Rue20 Español/ Rabat
Tras 15 meses de guerra brutal que ha dejado un saldo de casi 47.000 muertos, la mayoría civiles palestinos, Israel y Hamás han acordado un alto el fuego que comenzará mañana. Aunque la decisión, aprobada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, incluye la liberación de rehenes israelíes y presos palestinos, este pacto no puede esconder la magnitud de las atrocidades cometidas en Gaza. Lo que algunos presentan como una tregua, no es más que un intento de Israel por lavar su imagen internacional tras meses de masacres indiscriminadas contra el pueblo palestino.
Desde el inicio de la ofensiva en octubre de 2023, Gaza ha sido escenario de un genocidio sistemático. Bombardeos incesantes han arrasado barrios enteros, destruyendo hogares, hospitales y escuelas. Más de la mitad de las víctimas son mujeres y niños. El bloqueo israelí ha convertido la Franja en una prisión a cielo abierto, privando a sus habitantes de alimentos, agua y medicinas. El acuerdo de alto el fuego llega demasiado tarde para miles de familias palestinas que han perdido a sus seres queridos bajo las bombas.
La liberación de presos palestinos, aunque presentada como un gesto humanitario, esconde un trasfondo calculado. Israel ha condicionado estas excarcelaciones a la exclusión de figuras relevantes del movimiento de resistencia palestina, mientras mantiene a miles de personas en detención administrativa, sin juicio ni cargos. Estas excarcelaciones son un espejismo que no compensa décadas de represión y violaciones de derechos humanos.
Mientras tanto, Netanyahu y su gobierno, dominado por fuerzas ultranacionalistas y colonos extremistas, intentan justificar esta tregua como una medida estratégica. Sin embargo, no han ocultado su intención de reanudar los bombardeos en cuanto consideren que Hamás intenta reorganizarse. Este alto el fuego, lejos de ser un paso hacia la paz, parece ser una pausa para preparar nuevos ataques y consolidar su ocupación de los territorios palestinos.
El pueblo palestino, que ha soportado décadas de opresión, no necesita treguas condicionadas ni acuerdos que beneficien únicamente a Israel. Lo que se requiere es el fin inmediato del bloqueo a Gaza, el cese de la ocupación militar y el respeto pleno a los derechos humanos y la soberanía del pueblo palestino. Cualquier solución que no aborde estas demandas básicas perpetuará el ciclo de violencia y sufrimiento.
Desde Marruecos, observamos con indignación cómo la comunidad internacional, especialmente las potencias occidentales, continúa mirando hacia otro lado mientras Israel comete crímenes de guerra con impunidad. Este alto el fuego no debe distraer al mundo de la realidad: la ocupación y el genocidio israelí contra el pueblo palestino son los verdaderos obstáculos para la paz en la región. La resistencia palestina es legítima, y su lucha por la libertad no puede ser silenciada por acuerdos que solo benefician al opresor.