Rue20 Español/ Tánger
HIRI Abdelhak*
Una mujer prácticamente centenaria dijo: “cómo te ven te tratan, te ven mal te maltratan…” Y esto podría aplicarse al campo de la política: cómo son vistos los gobernantes y/o posibles precandidatos a la presidencia está sujeto a la construcción de la imagen de cada uno de ellos y a la difusión que los medios de comunicación les dan a los resultados de las encuestas (entendidas como una fuente confiable y válida que refleja la voluntad popular) ya que, si no existiera esa mediación el público/ciudadano elector no podría acceder a esa información.
Entiendo ese maltrato como la respuesta del ciudadano elector a través de las urnas, sería la consecuencia de haber visto reflejada una imagen negativa de acuerdo a las encuestas.
Los medios de comunicación tienen la capacidad de crear sentidos y actuar de manera influyente en el espacio público. La difusión de los resultados de las encuestas de opinión va conformando el sentido social, de manera tal que el público/ciudadano elector, en la medida que ve reflejada la voluntad popular, decidirá a quién votar en los comicios.
En las dos últimas elecciones presidenciales de Argentina (2015 y 2019) los resultados de las encuestas de opinión pública sobre imagen e intención de voto coincidieron con los resultados electorales. Si bien, es evidente una variación en los porcentajes, en términos generales, hay una correlación entre quienes mantienen mayor porcentaje en imagen positiva y quiénes resultaron electos. Sin ánimos de volver a la Mass Communication Research considero que esta situación podría marcar una tendencia para las elecciones presidenciales de 2023, que, a diferencia de las anteriores, se observa la puja de un tripartidismo.
A ocho días de realizarse la segunda vuelta las elecciones presidenciales en Argentina hay medios de comunicación que difunden periódicamente los resultados de las encuestas de opinión sobre la imagen de quienes se especula serían los posibles precandidatos a la presidencia en el año 2023. De igual manera, el resultado de estos datos tuvo gran protagonismo en las dos últimas elecciones presidenciales. Teniendo en cuenta los datos de las encuestas realizadas en el año 2015 y 2019 podemos suponer que, hasta el momento, no hay un panorama claro de cuáles serían los candidatos más aceptables de acuerdo a los estudios de opinión.
Las encuestas de opinión pública tienen una doble función: retroalimentar a los candidatos/funcionarios con información para que construyan o reconstruyan su imagen (lo visible y lo decible) y hacer visible a ese público cuál es la opinión de la “opinión pública” a partir de la cual también va a tomar decisiones de cara a los comicios apoyando o no a X candidato.
Pareciera ser un círculo vicioso, en el cual nuestras opiniones se forman a partir de los discursos de los funcionarios/candidatos que los medios de comunicación deciden visibilizar y darle relevancia; y al mismo tiempo recibimos la opinión de los estudios de opinión pública mediatizados por los medios de comunicación (valga la redundancia). A su vez, explican que las opiniones de la opinión pública influyen en la toma de decisiones políticas y la acción gubernamental. Esto refuerza la idea sobre la potencial influencia de las encuestas de opinión pública difundidas a través de los medios masivos de comunicación en la toma de decisiones electorales.
Si esta influencia fuera cierta, ¿estaremos tomando decisiones con base solo en la opinión de unos pocos que se proyecta como representativa de la voluntad general y que a su vez es lo que los medios masivos deciden mostrarnos?
*Profesor investigador en Instituto Superior Internacional de Turismo de Tánger