Rue20 Español/Dajla
El ambicioso proyecto del Gasoducto África-Atlántico, que promete transformar el panorama energético de África Occidental y su conexión con Europa, parece estar finalmente listo para dar el salto de la planificación a la realidad en 2025.
Tras años de negociaciones y estudios, se han concretado alianzas clave y se han iniciado los primeros pasos para la construcción de esta infraestructura energética de gran envergadura.
Un reciente encuentro en el Palacio Real de Casablanca entre SM el Rey Mohamed VI y el presidente mauritano Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani confirmó la participación oficial de Mauritania en el proyecto.
Este gasoducto, que atravesará 16 países de África Occidental, busca garantizar la seguridad energética de la región antes de llegar a Europa a través de España.
La declaración conjunta emitida tras la reunión real subraya el interés de ambos países en «desarrollar proyectos estratégicos» y coordinar su contribución en iniciativas africanas, destacando el Gasoducto Atlántico Africano y la iniciativa para facilitar el acceso de los países del Sahel al Océano Atlántico.
Senegal se posiciona como pionero en la fase de ejecución. La agencia senegalesa para la promoción de inversiones y grandes obras (APIX) y la red de gas senegalesa (RGS SA) firmaron un acuerdo el 27 de enero de 2025 para iniciar la construcción del tramo senegalés del gasoducto y gestionar la reubicación de la población afectada por las expropiaciones.
Este acuerdo marca un hito importante, convirtiendo a Senegal en el primer país en comenzar las obras.
La colaboración entre APIX y RGS SA se centrará en la creación de la infraestructura necesaria para la nueva red de gasoductos de forma segura, incluyendo la gestión de los planes de reubicación y los aspectos sociales del proyecto.
El compromiso de Senegal se ve reforzado por las reuniones previas entre el ministro de Petróleo y Energía senegalés, Antoine Félix Abdoulaye Diome, y su homóloga marroquí, Leila Benali, en Rabat.
El interés internacional en el proyecto se evidencia con la participación de China. El grupo Jingye, a través de su filial británica Jingye British Steel, ha ofrecido suministrar acero para la construcción del gasoducto.
Este ofrecimiento se produce tras la invitación formal del jefe de Gobierno, Aziz Akhannouch, a China durante la Cumbre del Foro de Cooperación China-África en Pekín.
Akhannouch destacó la coincidencia entre los objetivos del foro y las iniciativas del Rey Mohamed VI para la paz, la estabilidad, la integración regional y el desarrollo sostenible en África, incluyendo el Gasoducto Atlántico Africano.
Marruecos, punto final del gasoducto en África y puerta de entrada a Europa, ha anunciado 2025 como el año de inicio del proyecto.
La Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas (ONHYM) marroquí reveló el lanzamiento de las primeras licitaciones para el proyecto, con un coste estimado de 26.000 millones de dólares.
La ONHYM planea poner en marcha la sociedad del proyecto, firmar acuerdos de transporte de gas con Nigeria, Senegal y Mauritania, crear la autoridad superior del proyecto, iniciar el proceso de ratificación del acuerdo intergubernamental, completar los estudios de campo y la evaluación ambiental y social, y completar la estructuración financiera.
Nigeria, el origen del gasoducto, también ha confirmado su compromiso. La empresa petrolera estatal nigeriana (NNPC) se encuentra en una «posición excelente» para llevar a cabo el proyecto, según su director ejecutivo, Malam Mele Kyari.
Con un presupuesto de 25.000 millones de dólares, el proyecto ha avanzado significativamente con la finalización de la segunda fase del diseño de ingeniería y se encuentra en la fase de adquisición de tierras y reasentamiento.
El Gasoducto África-Atlántico se perfila como un proyecto transformador para África Occidental, impulsando el desarrollo económico y la cooperación regional.
El año 2025 marca un punto de inflexión, con la transición de la planificación a la acción y la consolidación de alianzas estratégicas que prometen convertir este ambicioso proyecto en una realidad.