Rue20 Español/El Aaiún
El exministro de Relaciones Exteriores del Perú, Miguel Ángel Rodríguez Mackay, aborda la cuestión de la soberanía del Sáhara marroquí en su artículo El Sáhara Occidental no es terra nullius, publicado en el Diario Expreso.
Con una sólida base jurídica, el autor desmonta la falacia de un Sáhara sin dueño, argumentando con contundencia la histórica pertenencia de este territorio a Marruecos.
Rodríguez Mackay centra su análisis en la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia de 1975, la cual, según sus palabras, «concluyó por unanimidad que el referido territorio del Sáhara Occidental –repito– NO era Terra Nullius, es decir, que no era un territorio de nadie porque es tierra de alguien, es decir, de Marruecos».
El autor cita directamente el dictamen de la Corte: «Los elementos e informaciones puestos en conocimiento de la Corte indican que en el momento de la colonización española existían vínculos jurídicos de subordinación entre el Sultán de Marruecos y ciertas tribus que vivían en el territorio del Sáhara».
A partir de esta premisa, el excanciller peruano desarrolla su argumento, destacando que el derecho internacional se construye sobre la base de la realidad.
La existencia de «vínculos jurídicos de subordinación», como los denomina la Corte, son la prueba irrefutable de una realidad histórica: la vinculación ancestral entre las tribus y el Sultanato de Marruecos.
«Sin historia o pasado jamás se puede invocar derechos», afirma Rodríguez Mackay, reforzando la idea de que la soberanía marroquí sobre el Sáhara no es una construcción artificial, sino el reconocimiento de una realidad preexistente.
El autor critica a quienes, movidos por «intereses que no será difícil identificar», intentan negar esta realidad histórica.
Destaca que el creciente reconocimiento internacional de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara no se debe a «cálculos políticos» o «arribismo geopolítico», sino a la constatación de la «incuestionable vinculación histórico-jurídica entre las poblaciones saharauis y Marruecos».
Rodríguez Mackay profundiza en la naturaleza de esta vinculación, describiéndola como una «aceptación voluntaria promovida por una fuerza histórica de intrínseca vinculación psicológica, cultural y obligacional para con el rey».
Esta subordinación al Sultán, hoy monarca, se arraiga en la costumbre, constituyendo una forma de opinio iuris; es decir, la convicción de que una determinada práctica es obligatoria por ser jurídica.
Finalmente, el autor concluye que la Opinión Consultiva de 1975 no solo descarta la idea de un Sáhara terra nullius, sino que también refuta la acusación de que Marruecos sea una «potencia ocupante» en el territorio. «Jamás nadie que sea dueño de su territorio puede ser tildado de ocuparlo», sentencia Rodríguez Mackay, reafirmando la indiscutible integridad territorial de Marruecos, que incluye al Sáhara.
