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miércoles, noviembre 27, 2024

Fikri Soussan: Juntos, Marruecos y América Latina, podemos lograr grandes cosas

 


Rue20
Español/ Fez

Entrevistado por Rue20 Español

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En esta entrevista exclusiva para Rue20 Español, Fikri Soussan, profesor del departamento de Estudios Hispánicos en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas Dhar El Mehrez de Fez, analiza las crecientes oportunidades de colaboración entre Marruecos y América Latina. Soussan, experto en las relaciones entre estas regiones, aborda temas como la cooperación económica, el intercambio cultural y educativo, y el papel estratégico de Marruecos como puente entre continentes. La conversación destaca cómo ambas regiones pueden unir fuerzas para construir un futuro más próspero y sostenible.

Profesor Soussan, cuando hablamos de la relación entre Marruecos y América Latina, ¿cuál cree que es el principal reto que ambas regiones deben superar para consolidar esta alianza?

—El principal reto es la falta de conocimiento mutuo. A menudo, las percepciones que tenemos unos de otros están basadas en estereotipos o en una información limitada. Para superar esto, es esencial fomentar un intercambio constante de información y experiencias, tanto a nivel gubernamental como entre las sociedades civiles. Otro desafío es la distancia geográfica, que complica la logística de proyectos conjuntos, pero que puede ser mitigada con el uso de nuevas tecnologías.

Marruecos ha desarrollado una diplomacia activa bajo el liderazgo del Rey Mohamed VI que ha fortalecido sus lazos tanto a nivel regional como internacional. ¿Cómo evalúa usted el impacto de las giras diplomáticas del Rey, especialmente en África y América Latina, en la consolidación de Marruecos como un socio estratégico en estas regiones?

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—Las giras diplomáticas del Rey Mohamed VI han sido fundamentales para posicionar a Marruecos como un actor clave en África y América Latina. Estas visitas no solo han reforzado las relaciones bilaterales, sino que también han permitido la firma de acuerdos estratégicos en áreas como la economía, la seguridad, y la cooperación cultural. En África, por ejemplo, las giras han facilitado la implementación de proyectos de desarrollo conjunto que han beneficiado tanto a Marruecos como a los países africanos. En América Latina, las visitas han abierto nuevas vías de cooperación, fortaleciendo los lazos entre Marruecos y países como Brasil, Argentina y Chile. Este enfoque diplomático proactivo ha permitido a Marruecos consolidar su posición como un socio confiable y estratégico en ambos continentes.

¿Podría compartir un ejemplo concreto de un proyecto exitoso entre Marruecos y un país latinoamericano que ilustre este potencial de colaboración?

—Claro, un buen ejemplo es la cooperación en el sector de las energías renovables entre Marruecos y Brasil. Ambos países han trabajado juntos en proyectos de energía solar y eólica, aprovechando la experiencia de Marruecos en energía solar con la planta de Noor Ouarzazate, una de las más grandes del mundo. Esta colaboración ha permitido a Brasil aprender de la experiencia marroquí en la integración de energías renovables en su matriz energética, y ha abierto la puerta a futuros proyectos conjuntos.

La marroquinidad del Sáhara es un concepto central para Marruecos. Considerando la complejidad de este conflicto, ¿cómo ha logrado Marruecos mantener una postura digna y constructiva ante las provocaciones, y qué lecciones podría aplicar América Latina de esta experiencia?

—Primero, es esencial comprender que el conflicto del Sáhara es complejo y multifacético. Marruecos ha propuesto una solución de autonomía que ofrece un alto grado de autogobierno bajo la soberanía marroquí, un enfoque que ha sido apoyado por numerosos países e instituciones internacionales como una base realista para la resolución del conflicto. Para entender la posición de Marruecos, permítaseme compartir una parábola que ilustra el perfil moral de Marruecos en este conflicto:

“El gobernador de Argelia envió una delegación oficial para presentar un regalo al gobernador de Marruecos. El regalo consistía en desechos y restos de basura, un claro acto de provocación y desprecio. En respuesta, el gobernador de Marruecos envió una delegación oficial con un regalo maravilloso que contenía las mejores riquezas del país, acompañado de una carta escrita a mano que decía: ‘Esto es por la gracia de Dios, cada país tiene lo que Dios le ha otorgado. Ustedes tienen desechos y nosotros tenemos riquezas.'»

Esta historia ilustra la dignidad y la generosidad con las que Marruecos aborda incluso las situaciones más provocadoras. Marruecos siempre ha promovido la paz y el desarrollo en la región, buscando soluciones constructivas y respetuosas. La propuesta de autonomía es una extensión de este enfoque, buscando reconciliar los intereses de todas las partes implicadas y promover una convivencia pacífica y próspera en la región. América Latina, con su rica diversidad y desafíos regionales, puede aprender de este enfoque al tratar con situaciones internas o externas que requieran una postura firme pero pacífica.

La diplomacia marroquí ha logrado avances significativos en el reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara y en la cooperación en temas globales como la lucha contra el terrorismo y el desarrollo sostenible. ¿De qué manera cree que la visión y liderazgo del Rey Mohamed VI han sido determinantes para posicionar a Marruecos como un actor clave en el escenario internacional y en la defensa de sus intereses estratégicos?

