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miércoles, enero 15, 2025

Edición y libro español en Marruecos

Rue20 Español/ Agadir

Mohamed Abrighach*

La edición en español en Marruecos ha estado vinculada desde la década de los sesenta del siglo XIX con las imprentas tipográficas, las publicaciones periódicas y las instituciones oficiales y no gubernamentales. Aunque ha sido siempre periférica con respecto al paisaje editorial tanto nacional como del mundo hispánico, tiene arraigo histórico que no posee la edición en francés que domina actualmente en nuestro país. La lengua española no fue colonial porque su uso social y cultural se remonta a más de cinco siglos, por lo que se convierte en la primera lengua europea que se utiliza como medio de comunicación y escritura en Marruecos. Por lo contrario, la edición y la imprenta tuvieron desde el principio vocación colonial y colonialista porque sirvieron para defender los intereses de España en la zona y acompañar, en términos de propaganda, las continuas y constantes campañas bélicas de España por ocupar Marruecos en su intento de recompensar la pérdida de sus colonias ultramarinas en América y Asia. Esta instrumentalización empezó en la Guerra de África de 1860 y después cuando se utilizaron en Tetuán dos imprentas, una traída de Ceuta y otra militar, que dieron lugar al nacimiento de la prensa moderna en Marruecos: El Eco de Tetuán (1860) y El noticiero de Tetuán (1860-1861). El primero tuvo un solo número y es considerado como el primer periódico marroquí en español. Fue creado por el escritor Pedro Antonio de Alarcón para dar parte de la odisea bélica del ejército español en Tetuán y ostentar ante la opinión pública española y europea la fuerza de España y su capacidad colonizadora. Lo mismo pasa con Noticiero de Tetuán (1860-62) en que se publicaron 89 números y algunos suplementos cubriendo la situación política y social de la zona durante los dos años de presencia española en Tetuán. Dos décadas después, otro órgano de prensa, Al-Mogreb Al-Aksa, el primer periódico español en Tánger, se fundó en 1883 con los principales fines que consisten, como recoge Mustapha Adila, en introducir en la localidad “los beneficios de la prensa moderna […] y reclamar la introducción de cuantas reformas sean necesarias para el buen gobierno del país”. Algo normal en un rotativo que dependía supuestamente de la Legación Diplomática de España en Tánger. Misma finalidad tenían otros periódicos e imprentas que se crearon después.

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La evolución de la edición y el libro español en Marruecos se puede dividir en tres fases.  La primera se inicia con a la mencionada Guerra de África y se acaba 1937, fecha en que se crean dos de los principales Institutos de investigación del Protectorado. La segunda termina en 1956, con la independencia de Marruecos y la tercera abarca toda la época poscolonial.

La primera fase se caracteriza por el dominio de las imprentas tipográficas. Estas tenían su razón de existir, aparte de sacar impresos de uso común y comercial, en la impresión de las publicaciones periódicas, considerado el gran papel de divulgación cultural y propaganda política que empezó a tener la prensa en el siglo XIX. Muchas de ellas, sin embargo, llevaron a cabo una notable labor editorial, particularmente en Ceuta, Tánger y Melilla.

Ceuta estuvo en la vanguardia. Dos publicaciones periódicas adquieren revelancia. El Eco de Ceuta. Periódico de noticias, literatura e intereses generales fue creado en 1883 por Manuel García de la Torre. Se caracteriza por tener una sección en árabe titulada, Solo Dios es vencedor, traducción literal de, Wa-lā Gālib illā Allāh. El periódico se distribuía gratuitamente en todo Marruecos; llegó incluso a ser repartido en Safi por un agente consular. Revista de Tropas coloniales fue fundada en 1924 por el general Gonzalo Queipode Llano y dirigida después por Francisco Franco Bahamonte. Tenía una acusada ideología africanista que defendía la necesaria intervención en Marruecos. En ella publicaban muchos de los militares que iniciarían la Guerra Civil y el consecuente triunfo del Movimiento Nacional. No había participación marroquí, a excepción de Mohamed Daud y Jacob Levy, con solo un artículo para cada uno.  Nemat A. Dahdah que era asiduo colaborador, fue un cristiano de origen libanés nacionalizado español.

