Rue20 Español/ Las Palmas de Gran Canaria
Rafael Esparza Machín*
No soy jurista, por tanto, mi análisis lo hago desde el punto de vista histórico y político.
La sentencia se basa fundamentalmente en el derecho de autodeterminación de los pueblos y en la no celebración de un referéndum que determine cuál es la opinión del pueblo saharaui. Es aquí donde, creo, está el error político de la sentencia, ya que no ha tenido en cuenta las siguientes realidades.
1- El caso del Sáhara está viciado en origen. Históricamente, el territorio estaba incluido en el Imperio Cherifiano (actual Marruecos) y así constaba en todos los tratados con las potencias europeas (desde el siglo XV al XX), y como tal, estaba recogido en los mapas franceses, ingleses, alemanes y españoles de la época. Este imperio fue mutilado por el colonialismo franco-español y acabó engrandeciendo a Argelia y creando el conflicto del Sáhara Occidental.
Sin embargo, la ONU de los años 70 lo consideró un territorio a descolonizar y no una reincorporación a la madre patria, cosa que habría sucedido si España hubiese devuelto el territorio en 1956, lo cual no hizo la dictadura franquista.
2- Hoy en día, la ONU se ha dado cuenta del error inicial y ya no habla de referéndum desde 2007. En cambio, aboga por un acuerdo político entre las partes, aceptando como base para el acuerdo el estatuto de autonomía.
3- La no celebración del referéndum se debe a la inexistencia de un censo aceptado por las partes. Esta falta de consenso sobre el censo se debe, en gran parte, a la postura del Frente Polisario y de Argelia, que han boicoteado cuatro de los cinco puntos aprobados para su elaboración. Actualmente, los habitantes de los campamentos no están censados ni tienen el estatuto de refugiados, incumpliendo Argelia con sus obligaciones como país anfitrión y negando a esos habitantes los derechos reconocidos por las Naciones Unidas para los refugiados.
4- La propia sentencia menciona que el Frente Polisario no es el único representante del pueblo saharaui, sino que representa solo a una parte de este. En su texto, el Tribunal Europeo reconoce que «no pudo recabar la opinión de los saharauis…». Sin embargo, dicha opinión podría haber sido obtenida consultando a los representantes democráticamente elegidos por los saharauis que residen en el Sáhara marroquí, quienes constituyen la mayoría. También se podría haber recabado información del Movimiento Saharaui por la Paz, que representa a otra parte del pueblo saharaui. A partir de este momento, podemos decir que el pueblo saharaui está representado, al menos, por las siguientes posiciones:
4.1- Aquellos que han vivido en el antiguo Sáhara Occidental, hoy Sáhara marroquí, desde el origen del conflicto, y aquellos que han regresado al territorio tras haber estado en los campamentos de Tinduf.
4.2- Aquellos que viven en los campamentos de la Hamada de Tinduf, en Argelia, quienes ya no están únicamente representados por el Frente Polisario, sino también por otras corrientes como el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP), que presenta alternativas distintas para resolver el conflicto.
4.3- Aquellos que viven fuera tanto de los campamentos como del Sáhara marroquí, dispersos por diversos continentes, especialmente en países como Mauritania. Estos pueden agruparse en alguna de las dos posiciones anteriores o adoptar cualquier otra postura sobre la cuestión del Sahara.
Me atrevo a cuantificar el número aproximado de personas que se encuentran en las tres posturas anteriores:
A- Los que viven actualmente en los campamentos y que están en el censo español de 1974, o bien lo estaban sus padres, nunca llegaron a 20.000 habitantes (un 27% del censo español). Actualmente, después de los numerosos abandonos de los campamentos desde sus inicios hasta la actualidad, son menos de 16.000 personas. Esto explica la negativa a censar a los refugiados en los campamentos, ya que pondría en evidencia la verdadera composición de la variada población de los campamentos, que es una mezcla de argelinos, mauritanos, marroquíes y sahelianos, acompañados por una pequeña minoría de saharauis procedentes del censo español del 74.
B- Aquellos que viven en el Sáhara marroquí y que nunca abandonaron el territorio (70% del censo español), junto con los retornados (AIDIN) de los campamentos, más de 10.000 desde 1977 hasta la actualidad, representan ahora la gran mayoría, superando el 75% de la población considerada saharaui de derecho. Hoy en día, estas personas votan en partidos políticos o son elegidas en elecciones democráticas para ocupar puestos en las instituciones político-administrativas marroquíes.
C- Por último, están aquellos que viven fuera de los territorios mencionados anteriormente, y que suman menos de 5,000 personas en total. Me consta que una parte importante de ellos está alineada con las posiciones del MSP.
5-Finalmente, los productos de pesca y agricultura producidos en el Sáhara, que son objeto de los acuerdos entre la UE y Marruecos y que han sido mencionados en la sentencia, representan un punto clave. Cabe destacar que no existía actividad agrícola significativa en la época de los españoles, sin embargo, hoy en día estos productos abastecen el mercado interior en algunas frutas y hortalizas, y cuentan además con una gran capacidad exportadora.
6-Actualmente no dispongo de los medios para evaluar con precisión las producciones totales ni la cantidad exacta afectada por el tratado, y por lo tanto, no puedo determinar con certeza su repercusión en el territorio. Sin embargo, lo que es evidente, para quienes conocimos el Sáhara en los años 70 y seguimos visitándolo hasta la fecha, es que el balance de ingresos y gastos en el territorio es claramente favorable a las inversiones realizadas por Marruecos. Estas inversiones abarcan una amplia gama de infraestructuras clave: aeropuertos, carreteras, viviendas, parques eólicos y fotovoltaicos, además de universidades, colegios, el pago de salarios, prestaciones sociales a la población residente, y el funcionamiento del aparato burocrático-administrativo.
7-Conclusión: Todavía persiste en Europa una visión neocolonial con respecto a nuestros vecinos, pero poco a poco se impondrá la realidad multicultural. Este cambio será clave para establecer un nuevo statu quo, más justo, solidario y duradero.
La marroquinidad del Sáhara es un hecho incuestionable y está siendo cada vez más reconocida a nivel internacional. Esto se refleja en la apertura de 32 consulados generales en El Aaiún y Dajla, así como en el apoyo explícito de más de 115 países a la iniciativa de autonomía bajo soberanía marroquí, que se perfila como la única solución viable para este conflicto regional.
Al mismo tiempo, la mayoría de los Estados miembros de la ONU no reconocen la pseudo «RASD» y apoyan el proceso político bajo la égida exclusiva de la ONU, considerado la única vía para alcanzar una solución política definitiva al contencioso regional sobre el Sáhara. Esta tendencia refleja el apoyo creciente a un enfoque realista y pragmático para resolver la cuestión.
Es importante subrayar que la «pseudo RASD» no es más que una manifestación de los intereses geopolíticos y de la agenda hegemónica del país que acoge los campamentos de Tinduf. No tiene ni territorio, ni población, ni gobierno. Además, la gran mayoría de la población saharaui vive en el Sáhara marroquí, donde participa activamente en el desarrollo de la región y en la vida democrática a través de sus representantes locales y regionales, involucrándose plenamente en la gestión de sus propios asuntos.
Este apoyo tanto interno como internacional a la marroquinidad del Sáhara demuestra que el reconocimiento del Sáhara como parte integral de Marruecos es el camino hacia una solución estable y duradera del conflicto.
*Profesor de la ULPGC y experto en el Magreb.