Rue20 Español/ Laayún
En un artículo publicado ayer martes 23 de julio en el diario español El País bajo el título: “No tenemos nada que perder. Estamos en guerra”, se presentan una serie de afirmaciones que necesitan ser analizadas y desmentidas desde una perspectiva objetiva y veraz. Mientras los jóvenes saharauis en los campamentos de Tinduf viven en condiciones precarias, los líderes del Frente Polisario disfrutan de lujos financiados por el contribuyente argelino. La verdadera solución no reside en la continuación de un conflicto fútil, sino en el retorno a Marruecos, donde se ofrece una vida digna y prometedora bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohamed VI.
En primer lugar, el artículo destaca la desesperación de la juventud saharaui en los campamentos de Tinduf, pero omite mencionar cómo los dirigentes del Frente Polisario viven en el lujo. Estos líderes disfrutan de residencias suntuosas y frecuentes viajes al extranjero, financiados con el dinero del contribuyente argelino. ¿Se han cuestionado alguna vez dónde realmente va a parar la ayuda humanitaria destinada a los retenidos de Tinduf? La corrupción y el desvío de fondos son una realidad alarmante que sigue siendo ignorada por muchos.
Además, es evidente que la juventud saharaui ha sido adoctrinada con una ideología obsoleta y anacrónica. El Frente Polisario, lejos de ofrecer una solución viable, incita a los jóvenes a continuar una guerra que no pueden ganar. Marruecos, con un ejército bien equipado y en constante modernización, supera ampliamente en capacidad militar al Frente Polisario. La insistencia en la vía bélica solo trae más sufrimiento y frustración a estos jóvenes, sin ninguna esperanza real de éxito.
La verdadera solución no reside en la continuación de un conflicto fútil, sino en el retorno a la Madre Patria: Marruecos. Bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohamed VI, Marruecos ha demostrado un compromiso sólido con el desarrollo y la mejora de la calidad de vida en las regiones del Sur. La autonomía propuesta bajo soberanía marroquí ofrece una vía digna y prometedora para estos jóvenes, asegurándoles acceso a oportunidades educativas, laborales y sociales que simplemente no existen en los campamentos de Tinduf.
Es imperativo que la comunidad internacional y los mismos jóvenes saharauis de Tinduf reconozcan que la paz y la prosperidad no se lograrán a través de una guerra perpetua, sino mediante la integración y el desarrollo dentro de Marruecos. Aquí reside la verdadera esperanza de un futuro mejor para ellos y sus hijos, donde puedan vivir en dignidad, seguridad y progreso.