En Ceuta había, según Vicente Moga Romero, un total de 32 imprentas civiles, dos de ellas con caracteres arábigos y seis militares, pero las más importantes en vocación editorial fueron Imprenta Imperio (1924-1945) e Imprenta África (1917-1948) que publicaron libros de doctrina africanista, relacionados con la historia de la ciudad, el Movimiento Nacional, la Legión y la historia cultural, social, étnica y jurídica de Marruecos. Su autoría recaía en autores militares o civiles de estirpe siempre africanista como Tomás García Figueras, Ángel Doménech Lafuente, Fernando Valderrama Martínez, Carlos Quirós Rodríguez, Valentín Benéitez Cantero, Emilio Blanco Izaga, Enrique Arques Fernández, Fernando Fernández de la Reguera, etc.

En Tánger sobresale la Imprenta Hispano-Arábiga de la Misión Católica Española de Tánger. Fue creada en 1888 y se considera como la primera de su género en el imperio marroquí, muy industrial y sofisticada. Su producción libreril constituye un fondo peculiar de necesaria consulta para el conocimiento tanto de la historia de la Misión Franciscana en Marruecos como de la sociedad marroquí y de las relaciones entre España y Marruecos en el siglo XIX y parte del XX. La sección más relevante es la escrita por los mismos franciscanos y otros autores ajenos a la institución religiosa sobre Marruecos en óptica especialmente histórica, geográfica y lingüística. Se llegó a percibir como “el referente editorial para la publicación de estudios especializados sobre la lengua, historia y cultura marroquíes” durante su larga trayectoria de casi un siglo, desde 1888, año de su fundación, hasta su desaparición en 1975. Sus publciaciones en materia lingüístciaes de obliagada mención, sobre todo, los estudios sobre el árabe dialectal marroquí de José María Lercgundi y sobre el amazigh de Robledo Ibáñez y Pedro Hilarión Sarrionandia. Este último es considerado por Lourido Díaz el “primer y gran berberólogo español”, incluso “fraile amazig. Es el primero en establecer, pese a sus debilidades, la taxonomía descriptiva y gramatical del amazigh hablado en el norte de Marruecos en su conocida Gramática de la lengua rifeña (1905) y la elaboración lexicográfica, también la primera de su género, de la base esencial de un casi completo Diccionario de la misma lengua rifeña y de otro del tachelhit de Sus.

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Merece especial atención la revista mensual ilustrada Mauritania, creada en 1928. Los 409 números que salieron hasta su desaparición en 1963 constituyen un material documental, científico y gráfico imprescindible para el conocimiento del Tánger Internacional, así como de su entorno más cercano. Según Gil Grimau, Mauritania constituye “el único portavoz en lengua española y en tierras marroquíes de las actividades eruditas-literarias del país”. En efecto, la publicación se hacía eco de la labor estrictamente misional de la Orden publicando contenido de clara publicística espiritual, pero también otro de naturaleza científica y académica o seudo académica, muchas veces sesgado y con tónicas, ora etnocéntrica, ora colonialista o proselitista. Las colaboraciones eran de autoría no solamente franciscana sino de arabistas, etnólogos, antropólogos, lingüistas e historiadores mayoritariamente españoles y con algún que otro marroquí como Ibn Azzuz Hakim y Mohamed Tayeddin Buzid.

En Melilla sobresale el periódico EL Telegrama del Rif y su imprenta. Es el más paradigmático órgano de prensa en la ciudad, que se consideraba, según su subtítulo, como diario ajeno a la política y defensor de los intereses de España, con una línea editorial de tinte conservador, militarista y siempre a favor de la intervención en Marruecos. Fue, por lo general, un periódico singular y su trascendencia reside principalmente en haber seguido de cerca con crónicas y apología patriótica todas las principales campañas de España en Rif, especialmente las trascurridas durante 1905, 1912 y 1921, recogiendo además sus repercusiones políticas en la opinión local, nacional e internacional. En los talleres de la imprenta se editaron desde 1905 hasta finales de los años veinte una serie de monografías muy acordes con la línea ideológica del periódico, todas ellas fueron impulsadas por las campañas bélicas llevadas en la zona en 1909 y 1921.

La mayoría de las publicaciones de Imprenta El Telegrama del Rif fueron de autoría militar; reflejan el pensamiento africanista e intervencionista del periódico. Por lo general, versan sobre la historia política, militar, social y económica de Melilla, el Rif y los enclaves menores que tenía España en la zona: Peñón de Vélez, Islote de Alhucemas e Islas Chafarinas. Un conjunto bibliográfico que se puede considerar el primero de su naturaleza sobre la zona. Pese a su índole ideológica y colonialista constituye una documentación de necesaria consulta para conocer a fondo tanto el africanismo ideológico y militar como la mentalidad, geografía e historia del Rif y de su relación con Melilla y España.  

