Rue20 Español/ Fez
Mostafa Akalay Nasser*
En memoria de la doctora Leila Mezian Benjelloun, defensora de las artes y la cultura, protectora del patrimonio cultural material e inmaterial Bereber.
«Observar las ciudades puede ser un placer especial, por banal que sea la vista ». Kevin Lynch.
No hay mejor manera de contemplar Rabat que desde las alturas. Ningún mirador es más apropiado que la terraza de la Torre Mohamed VI, el edificio más emblemático de la ciudad. El horizonte se aclara ante la vista panorámica donde las líneas aerodinámicas del arquitecto De La Hoz imponen su arquitectura afrofuturista: un rascacielos de uso mixto aún en construcción en Rabat, a orillas del río Bouregreg, cerca del Grand Théâtre, proyecto imponente diseñado por la difunta arquitecta angloiraquí Zaha Hadid.
Cuando esté terminada La Torre, en 2024, medirá 250 metros por 55 plantas y se destinará a viviendas, hoteles y oficinas. Las oficinas estarán ocupadas por el banco marroquí BMCE Bank, patrocinador del proyecto. Las cuatro plantas superiores albergarán un observatorio.
Diseñada por el arquitecto español Rafael de La Hoz en un estilo «afrofuturista» que combina fundamentos utópicos como Wakanda (el país ficticio africano más avanzado tecnológicamente de la Tierra), y que puede interpretarse como la representación de una tendencia estética compartida por las sociedades africana, amazigh (Bereber) y mediterránea, con una apariencia contemporánea: La Torre Mohamed VI, un géiser tecnológico y simbólico que surge del suelo y apunta al cielo.
En otras palabras, un rascacielos de perfil elíptico para unos, de pura silueta para otros; en cualquier caso, el rascacielos más alto de Marruecos. En palabras de su creador, representa una revolución en el concepto de construcción en altura en una ciudad Rabat que lucha por consolidarse como capital africana.
El arquitecto cordobés explicó que La Torre Mohamed VI tendrá una base de locales comerciales, sobre la que se construirá La Torre propiamente dicha, que constará de tres partes : oficinas, pisos residenciales y un hotel de lujo en la parte más alta. La Torre tendrá forma de lápiz, «con una doble curvatura», y el proyecto incluye también un podio de hormigón armado de dos niveles de 26.650 m² con cubierta de acero. Las estructuras de La Torre están diseñadas para resistir fuertes vientos, sacudidas sísmicas y posibles inundaciones del cercano río Bouregreg. La resistencia de La Torre procede de un núcleo de hormigón armado al 70% y una estructura de acero Vierendeel al 30% en la fachada. Los cimientos están formados por una balsa de 3,5 m de grosor y 104 cimientos profundos tipo «barritas», mientras que el podio se sustenta sobre 1.800 zapatas de hormigón.
A la pregunta de si La Torre es utilitaria u ornamental-las dos tendencias que, en su opinión, definían la arquitectura del siglo XX-, Rafael de La Hoz respondió que había intentado que la Torre fuera «expresiva en su estructura» y, al mismo tiempo, «cercana a los que van a vivir en ella». Con su esbelta estructura, que requirió 13.000 toneladas de hormigón para sus cimientos y 8.520 toneladas de armazón metálico.
El sistema estructural adoptado es un tubo–dentro-de-un-tubo, formado por un núcleo interior de hormigón y un tubo exterior metálico que, tras varios estudios, adoptó una configuración de tubo rígido. Los forjados están formados por una estructura mixta, constituida por vigas metálicas dispuestas radicalmente y una losa de chapa.
Los edificios de gran altura requieren configuraciones estructurales robustas y sistemas de construcción complicados, y La Torre Mohammed VI presenta además una serie de características notables. Su ubicación en un estuario exigió cimentaciones profundas adaptadas a las condiciones geotécnicas, utilizando módulos de muros pantalla de 65 m de profundidad.
Para ello, el núcleo de los flujos verticales (ascensores y escaleras) está colocado de forma excéntrica, al igual que todos los espacios técnicos situados en el lado sur de cada planta, reforzando la continuidad y la verticalidad de La Torre. Esta configuración tubular también ha permitido revestirla fachada con paneles fotovoltaicos.
La firme intención del arquitecto Rafael de La Hoz es construir un rascacielos del siglo XXI, síntesis de todos los conocimientos arquitectónicos, con un complejo conjunto de simbolismos y visualizaciones afrofuturistas. La forma de La Torre Lápiz marca unalínea curva.
Entre los arquitectos españoles en activo de la actualidad, De La Hoz es, en nuestra opinión, el representante más visto de un movimiento en el que la arquitectura navega entre lo moderno y lo tradicional. Es a la vez un investigador apasionado y un profesional comprometido, convencido de la necesidad de desarrollar una nueva arquitectura para reinventar un arte de construir que esté en sintonía con la arquitectura popular local y moderna.
De la Hoz describe su proyecto de Rabat como una aportación puramente marroquí a la arquitectura contemporánea: «Hemos integrado modernización y racionalización». Rafael de La Hoz podría considerarse el gran ecléctico de la arquitectura contemporánea española, una personalidad compleja atraída por temas tan variados como el exotismo de Wakanda, la vanguardia y la ingeniería.
Su impresionante obra, que comenzó a finales de la década de 1980 con su padre, sigue siendo relevante y resuena hasta bien entrado el siglo XXI. Como artista, inventor y arquitecto, exploró muchos estilos, desde el utilitarismo hasta el futurismo. La geometría y las líneas planas también desempeñanun papel muy importante en su obra.
Siguiendo los pasos de Gaudí en su proyecto inédito : Las misiones católicas de Tánger, Rafael de La Hoz también se inspiró en las formas arquitectónicas africanas (Wakanda) y amazigh (Las Kasbahs del Atlas) para diseñar su gran obra en Rabat : la Torre Mohamed VI, un edificio altamente tecnológico, sostenible y respetuoso con el medio ambiente que no deja indiferente a nadie.
*Director de Esmab UPF FEZ.