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El destacado físico-químico marroquí Rachid Yazami continúa demostrando que Marruecos es un actor clave en el ámbito científico y tecnológico a nivel mundial. Su reciente patente en China, centrada en mejorar la seguridad de las baterías de los vehículos eléctricos marca un avance significativo en la industria reforzando así el orgullo nacional al mostrar que el talento marroquí está transformando sectores críticos como la energía y la movilidad sostenible.
Esta nueva invención se centra en prevenir cortocircuitos internos, que son la principal causa de incendios y explosiones en baterías de litio. Yazami afirmó que este desarrollo hará que los vehículos eléctricos, entre otros sistemas eléctricos, sean más seguros, evitando accidentes que podrían causar pérdidas humanas y materiales. Este avance no es un hecho aislado en su trayectoria, sino un paso más en una carrera dedicada a revolucionar la tecnología de baterías.
En los últimos años, Yazami también ha liderado investigaciones sobre métodos de carga rápida para baterías de litio, alcanzando logros impresionantes como reducir el tiempo de carga completa a tan solo cinco minutos. Estas innovaciones han sido reconocidas a nivel internacional con patentes en Japón y China, consolidando su reputación como pionero en este campo. Su método de «Tensión No Lineal» (Non-Linear Voltage) promete transformar tanto los teléfonos móviles como los vehículos eléctricos, al ofrecer tiempos de carga significativamente reducidos.
Nacido en Fez en 1953, Yazami es un ejemplo de cómo el talento marroquí puede brillar en el escenario global. Tras completar su educación inicial en Marruecos, continuó sus estudios en Francia y más tarde trabajó en Japón, Estados Unidos y Singapur, donde actualmente reside y sigue avanzando en sus investigaciones.
La historia de Rachid Yazami es una inspiración para futuras generaciones de marroquíes. Es un ejemplo vivo de cómo la perseverancia, el talento y la visión pueden superar barreras geográficas y demostrar que la innovación no tiene fronteras. Para Marruecos, es un motivo de orgullo y una señal clara de que el potencial científico del país puede liderar el camino hacia un futuro más sostenible.