La segunda fase de la dición y del libro español en Marruecso se extiende entre principios de los años cuarenta y finaliza en 1956. Está dominada por la significativa labor editorial tanto de los centros de investigación hspano-marroquí del Protectorado como de algunas revistas y colecciones individuales de carácter literario. Los citados centros de investigación tenían, en su conjunto, como principal objetivo fomentar la cultura árabe islámica en general y marroquí en particular a través del intercambio, la formación y la investigación, siempre en sintonía con la filosofía africanista de la hermandad hispanoárabe, defendida oficialmente por el régimen franquista. Tenían vocación formativa, pero realizaron, en paralelo, una acción investigadora y editorial peculiar en aquel entonces generando como resultado un espacio bibliográfico de viso colonial de temática hispano-marroquí, pero versado sobre la historia de Marruecos y de su cultura en aspectos diversos que se reparten entre historia propiamente dicha, antropología, arqueología, etnología, sociología, religión, al-Ándalus, lingüística local, ficción literaria y literatura oral, etc. Contrariamente a la primera fase anterior, la autoría la comparten, aunque no a partes iguales, españoles y marroquíes. Es una novedad que deriva de la incorporación del componente nativo en la política cultural colonial imperante. Los centros de investigación que nos ocupan se pueden considerar, obviando la diferente especialidad y la lengua vehicular oficial de trabajo de cada uno de ellos, como una versión local y en miniatura del Instituto de Estudios Africanos (1945-1983) de Madrid, el máximo referente en investigación académica o seudo académica del africanismo ideológico oficial durante todo el franquismo.

El Instituto Jalifiano Muley el Hassan es el primer centro que fue creado en 1937 en Tetuán para publicar en árabe, su lengua oficial. Editó un conjunto de 55 publicaciones en su mayoría en lengua árabe; muchas de ellas son libros individuales de autores marroquíes o reediciones de libros andalusíes.  Por lo general, se destaca un lote de obras en español: dos catálogos de los libros de árabe y lenguas europeas de la Biblioteca del Centro, realizados por Muhammad Wahbi (1942) y Mariano Arribas Palau (1952) y algunas traducciones al árabe de los estudios etnográficos de Julio Cola Alberich (1948), y científico-naturalistas de Tomás García Figueras (1953), por parte de Nayib Abumalham. No se deben olvidar las sucesivas ediciones de los Premios “Marruecos” de Literatura y “África” de Literatura y Periodismo, que se otorgaron entre 1945 y 1955.

Desde su creación en 1938 y hasta 1956, el Instituto General Franco de Estudios e Investigación Hispanoárabe, el segundo centro, publicó un total de 109 obras. Algunas de ellas son estudios, otras reediciones o traducciones, pero casi todas están enlazadas principalmente con la historia política, social, económica, religiosa, cultural de Marruecos y de al-Ándalus. Se reparten en series: Manuscritos árabes (5), Obras en español y en árabe (2), Archivos españoles (8), Reediciones (1), Obras en árabe (3), Traducciones, varios (9), Cuadernos de trabajo (3) y Publicaciones fuera de serie (78). En ellas participaban pocos marroquíes (Yebbur Oddi, IbnAzzuz Hakim, Sidi Ahmed el Hassani Escuri, etc.), algunos arabistas e investigadores españoles. Los colaboradores estaban ideológicamente afectos al establischment, tenían cargos oficiales en la zona o pertenecían a la casta militar o civil africanista que dominaba entonces representada esencialmente por Tomás García Figueras, Carlos Quirós, Julio Cola Alberich, Enrique Arques, Guillermo Guastavino Gallent, Valentín Benéitez Cantero, Fernando Valderrama Martínez, Ramón Touceda Fontela, etc. Por consiguiente, las publicaciones, incluidas las de los autóctonos, reproducían en su conjunto el africanismo ideológico de la época y la justificación de los supuestos lazos de parentesco cultural entre España, Marruecos y el mundo árabe, habiendo así una sintonía entre colonizado y colonizador, protegido y protector. Hubo otros centros e instituciones oficiales que llevaron también alguna labor editorial pero fue escasa y subsidiaria.

