Rue20 Español/ Uxda
En un giro inesperado, Mohamed Uld Alouat, una figura prominente entre los separatistas saharauis, ha roto su silencio para revelar la cruda realidad que se vive en los campamentos de Tinduf. Su arrepentimiento y decisión de abandonar la causa separatista son un golpe contundente a la narrativa fabricada por el régimen militar argelino y su títere del Polisario.
Uld Alouat, quien alguna vez participó activamente en actos de provocación contra la integridad territorial de Marruecos, incluyendo el conocido bloqueo de El Guerguerat, ha confesado su profunda decepción tras años de vivir bajo el yugo del Polisario en Tinduf. En un video desgarrador, el exmilitante describió las condiciones inhumanas que enfrentan los secuestrados en los campamentos, desde la pobreza extrema hasta la brutal represión que ejerce la cúpula del Polisario. Pero lo que más marcó su decisión fue el sistemático abandono y explotación de aquellos que, como él, fueron engañados por falsas promesas de justicia y libertad.
El caso de Uld Alouat no es un episodio aislado. Su testimonio confirma lo que innumerables informes y declaraciones han denunciado durante décadas: el Polisario opera como una organización criminal, dirigida por Argelia, que secuestra vidas, viola derechos y perpetúa un conflicto artificial por intereses políticos ajenos a los saharauis.
El testimonio de Uld Alouat también pone de relieve la crueldad con la que el Polisario somete a quienes osan disentir. Alouat relató cómo le fue negada un visado para recibir tratamiento médico en el extranjero porque no podía pagar los exorbitantes sobornos exigidos por la cúpula separatista. Este episodio, unido a su nostalgia por Marruecos y el deseo de reunirse con su madre, finalmente lo llevaron a renunciar a un movimiento que, según sus palabras, no representa más que «engaños y sufrimiento».
Esta confesión subraya una verdad irrefutable: el régimen argelino, mediante su control absoluto sobre el Polisario, ha convertido los campamentos de Tinduf en una prisión a cielo abierto, donde miles de saharauis son utilizados como moneda de cambio en una estrategia geopolítica fallida.
El arrepentimiento de figuras como Uld Alouat debería ser un llamamiento a la comunidad internacional para actuar con firmeza. Es hora de denunciar al Polisario como lo que realmente es: un instrumento de represión al servicio de un régimen militar que, desde su creación, se ha negado a reconocer las aspiraciones legítimas de los saharauis de vivir en paz y dignidad en su patria marroquí.
Marruecos, con su iniciativa de autonomía para las provincias del sur, ha ofrecido una solución pragmática y viable para resolver este conflicto. Mientras tanto, el testimonio de Uld Alouat y su valiente decisión de romper con el Polisario son evidencias de que la verdad, aunque sepultada por años de propaganda, siempre encuentra el camino para emerger.
