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domingo, noviembre 24, 2024

Cuando Beckenbauer respaldó la candidatura de Marruecos para el Mundial

 

Rue20 Español/Tánger

El Abbas Tahri Joutey Hassani

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En diciembre de 2002, una relevante visita relámpago llegó de improviso a Marruecos; una leyenda viva del fútbol mundial había arribado al país para una misteriosa misión. Se trata de nada menos que Franz Beckenbauer, el mítico exjugador y técnico alemán conocido como el ‘Káiser’. Sin embargo, sus motivos iban más allá del placer de unas vacaciones en el norte de África; detrás de su mediático viaje al Royal Golf Club de El Yadida se escondía un objetivo de gran trascendencia para el fútbol marroquí. ¡Algo que dejaría boquiabiertos a propios y extraños en los años venideros!

El ‘Emperador’ germano buscaba energías adrenalínicas lejos de las canchas; en aquel invierno del 2002, Franz Beckenbauer tomó su palo de golf y viajó al Royal Golf Club de El Yadida, Marruecos. Con el oleaje del Atlántico de fondo, aseguró que «Marruecos está mejor preparada que Sudáfrica para albergar este evento y haré todo lo posible para apoyar su candidatura [para el Mundial del 2010]».

Figura legendaria del deporte rey; considerado uno de los mejores marcadores defensivo-centrales de la historia, elevando incluso la posición del líbero a nuevos niveles. El ‘Káiser’ fue recibido con las puertas abiertas por las autoridades marroquíes, incluido el gobernador de la región en ese momento, Mohammed El Fassi.

El sueño de Marruecos de organizar una Copa del Mundo empezó en 1994; siguió intentándolo en 1998, 2006 y 2010. Sin embargo, Beckenbauer no tuvo suficiente poder de convencimiento. Sudáfrica se llevó aquel torneo donde España levantaría su primera estrella mundial tras vencer a Holanda en la gran final. Después se les negarían los Mundiales de 2018 y 2026, ¡hasta conseguir el de 2030, junto con España y Portugal!

Marruecos lamenta, por igual, la partida de uno de sus mayores baluartes para demostrar su talento futbolístico al mundo. Beckenbauer expiró en Salzburgo, el pasado 8 de enero, del año 2024, luego de batallar contra una enfermedad que para todos es una lucha larga y dolorosa presenciar.

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El Káiser dejó su huella en la historia del balompié universal; tanto dentro como fuera de las líneas. Sus botines y chándal bautizados como él por Adidas continúan siendo una pieza codiciada en el mercado; un ídolo que traspasó fronteras con su elegancia y visión para dirigir el juego.

El recién malogrado supo brillar en su querido Bayern Múnich, donde coleccionó titulos domésticos y alcanzó el máximo honor continental en 3 oportunidades durante la década del 70. Su capacidad de liderazgo y lectura anticipada del partido le valieron su apodo de «Emperador»; un estratega nato que escribió páginas doradas en el fútbol alemán.

Beckenbauer dominaba el mediocampo con elegancia y visión; leía el juego como ningún otro, dirigiendo las acciones desde atrás con maestría. Mientras muchos centrales usaban fuerza bruta, el Káiser deslumbraba con su calidad en el trato de balón.

Su habilidad y liderazgo rompían paradigmas, convenciendo de que un defensor podía ser tanto un estratega como un talento ofensivo. Con confianza y sutilidad, anotaba goles que muy pocos en su puesto se atrevían a intentar; Sergio Ramos lo reconoció: «Es un honor ser comparado con Beckenbauer».

En la selección alemana, su presencia resultaba igual de decisiva; en la Copa del Mundo de 1974, guió a la Mannschaft hacia la gloria continental. Desde el fondo, orquestraba el ataque como el mejor director de orquesta, incluso anotando en la final ante los Países Bajos.

Con frialdad e inteligencia, logró llevar a sus compañeros a la cima. Su liderazgo en la retaguardia fue la clave que abrió las puertas del título mundial en tierras germanas; así, Beckenbauer marcó una era en el fútbol, imponiendo su sello de distinción táctica y categoría.

Luego de colgar los botines, el Káiser siguió demostrando su maestría desde el banquillo; habiendo dirigido a Alemania en la década del 80 con mano firme y mente brillante.

En 1990 alcanzó la gloria máxima al consagrarse campeón del mundo como DT; con su estilo rápido y ofensivo, devolvió la Copa a su país natal de la mano de Italia 90.

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Beckenbauer también jugó un rol clave en la organización del Mundial de Alemania 2006: aportó su vasta experiencia para hacer de ese torneo un éxito organizativo y deportivo. Si bien luego sería investigado por pagos irregulares.

Su capacidad de liderazgo y lectura de juego lo hicieron único tanto dentro como fuera de la cancha; un ganador nítido que pudo adaptarse a cada desafío con maestría y prestancia. Dejó un legado memorable en el fútbol mundial.

A nivel de clubes, el Káiser forjó su leyenda vistiendo la camiseta del Bayern Múnich; con los bávaros cosechó un historial repleto de conquistas, ganando la Bundesliga en múltiples ocasiones.

No obstante, lo más capital fueron sus 3 Copas de Europa consecutivas en la década de los 70, reinando en Europa e imponiendo un claro dominio internacional. Su genio fue clave para elevar al Gigante de Múnich a lo más alto.

Más tarde, emigró a Norteamérica para lucirse en las canchas del Cosmos de Nueva York; compartió equipo con enormes figuras, llevando su magia al público estadounidense. Dejó una marca imborrable en la siempre competitiva MLS.

Con sus logros y su estilo único, Beckenbauer tatuó señas de oro en la historia del balompié mundial. Fue un innovador, y un visionario que revolucionó el puesto de zaguero; ¡siempre un ganador indiscutible!

A lo largo de los años, Marruecos perseveró en su objetivo de albergar un Mundial de Fútbol y mostrar sus capacidades organizativas; si bien en las primeras décadas no tuvo éxito en sus candidaturas, no se rindió en su empeño.

Finalmente, en 2030 sus esfuerzos dieron frutos al obtener de manera conjunta, junto a España y Portugal, la sede de la Copa Mundial de ese año. De esta forma, Marruecos cumplirá el sueño que buscaba desde 1994 y se convertirá en el primer país del norte de África en recibir esta competición.

El apoyo de Franz Beckenbauer en vida significó mucho para los esfuerzos de Marruecos por albergar un Mundial; la figura y palabra del legendario Káiser tuvieron un peso relevante cuando respaldó la candidatura marroquí para 2010.

Aunque en esa oportunidad no se logró la sede, el respaldo de esta leyenda sentó un precedente; demostró que en Marruecos había condiciones para organizar un evento de esta envergadura, y se tenían las capacidades requeridas.

Los ideales de visión y liderazgo que caracterizaron a Beckenbauer, tanto dentro como fuera de la cancha, parecen haber influido en que Marruecos no desistiera de su sueño mundialista; su memoria seguramente estará presente cuando el país acoja la Copa del Mundo 2030, sellando así el legado del gran Káiser del fútbol.

 

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