En paralelo, se desarrolló una considerable edición literaria. Las importantes revistas de esa natuarleza fueron, sin lugar a duda, Al-Motamid. Verso y Prosa (1947-1956) y Ketama, el suplemento literario de Tamuda. Revista de Investigaciones Marroquíes (1953-1959). Tenían espíritu de vanguardia, particularmente en el género de la poesía. Al-Motamid fue fundada en la Larache por Trina Mercader en 1949. Su primera época alcanza hasta el número 15. Desde 1954 hasta 1956, su segunda época, la revista se edita en Tetuán hasta alcanzar su último número, el 33, para luego desaparecer inmediatamente con la independencia de Marruecos. Es la primera revista poética hispanoárabe o hispano-marroquí de todas las letras españolas que se publica en español y árabe a la vez, sirviendo como espacio de contigüidad entre las letras españolas, marroquíes y arábigas. Su ideario estético y programático se vuelca, desde el principio, sobre la necesidad de una poesía hispano-marroquí invocando el ideal de la poesía arábigoandaluza encarnada por la figura emblemática del famoso rey poeta, también hispano-marroquí, Al-Motamid Ibn Abbad.

Durante sus diez años de andadura, Al-Motamid se convirtió en un referente en todo el Protectorado y llevó a cabo real y prácticamente, a través de creación literaria, el ideal de la hermandad hispanoárabe que el régimen franquista erigió en simple eslogan retórico para justificar su política colonial. El espacio de la revista se convirtió en paradigma de contigüidad entre protegidos y protectores vinculando la teoría con la praxis. En sus páginas salían poemas y relatos breves de autores locales vinculados con el Protectorado como la misma Trina Mercader, Manuel Rodríguez Arévalo, M. Rodríguez Valdivieso, Felicidad Rodríguez Serrano, Dora Bacaicoa Arnaiz, etc., pero también del grupo de Melilla compuesto principalmente por Jacinto López Gorgé, Pío Gómez Niza, Eladio Sos, Miguel Fernández, Francisco Salgueiro, y de la Península, sobre todo, poetas de renombre como Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, José Hierro, Victoriano Crémer, etc. En lengua árabe aparecían contribuciones, primero, de poetas marroquíes, principalmente del norte del país como Abdelkader El Mokaddam, Amina Loh, Mohamed Sabbag, Abdellah Gennún, Ahmed el Bakkali, entre otros, y segundo, de poetas y autores árabes como Abu Casim Achabi, Ilia Abu Madi, Yubran Jalil Yubran, Mijail Naima, Fadua Tuqan. Al lado de estas contribuciones en lengua española y árabe, se hizo una considerable labor de traducción entre las dos lenguas de las letras tanto españolas, moderna y andalusí, como árabes, por parte de un grupo de nombres en el que cabían Ibn Azzuz Hakim, Amina Loh, Dris Diuri y Mohamed Sabbag.

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En 1953, se crea Ketama como suplemento de Tamuda. Fue dirigida hasta 1959, fecha de su desaparición, por el poeta melillense Jacinto López Gorgé. Abstracción hecha de diferentes aspectos y consideraciones, Ketama y Al-Motamid constituyen, según Pedro Martínez Montávez, dos “proyectos paralelos y bastante coincidentes en naturaleza, contenido, propósito y ambición. Convergen en su bilingüismo, en actuar de alcántara literaria entre Occidente y Oriente, en el papel de la traducción entre el español y el árabe, y en la permanencia de las cuatro diferentes categorías de colaboradores: españoles de la Península, el grupo de Melilla, marroquíes y árabes. Lo que singulariza a Ketama es ser, desde el principio, una publicación oficial, hecho que le garantizó coherencia y fidelidad al proyecto y concepción iniciales, evidente continuidad en el tiempo y profesionalidad en términos tanto de concepción artística como de distribución dentro y fuera del Protectorado. Por cierto, en ella desaparece el ideario poético arábigo-andaluz, pero se imponen criterios de rigor en la selección del contenido, así como de los textos originales, sean en árabe o en español. Confluencia de factores que redundó en más calidad tanto en el aspecto formal técnico como en el verdaderamente literario. Otra vertiente que en Ketama se amplía tiene que ver con los nombres nuevos que colaboran en sus páginas anteriormente inexistentes en Al-Motamid. Entre los poetas peninsulares, podemos citar los famosos nombres de Leopoldo de Luis, Rafael Santa Torroella, Carlos Bousoño, Concha Lagos, Gerardo Diego, José Ángel Valente, Gabriel Celaya, Luis Felipe Vivanco, etc. En el caso de los marroquíes, sobresalen Mohamed Serghini, Thami Wazzani, Abdelktim Tabbal, Anuar Al Yundi, Mohamed Laarbi Al Jattabi, Yaffar Kettani, Mohamed Abdeslam Temsamani, mientras que entre los árabes son dignos de mencionar Ahmad Zaki Abu Sabi, Albert Adib, Lalil Jabran, Safiq Maluf, Fawzi Maluf, Bulus Salama, Taha Abu Muslim, Riad Maluf, etc.

