Rue20 Español/ Tánger
La histórica Plaza de Toros de Tánger reabrirá sus puertas tras un proceso de reformas que ha durado más de tres años, combinando elementos modernos con su arquitectura original, y con una inversión de más de 70 millones de dírhams (6,6 millones de euros).
Esta rehabilitación tiene como objetivo convertir este lugar en un espacio cultural y artístico multifuncional, destinado a conciertos, teatro, eventos y actividades comerciales, pero sin espectáculos taurinos, según informa El Adelantado.
Plasa Toro, como se denomina coloquialmente entre los tangerinos, contará con una capacidad para 7.000 personas, además de áreas destinadas a tiendas, hostelería, una sala de exposiciones, aparcamiento, una plaza pública y una fuente.
El monumento, que se remonta a la época de Tánger Internacional, fue construido en 1949 e inaugurado en 1950 con capacidad para 13.000 espectadores. Durante sus primeros años, destacó por importantes eventos taurinos hasta la independencia de Marruecos en 1956.
Declarada monumento histórico en 2016 por el Ministerio de Cultura de Marruecos, la Plaza de Toros de Tánger es considerada una de las cinco que aún existen en África, junto con las de Luanda (Angola), Orán (Argelia), Maputo (Mozambique) y Melilla.
La ciudad norteña ya tenía una gran tradición taurina. Además de esta plaza, contó con otra llamada «El Mediar» en el siglo XIX y una escuela taurina. Incluso se celebraron eventos taurinos en el Estadio de Marchán en los años 40. No obstante, la época dorada se vivió entre los años 50 y 70, cuando atrajo a destacados toreros como Juan Belmonte, Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y Sebastián Palomo Linares.
Sin embargo, la popularidad de los festejos taurinos decayó tras la independencia de Marruecos. El último evento taurino tuvo lugar en octubre de 1970. En esta última corrida, Manuel Lozano tomó su alternativa en un cartel que incluyó a El Cordobés como padrino y a Gabriel de la Casa como testigo, marcando el final de los espectáculos taurinos en la plaza.
En definitiva, las reformas respetan las características originales, como las paredes blancas y los ornamentos andaluces y marroquíes, actualizados con un diseño moderno.