Rue20 Español/ Casablanca
Con la mirada puesta en la Copa del Mundo de 2030, Marruecos ha iniciado una ambiciosa aceleración de proyectos estratégicos que buscan transformar al país en un referente mundial. Este esfuerzo no solo responde al orgullo de ser anfitrión de uno de los eventos deportivos más importantes del planeta, sino también al compromiso de consolidar su posición en el escenario internacional como un representante clave del continente africano.
El gobierno marroquí, bajo la dirección de Aziz Akhannouch, ha delineado una visión clara para los próximos seis años, con la intención de garantizar que el Reino esté a la altura de las expectativas. Dentro de esta estrategia, el proyecto de ley de finanzas de 2025 emerge como un pilar fundamental. Este proyecto se centra en preparar las ciudades que albergarán los partidos del Mundial, asegurando que su infraestructura, servicios y atractivo estén a la altura del evento.
Las ciudades seleccionadas, como Casablanca, Rabat, Agadir, Marrakech, Fez y Tánger, serán objeto de mejoras significativas. Estas urbes no solo fortalecerán sus capacidades deportivas, sino que también verán una transformación integral en sus infraestructuras urbanas y en la calidad de vida de sus habitantes. La visión del gobierno incluye la modernización de las administraciones locales y el refuerzo de la cooperación entre las diferentes regiones y el Estado, en un esfuerzo por mejorar la gobernanza y asegurar un desarrollo equilibrado y sostenible.
Un aspecto crucial de este plan es la gestión eficiente de los recursos. Akhannouch ha enfatizado la importancia de una administración rigurosa del presupuesto destinado a estos proyectos, evitando excesos y asegurando que cada inversión tenga un impacto duradero. En este contexto, se fomenta la colaboración entre el sector público y el privado, buscando maximizar los beneficios económicos a largo plazo, no solo durante el Mundial, sino también en los años posteriores.
La financiación de estos proyectos será un desafío que Marruecos está dispuesto a enfrentar. La ley de finanzas de 2025 establecerá las bases para un uso prudente y eficaz de los recursos, priorizando aquellos proyectos que tengan un impacto significativo en la infraestructura de transporte, capacidad hotelera y otros servicios esenciales para los visitantes. La participación del sector privado será clave, especialmente en áreas como la construcción de hoteles, la mejora de las redes de transporte y el desarrollo de servicios para los aficionados que llegarán de todo el mundo.
El éxito de este ambicioso plan no solo se medirá por la calidad de las infraestructuras construidas, sino también por su capacidad para generar un legado económico y social que perdure más allá del evento. El gobierno marroquí está decidido a que cada inversión realizada en el marco de la Copa del Mundo de 2030 contribuya a un futuro más próspero para las regiones anfitrionas y, en última instancia, para todo el país.
Así, Marruecos se prepara para un Mundial que promete no solo ser un espectáculo deportivo, sino también una oportunidad para mostrar al mundo su capacidad de organización, su hospitalidad y su determinación para seguir avanzando hacia el desarrollo y la modernidad. Un evento que, sin duda, marcará un antes y un después en la historia del Reino y en su proyección internacional.
