Rue20 Español/ Rabat
En un mundo donde el deporte internacional une a las naciones, fomentando la unidad y la colaboración, Marruecos, España y Portugal han presentado una magnífica candidatura conjunta para albergar la Copa del Mundo de la FIFA 2030. Sin embargo, hay algo más significativo que resalta en la presentación de la FIFA: el mapa. Un mapa que reconoce una realidad innegable y que parece ser un varapalo al régimen militar argelino.
En este mapa, Marruecos aparece con todo su territorio, incluyendo su Sáhara. Pero lo más significativo y hermoso del asunto es que la palabra «Morocco» está situada en nuestra región del sur, destacando de manera indiscutible la soberanía marroquí sobre esta área. Esta representación cartográfica no es sólo una afirmación de los derechos históricos y legítimos de Marruecos, sino también un reflejo del reconocimiento internacional creciente de esta realidad.
Argelia es la tierra donde un régimen militar gerontocrático se aferra al poder con la tenacidad de un hombre que se ahoga y se agarra a cualquier cosa. Mientras Marruecos mira hacia adelante, construyendo puentes con Europa y proponiendo 34 instalaciones de última generación y campos de entrenamiento, Argelia se encuentra en un estado lamentable de regresión, atrapada en una distorsión temporal donde la diplomacia internacional aún se ve a través del prisma de las tácticas de la Guerra Fría.
Nuestro amado Marruecos se ha asociado con naciones dinámicas, con el objetivo de mostrar el poder cultural e infraestructural del Magreb. Nos mantenemos firmes con nuestros seis estadios listos para recibir al mundo. España ofrece 11 y Portugal contribuye con tres. Mientras tanto, Argelia observa desde la barrera, cuidando su ego herido tras otro desliz diplomático.
No olvidemos el último espectáculo: el apoyo oficial francés de la soberanía marroquí sobre el Sáhara. En un arranque de indignación teatral, Argelia retiró a su embajador de París, como si retirar a unos cuantos diplomáticos pudiera revertir el curso de la historia.
Los gobernantes militares de Argelia, esos autoproclamados guardianes de la rectitud, han vuelto a demostrar su talento para el aislamiento internacional. ¿Instruirán ahora a su federación de fútbol a retirarse de la FIFA en protesta, imitando su patético intento de relevancia tras retirar a su embajador de Francia?
La realidad es clara y el mapa de la FIFA lo confirma: el Sáhara es marroquí. La Copa del Mundo 2030 será un testimonio no sólo de la capacidad organizativa y hospitalaria de Marruecos, sino también de una realidad geopolítica que Argelia se niega a aceptar. Mientras el mundo avanza, algunos prefieren quedarse atrás, aferrados a sus ilusiones y resistiéndose al cambio. La historia, sin embargo, no espera a nadie.
