación hacia la autonomía industrial podría permitir a Marruecos, a largo plazo, reducir su dependencia de las importaciones de armamento, al mismo tiempo que desarrolla tecnologías militares propias.