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—El liderazgo del Rey Mohamed VI ha sido crucial para establecer una diplomacia marroquí que no solo defiende los intereses nacionales, sino que también contribuye de manera significativa a los esfuerzos internacionales por la paz y la seguridad. La propuesta de autonomía para el Sáhara es un claro ejemplo de cómo Marruecos, bajo la guía del Rey, ha adoptado un enfoque pacífico y constructivo que ha ganado el apoyo de muchos países e instituciones internacionales. Además, Marruecos ha sido un socio clave en la lucha contra el terrorismo y ha establecido alianzas estratégicas en áreas como la inmigración y las energías renovables. Todo esto ha consolidado la posición de Marruecos como un líder regional y un socio confiable en la arena internacional.

La herencia andalusí es un puente cultural que une a Marruecos y América Latina. En su opinión, ¿cómo podemos transformar este legado cultural en un motor de desarrollo económico?

—Podemos hacerlo promoviendo el turismo cultural y el intercambio académico. Por ejemplo, organizar rutas turísticas que resalten la influencia andalusí en Marruecos y América Latina podría atraer a turistas interesados en nuestra historia compartida. Además, la creación de cátedras y programas de estudio conjuntos en universidades de ambos lados del Atlántico puede impulsar el conocimiento mutuo y abrir nuevas oportunidades de cooperación en áreas como la investigación histórica y el desarrollo de industrias culturales.

Hablando de educación, ¿qué programas específicos de intercambio académico o colaboración entre universidades ya están en marcha y cómo podrían expandirse?

—Actualmente, existe un acuerdo de colaboración entre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Euromed de Fez (UEMF), firmado en 2022. Este convenio se enfoca en fortalecer la formación, la investigación, la innovación y la movilidad estudiantil. Las dos universidades comparten un compromiso con el intercambio cultural y la inclusión, lo que facilita la creación de futuros líderes con una visión global. Este tipo de acuerdos tiene un gran potencial para expandirse a otras disciplinas y universidades en América Latina, promoviendo un mayor entendimiento mutuo y el desarrollo conjunto de proyectos.

En términos de política exterior, ¿cómo puede Marruecos aprovechar su experiencia en África para construir alianzas estratégicas más sólidas con América Latina?

—La clave está en el enfoque de Marruecos hacia la cooperación Sur-Sur, que prioriza el respeto mutuo y el beneficio compartido. Marruecos ha aplicado este enfoque con éxito en África, donde ha trabajado en proyectos que benefician tanto a Marruecos como a sus socios africanos, en áreas como la infraestructura y la agricultura. Este mismo modelo puede ser replicado en América Latina, adaptando las estrategias para satisfacer las necesidades específicas de cada país. El objetivo es crear asociaciones en las que todos ganen.

Marruecos ha sido un mediador efectivo en conflictos regionales gracias a su diversidad cultural. ¿Qué lecciones puede compartir con América Latina en cuanto al manejo de la diversidad y la promoción de la paz?

—La diversidad cultural de Marruecos, que incluye influencias árabes, bereberes, africanas y andalusíes, ha sido fundamental para nuestra capacidad de mediar en conflictos. Marruecos ha aprendido a aprovechar esta diversidad para promover el diálogo y la tolerancia. América Latina, con su propia diversidad cultural y desafíos regionales, puede beneficiarse de estas lecciones al fomentar un ambiente de inclusión y respeto mutuo en sus políticas internas y externas. Marruecos puede compartir sus experiencias en la gestión de la diversidad a través de programas de formación y cooperación en la construcción de paz.

El nuevo modelo de desarrollo marroquí ha sido muy comentado. ¿Qué elementos de este modelo cree que son más atractivos para países de América Latina que buscan fortalecer su propio desarrollo?

—Uno de los elementos más atractivos es el enfoque en el desarrollo territorial equilibrado, que busca reducir las desigualdades regionales. Marruecos ha invertido en infraestructura moderna y en el desarrollo de capital humano en regiones que tradicionalmente habían sido menos favorecidas. Este enfoque puede ser especialmente relevante para países latinoamericanos que enfrentan desafíos similares en términos de desarrollo desigual. Además, el énfasis en la sostenibilidad y la promoción de energías renovables puede ser un área clave de colaboración.

Finalmente, si pudiera hacer una predicción sobre el futuro de las relaciones entre Marruecos y América Latina en los próximos 10 años, ¿qué diría?

—Diría que veremos una profundización significativa de las relaciones en todos los niveles: diplomático, económico, cultural y educativo. Marruecos se consolidará como un socio estratégico para América Latina en África y el Mediterráneo, mientras que América Latina verá a Marruecos como una puerta de entrada a estos mercados. Estoy convencido de que las sinergias entre ambas regiones resultarán en un modelo de cooperación Sur-Sur que será un ejemplo a seguir a nivel global.

Muchas gracias por compartir sus ideas y perspectivas.

—El placer es mío. Estoy seguro de que juntos, Marruecos y América Latina, podemos lograr grandes cosas. ¡Hasta la próxima!

 

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