Rue20 Español/Rabat
Marruecos ha puesto en marcha un ambicioso plan para garantizar su seguridad hídrica frente a la creciente escasez de agua y los efectos del cambio climático. El ministro Ahmed El Bouari anunció un programa de construcción de plantas desalinizadoras que, para 2030, permitirá producir 1.700 millones de metros cúbicos de agua desalinizada. Este esfuerzo busca garantizar el acceso al agua potable en las ciudades costeras y aliviar la presión sobre los recursos hídricos convencionales.
Entre los proyectos más destacados se incluyen plantas estratégicamente ubicadas en Dajla, Casablanca, Rabat, Tánger y el Oriental, además de infraestructuras en Souss-Massa, Oum Errabia y Tensift. Estas plantas suministrarán agua potable a millones de personas y, además, apoyarán la agricultura, un sector vital para la economía marroquí. Por ejemplo, la planta proyectada en Dajla producirá 37 millones de metros cúbicos al año, mientras que las de Casablanca y el Oriental generarán hasta 300 millones.
El país también avanza en la construcción de “autopistas del agua”, redes de interconexión entre cuencas hídricas que ya han permitido transferir 580 millones de metros cúbicos. Estas obras permitirán responder de manera más eficiente a la distribución desigual de los recursos hídricos y garantizar un suministro constante en todo el territorio.
La iniciativa se enmarca en las directrices reales de desarrollo sostenible y resiliencia climática. Marruecos, en un contexto de temperaturas en aumento y sequías prolongadas, apuesta por estas infraestructuras para adaptarse al cambio climático, proteger su biodiversidad y garantizar la seguridad alimentaria. Con estas acciones, el país se posiciona como un modelo en la gestión hídrica en el Magreb y refuerza su capacidad de respuesta ante los retos climáticos y sociales del futuro.