Rue20 Español/ Mohammadia
T. S.
Christophe Lecourtier, embajador de Francia en Rabat, no tiene quien le reciba. La crisis diplomática y política entre Marruecos y Francia ha convertido al embajador francés casi en una persona non grata aquí, precisamente, en Rabat.
El embajador francés se suma a su presidente, Emmanuel Macron, quien se convirtió también en persona non grata en Marruecos y en varios países africanos.
El Rey Mohammed VI recibió hoy a varios embajadores extranjeros. El embajador francés brilla por su ausencia. Es verdad que el embajador francés presentó sus cartas credenciales a Nasser Bourita, Ministro de Exteriores, pero sigue sin ser recibido por el Rey.
El Rey Mohammed VI recibió, hoy lunes en el Palacio Real de Rabat, a varios embajadores extranjeros, que vinieron a presentar al Soberano sus credenciales como embajadores plenipotenciarios y extraordinarios de sus países en el Reino.
Se trata de Jesper Kammersgaard, Embajador del Reino de Dinamarca; Cheikh Abdullah Bin Thamer Mohammed Thani Al Thani, Embajador del Estado de Catar; Mohamed Iliassa Yahaya, Embajador de la Unión de las Comoras; José Renato Salazar Acosta, Embajador de la República de Colombia; Mohamed Douhour Hersi, Embajador de la República de Yibuti; Hideaki Kuramitsu, Embajador del Imperio de Japón; Esayas Gotta Seifu, Embajador de la República Democrática Federal de Etiopía; Robert Dölger, Embajador de la República Federal de Alemania; Victor Hugo Ramon Paniagua Fretes, Embajador de la República de Paraguay; Salaad Ali Ibrahim, Embajador de la República Federal de Somalia; Mouda Omar Hadj Attoum Al Badaoui, Embajadora de la República de Sudán; Vladimir Baybakov, Embajador de la República de Rusia; Tomas Antonio Guardia Williamson, Embajador de la República de Panamá; Namory Traore, Embajador de la República de Guinea.
La audiencia tuvo lugar en presencia del ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero, Nasser Bourita, y del chambelán del Rey, Sidi Mohamed El Alaoui. No aparece el embajador francés.
La ausencia del embajador francés confirma la decadencia de Francia en Marruecos, en particular, en África, en general, ante el aumento de la influencia de varios actores internacionales en el continente.
Los intereses de Francia siempre se han visto amenazados por la constante realidad de que sus principales ex socios en la región rechazan sus políticas. Países africanos como Burkina Faso, Mali, Guinea Conakry, Níger, África Central, entre otros, han dado y siguen dando la espalda a Francia. La misma Argelia mantiene también unas tensas relaciones con el Elíseo.
Francia ha perdido también a Marruecos. El Reino fue siempre un gran socio y amigo de Francia. Pero la llegada de Macron al poder en mayo de 2017 ha sido un punto de inflexión en las relaciones bilaterales. En los primeros meses Macron dio señales de que busca mantener unas excelentes relaciones con Rabat. Sin embargo, su personalidad controvertida ha contribuido al empeoramiento de las relaciones bilaterales entre ambos países.
La gota que colmó el vaso fue la declaración de la ministra de Exteriores de Francia, Catherine Colonna, sobre la posible visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a Marruecos. Esa declaración molestó a las autoridades marroquíes ya que viene tras un mensaje de Macron vía Twitter en el que se dirigió directamente a los marroquíes sin pasar por los canales diplomáticos oficiales.
La visita de la que habló Colonna «no está en el orden del día ni está programada», indicó una fuente gubernamental oficial marroquí.
En una entrevista a una cadena de noticias, la jefa de la diplomacia francesa anunció la programación de una visita del presidente Macron a Marruecos, por invitación del Rey Mohammed VI. La misma fuente gubernamental oficial marroquí se sorprende de que Colonna haya tomado «esta iniciativa unilateral y se haya dado la libertad de hacer un anuncio no concertado sobre una cita bilateral importante».
Además de la declaración de la jefa de la diplomacia francesa y el mensaje inaceptable de Macron, hay otros factores que explican claramente el estancamiento de las relaciones bilaterales entre los dos países.
Las cuestiones del Sáhara es uno de los detonantes de la crisis diplomática entre Marruecos y Francia. El país europeo siempre ha sido defensor del Plan de Autonomía para el Sáhara, planteado por Marruecos en 2007, pero nunca ha tomado una postura clara y constante que respalda la marroquinidad del Sáhara. Francia todavía no quiere seguir los pasos de EEUU, Alemania, España e Israel que han expresado su respaldo total a la marroquinidad del Sáhara. Francia no quiere salir de la zona de confort. Y Marruecos ha entendido el mensaje. El Rey aseguró más de una vez que la cuestión del Sáhara es la vara con que Marruecos mide sus relaciones con los países cercanos y ajenos.
El segundo detonante se nota en la puja entre Francia y Marruecos por la África Occidental. Francia ya no aguanta el aumento de la influencia marroquí en los países francófonos como es el caso de Costa de Marfil. Varios sectores industriales, de telecomunicaciones y bancarios están instalados en África. La gran influencia espiritual y religiosa marroquí en África también desquicia a los franceses.
El tercer detonante es de carácter militar. El acercamiento entre Marruecos y EEUU, por una parte, y entre Marruecos e Israel, por otra, no le conviene a París. Además, Francia se ve desbancada comercialmente por España en Marruecos. La aceptación de la ayuda humanitaria española en pleno terremoto por Rabat y el rechazo de la ayuda francesa demuestran que Marruecos ya no confía en Francia. A Francia no le conviene la firma de varios tratados entre Marruecos y países como Rusia, China, India, Brasil, entre otros.
Para el Gobierno francés, la aceptación de la ayuda humanitaria por Rabat y la normalización de las relaciones sin tomar cartas en la cuestión del Sáhara hubiera sido un inmenso triunfo diplomático. Pero la apuesta le salió rana a Macron y su equipo.
Por el momento nada indica que podría haber una normalización diplomática. y la mejor muestra es la ausencia y la no recepción del embajador francés por el Rey.
Ambos países se siguen mirando con desconfianza y compiten por la hegemonía regional, sobre todo en la África francófona.
A corto plazo, y antes de las presidenciales de 2027, nada invita al optimismo. El Gobierno marroquí ha mantenido un discreto silencio sobre el estado actual de las relaciones bilaterales, a pesar de la presión francesa para pasar página. Francia necesita un cambio de piel si quiere sobrevivir y salvaguardar sus intereses en Marruecos y África. Por el momento, Macron hace lo contrario. Todos los supuestos remedios franceses resultan peor que la enfermedad. Francia no tiene más remedio que seguir los pasos de EEUU, Alemania, España e Israel.