Rue20 Español/ Alhucemas
Fekri SOUSSAN*
En el discurso de SM el rey Mohamed VI, con motivo del 24º aniversario de la Fiesta del Trono, encontramos una clara invitación a reflexionar sobre los valores que constituyen el zócalo de nuestra identidad como nación.
En un mundo en que vivimos tan marcado por cambios acelerados y situaciones de crisis, la seriedad, en su auténtico sentido marroquí, se revela como un faro que nos guía hacia un futuro prometedor y cohesionado.
1- Apego a los valores religiosos y patrióticos: Dios-Patria-Rey
El primer valor nos invita a aferrarnos con profundidad a nuestros valores religiosos y patrióticos, los cuales constituyen el corazón de nuestra identidad como marroquíes.
La devoción a Dios, el amor inquebrantable por nuestra patria y nuestro apego a nuestro rey han moldeado nuestra historia y cultura a lo largo de los tiempos.
Estos valores nos han permitido mantenernos fuertes y resilientes frente a los desafíos que surgen en el camino de nuestra nación.
La fe en Dios nos otorga la fortaleza para superar obstáculos, el amor por nuestra patria nos compromete a trabajar unidos por un futuro próspero y solidario, mientras que nuestro apego y respeto a nuestro rey nos brindan un liderazgo estable y unificado que guía nuestros pasos como nación.
2- Aferramiento a la unidad nacional e integridad territorial
El segundo pilar destaca la importancia de mantenernos unidos como nación y proteger la integridad territorial de nuestro país. La diversidad cultural y étnica de Marruecos es un tesoro que enriquece nuestra identidad y nos brinda una pluralidad de perspectivas y tradiciones.
Es la unidad en esta diversidad la que nos permite encarar las adversidades con determinación y superar divisiones susceptibles de debilitar nuestro tejido social. La integridad territorial es un valor innegociable que garantiza la estabilidad y seguridad de nuestra nación.
3- Preservación de los vínculos familiares y sociales para una sociedad solidaria y cohesionada
El tercer valor subraya la necesidad de preservar los vínculos familiares y sociales, que constituyen la base de una sociedad solidaria y cohesionada. La familia es el núcleo de nuestra comunidad, donde se transmiten los valores y tradiciones que nos identifican como marroquíes.
Fortalecer estos lazos y promover una cultura de apoyo mutuo y colaboración es esencial para construir una sociedad más justa y equitativa.
4- Perseverancia en nuestro proceso de desarrollo para alcanzar progreso económico y justicia social
Por último, la perseverancia en nuestro proceso de desarrollo económico y la consolidación de la justicia social son metas fundamentales que debemos abrazar con firmeza. El progreso económico y la justicia, inseparables en su importancia, son los pilares en los que nuestro soberano ha cimentado su visión y prioridades en la hoja de ruta del país.
Es esencial comprender que un desarrollo sostenible requiere asegurar que los beneficios del crecimiento lleguen a todas las capas de la sociedad. La justicia social no solo es un derecho, sino también un cimiento para una sociedad cohesionada y próspera, donde cada individuo tenga la oportunidad de crecer y prosperar plenamente.
El llamado a la seriedad por parte de nuestro monarca es una enérgica invitación a sumergirnos en una profunda reflexión sobre nuestros valores fundamentales.
Unidos, afrontaremos con determinación y confianza los desafíos del mundo actual, manteniendo firmes nuestros principios y valores arraigados.
Es imperativo que trabajemos incansablemente para edificar una sociedad que honre sus raíces y sus valores tradicionales y, a su vez, esté abierta a la innovación y al progreso.
Guiados por un soberano clarividente y visionario, siempre enarbolando el lema «Dios, Patria, Rey», superaremos con entereza y solidez las sacudidas del mundo, trazando un camino de desarrollo y justicia que contribuya al bienestar y la prosperidad de todos los marroquíes.
*Hispanista marroquí.