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Ismail El Khouaja
En medio de una crisis energética disparada por la subida de los precios de gas con 7 puntos, y ante el posible cierre del Gasoducto Magreb Europa (GME) por parte del régimen militar argelino, Marruecos y España buscan alternativas para reconducir la situación.
La descartada renovación del contrato de GME, de 1400 kilómetros de longitud y que discurre por territorio marroquí, que vence este 31 de octubre 2021, ha derramado mucha tinta tanto en la prensa española como la marroquí.
El País considera el GME «una infraestructura clave» no sólo para Marruecos sino que es tan importante para España que, en caso de no encontrar alternativas, va a pasar un invierno complicado, principalmente en caso de disfunción del otro Gasoducto Medgaz que transporta cuarta parte del gas que llega a España.
España se encuentra en una situación complicada. De una parte, el país está en fase de reconciliación con Marruecos al que ha puesto como alternativa revertir gas a la inversa, es decir desde España a Marruecos. De otra parte, España sabe que esta decisión podría desatar una crisis con el régimen militar argelino que está dispuesto a hacer lo que sea para que no llegue gas a Marruecos.
Además, España solo ha garantizado parte del suministro y eso le hará difícil revertir gas a Marruecos. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, viajó ayer a Argel para hacer convencer al régimen militar las graves consecuencias que conducirá su incomprensible decisión. De momento, nada se cambiado.
Lo que sí ha cambiado es que España ha perdido 20 puntos (79%) en cuanto a los niveles de reservas, en comparación con 95% del año pasado, según desveló Gas Infraestructure Europe (GIE), y el cierre de GME le acarreará más problemas.
El régimen militar está cegado por su inexplicable odio a su vecino Marruecos. Su decisión de tirar por la ventana 25 años de cooperación tripartita tiene graves consecuencias no sólo para España y Marruecos sino también para la misma Argelia, que está atravesando una aguda crisis interna que ha llevado a miles de argelinos subir pateras de muerte en busca de una vida mejor.
El medio marroquí Hespress destacó que Argelia es la que va a sufrir más con el cierre. El diario recalcó que 87% de los ingresos de Argelia depende de la exportación de gas natural al exterior, y el gasoducto que pasa por Marruecos juega un papel clave en estos ingresos, porque sigue siendo menos costoso para Argelia que utilizar su línea que pasa por el mar directamente a España.
De hecho, el cierre de este gasoducto no está a favor de nadie. Y ante la resignación del régimen militar, Marruecos y España están obligados a buscar otras alternativas para evitar sorpresas en esta temporada de frío que afecta más al país europeo. No cabe olvidar que Europa importa el 90% del gas que se consume en su territorio.
Marruecos sabe de antemano que de un régimen militar no hay que fiarse tanto y la política de meterlo todo en una cesta no es conveniente, por eso el país magrebí ha puesto en marcha varios proyectos energéticos cuyos frutos sacará en el futuro próximo, como el mayor cable eléctrico transnacional en el mundo mediante el cual Marruecos proporcionará electricidad a Reino Unido y otros países europeos.
Hasta entonces, Marruecos estudia otras alternativas como revertir gas desde Rusia o desde los países del Golfo que esta semana han apoyado desde la ONU la marroquinidad del Sáhara.