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El Abbas Tahri Joutey Hassani
Marruecos y España mantienen estrechas relaciones económicas, caracterizadas por una creciente cooperación en diversos sectores, especialmente en la agricultura; sobre todo que el Reino de Marruecos es el segundo socio no europeo —extracomunitario—, y el primer socio africano de España.
No es casualidad que Marruecos haya elegido a España como país invitado de honor en la 16.ª edición del SIAM —inaugurado el pasado lunes, 22 de abril, y clausurado este domingo, 28 del mismo—, siendo uno de los mayores eventos mundiales dedicados a la agricultura.
Se trata más bien del reflejo de una fructífera colaboración entre ambos países; especialmente en los ámbitos de la agricultura, los recursos hídricos y el medio ambiente.
Esta designación también pone de manifiesto el compromiso constante del Reino de Marruecos por reforzar y profundizar estos lazos multidimensionales; particularmente en materia de cooperación económica y comercial.
En el corazón de los intercambios entre estas dos naciones vecinas, la agricultura se impone como un elemento crucial; formando así la base de su desarrollo mutuo.
Estrechamente vinculados por la proximidad geográfica y el clima mediterráneo similar, Marruecos y España comparten sistemas agrícolas que se enfrentan a los mismos desafíos, como la gestión del agua, las condiciones climáticas cambiantes y la competencia mundial.
En efecto, los intercambios comerciales entre Rabat y Madrid alcanzaron un nivel notable en 2023, elevándose a 17.400 millones de euros, lo que supone un aumento del 7 % con respecto al año anterior.
En cuanto a las exportaciones de frutas y hortalizas de Marruecos a España, éstas han experimentado un crecimiento fulgurante, registrando un aumento significativo del 45 % hasta alcanzar los 1.430 millones de DH en enero de 2024, según indican datos ministeriales.
Esta misma tendencia se dibuja a nivel de las salidas de las trabajadoras agrícolas de temporada hacia España, que evolucionan positivamente.
Este año, no menos de 16.000 mujeres marroquíes procedentes del medio rural de todas las regiones de Marruecos, se han beneficiado de la oportunidad de trabajar en España en las regiones de Huelva, Albacete, Segovia y Cantabria por un periodo de 3 a 9 meses.
Esta operación, que se inscribe en el marco de la aplicación del acuerdo bilateral entre Marruecos y España en materia de mano de obra, firmado el 25 de julio de 2001, está enmarcada en particular por la ANAPEC.
Sin embargo, las relaciones agrícolas entre Rabat y Madrid están a veces sujetas a turbulencias.
A lo largo del primer trimestre del año en curso, los agricultores españoles se concentraron en las autopistas, bloquearon la circulación e incluso llegaron a volcar cargamentos de frutas y hortalizas procedentes de países extracomunitarios; entre los que se encontraba, sobre todo, Marruecos.
Es que estos agricultores ven en sus homólogos marroquíes competidores desleales; cuyos productos no cumplen las exigencias reglamentarias de España.
Una acusación fuertemente contestada por la parte marroquí, en particular la Confederación Marroquí de Agricultura y Desarrollo Rural [COMADER] y la Oficina Nacional de Seguridad Sanitaria de los Productos Alimentarios [ONSSA]; que han defendido con uñas y dientes la calidad de los productos exportados por el Reino.
En cambio, lo que más importa es que ambos países logren, casi siempre, superar estos bloqueos y tensiones; manteniendo relaciones agrícolas funcionales.
En una entrevista concedida a MAP en vísperas de la inauguración del SIAM, el ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, destacó que «la cooperación entre ambos países se desarrolla constantemente, con un aumento muy significativo de los intercambios comerciales que han experimentado un alza del 40 % durante los últimos cinco años».
Asimismo, aseguró que «esto ha permitido a España situarse como el primer socio comercial de Marruecos, resultado del que estamos muy orgullosos».
En la misma línea, Luis Planas ha hecho referencia al notable desarrollo de los intercambios agroalimentarios.
«Las exportaciones de España a Marruecos han alcanzado los 1.155 millones de euros, cifra que se ha más que duplicado en los últimos cuatro años, lo que refleja claramente el nivel de progresión en este ámbito, pero que aún está por debajo de nuestras aspiraciones», se congratuló.
En cuanto a las inversiones españolas en el sector agrícola en Marruecos, Planas ha destacado que España está muy presente en Marruecos en este ámbito; señalando que «este año participan en el SIAM 35 empresas españolas».
«Las exportaciones españolas han progresado a un ritmo sostenido gracias, por un lado, a la competitividad de los productos españoles y, por otro, al proceso de apertura del país y a su posición como destino atractivo para las inversiones extranjeras. En 2023, las exportaciones españolas de productos agroalimentarios y del mar a Marruecos constituyen el 1,6 % del total de las exportaciones ibéricas, mientras que las de Marruecos a España representan el 3,9 % de las importaciones españolas. Somos el primer socio comercial de Marruecos y podemos mejorar aún más los intercambios y las inversiones en proyectos agrícolas innovadores a través de un uso más inteligente de los recursos, en particular del agua», detalló.
Por otra parte, las relaciones entre ambas naciones no se limitan a la agricultura, sino que se extienden a otros sectores con éxito.
Además de los productos agroalimentarios, los intercambios comerciales entre Rabat y Madrid abarcan el material electrónico, los productos de confección femenina, los equipos, los componentes y accesorios para automóviles; así como los combustibles y lubricantes.
Por lo demás, ambos países han reforzado su cooperación en materia de lucha contra la migración irregular de forma significativa en los últimos años.
Esta colaboración ha permitido en 2023 frustrar más de 27.000 intentos de migración hacia España.
Tanto en el plano económico como en el político, Marruecos y España mantienen profundos lazos moldeados por la proximidad geográfica y cultural entre ambas naciones.
Estos vínculos deberían reforzarse en los próximos años gracias a la coorganización con Portugal de la Copa del Mundo 2030.
Más allá del aspecto deportivo, esto demuestra una visión compartida de un futuro en el que la colaboración transfronteriza es esencial para afrontar los retos comunes y promover el desarrollo socioeconómico.
