Rue20 Español/ Larache
Meryem Ghoua
Aún queda tiempo para que terminen de definirse las sedes del Mundial 2030 que se disputará en Marruecos, España y Portugal y las ciudades candidatas siguen sumando fuerzas para ser una de las elegidas.
Málaga, con su estadio La Rosaleda, es una de las ciudades que lucha para albergar un partido del Mundial. Sin embargo, el secretario general para el Deporte de la Junta de Andalucía, José Arribal, dejó un mensaje de prudencia sobre la candidatura de dicho estadio y la CDM-2030.
«Las condiciones de Málaga son inmejorables. No estamos en posición de vender la piel del oso antes de cazarlo. Hay un trabajo diario muy intenso para seguir definiendo lo que queremos hacer, tiene que ser un proceso continuo», dijo Arribal a los micrófonos de Radio Marca Málaga.
Arribal añadió que este no es el momento de «descorchar el champán» y que es un «acontecimiento de los que te sitúan en el mundo. Nos estamos vaciando»,
En la Rosaleda trabajan arduamente para convertirlo en sede del Mundial. El proyecto de su remodelación supondría una inversión de más de 70 millones y el aforo del estadio se elevaría a 45.000 espectadores.
«Las piezas del puzzle se centran en de qué manera podemos mejorar la infraestructura para atraer capital externo y darle el mejor servicio al público. Su rentabilidad está absolutamente garantizada», reveló el secretario.
Arribal habló también sobre la ubicación del estadio de Martiricos y confirmó que por ahora se está abandonando la fórmula de que «las instalaciones se vayan al extrarradio» porque cuesta mucho darle uso diario y señaló que hay que buscar que sea «una actividad que regenere la actividad de la ciudad. La idea no solo es que la ciudad, sino que la infraestructura dé la posibilidad de darle nuevos usos».
«Málaga ha hecho cosas muy bien, pero hay margen de mejora. La ampliación de La Rosaleda no es el fin, es un medio», sentenció.
De esta forma, los pasos de la ciudad de Málaga, tal como Valencia y otras grandes ciudades, parecen ser lentos y tropezados. Estos tropiezos ponen más difícil realizar el sueño de ser ciudades mundialistas en 2030.