Abstraccíon hecha de otras fuentes editoriales como las colecciones Itimad (Tetuán, 1954-1956) y Colección Mirto y Laurel (Melilla, 1953-Tetuán, 1958), y la revista melillense Alcántara. Cuadernos literarios (1951-1952), sobresalió una editorial muy peculiar. Es imprenta/editorial Cremades, una de las más famosas en el Marruecos español e independiente. Se creó en 1940 en Tetuán y siguió operativa hasta 1964. En vísperas del término del Protectorado y yendo a contracorriente del discurrir histórico, la imprenta Cremades se profesionaliza convirtiéndose en una casa editora con identidad propia. Se empieza a llamar Ediciones o Editorial Cremades iniciando así desde entonces y hasta su cierre una de sus fases más significativas con una nueva e inédita política editorial en la concepción y distribución del libro. Su clara manifestación es la creación con espíritu empresarial de tres colecciones destinadas a la literatura española y clásica. Eran baratas y de bolsillo; se conseguían con facilidad no solo en Tetuán, sino en todo el norte de Marruecos como Tánger, Ceuta y Melilla. Se vendían también en la Península, en particular, en Andalucía y Madrid.

La primera colección se llama Biblioteca Clásicos Bachillerato (1956-1961). La dirigía el filólogo José Fradejas Lebrero y se dedicaba a los clásicos de la literatura española y también grecolatina, cuyas obras se presentaban con fines pedagógicos a los alumnos del Bachillerato con estudios introductorios muy académicos en que participaron los mejores especialistas y estudiosos de la época. Publicó casi 15 números, el primero fue Teatro religioso medieval (1956), una antología de textos de Auto de los Reyes Magos y de dos autores, Lucas Fernández y Gómez Manrique. El último fue consagrado a José de Espronceda (1958) publicando un conjunto de sus romances históricos seleccionados por José Montero Padilla y acompañados por un prólogo y notas de José Fradejas Lebrero. Un poco antes, se lanza también otra colección llamada Colección “Buenas Noticias” (1955-1959). Fue dirigida por Ángel Palomino y se especializa en literatura de humor o de móviles frívolos y cómicos, editando novelas y narraciones de literatura española pero también universal y grecolatina/clásica. Muchas de las ilustraciones que contenían estas publicaciones eran concepción del famoso humorista Chumy Chúmez. La tercera colección denominada Biblioteca Adán y Eva (1958-1959) llegó a tener un total de 25 números. Se abre con la edición de Platero y Yo (1958) de Juan Ramón Jiménez y se termina con una antología sobre poesía amorosa española, preparada por Jacinto López Gorgé (1959).

La independencia de Marruecos en 1956 abre la tercera y última fase de la edición en español y se extiende hasta nuestros días. Se puede dividir en dos periodos. El primero alcanza hasta finales de los ochenta del siglo pasado. Se caracteriza por cuatros hechos fundamentales: 1) permanencia de las publicaciones periódicas españolas institucionales e independientes como Mauritania (1928-1962) y el diario España (1928-1962), amén de la revista académica Cuadernos de la Biblioteca Española de Tetuán (1964-1983). 2) libros de autores españoles afincados en Marruecos (Ambrosio Huici Miranda, Mariano Arribas Palau, Miguel Tarradell Mateo, Guillermo Gozalbes Busto, Carlos Posac Mon). 3) Estudios olibros de ficción de dos autores marroquíes, particularmnte de Ibn Azzuz Hakim y Dris Diuri.

El segundo periodo empieza a partir de principios de los años noventa cuando aparecen los primeros libros: obras literarias de autores marroquíes en lengua española y ensayos de investigación de hispanistas. Es en estos momentos cuando aflora el hispanismo marroquí en su vertiente investigadora y creativa, y se fortalece en las dos últimas décadas del siglo XXI. Podemos considerar que las primeras obras en español publicadas en Marruecos y configuradoras del inicio de este segundo periodo son las siguientes: Lo que he pintado en banco… a media luz (1990) de Jali Tribak, en poesía, El caballo (1993) de Mohamed Sibari, en novela, Pedacitos entrañables (1994) y Regulares de Larache (1994) de Mohamed Lahchiri y Mohamed Sibari respectivamente, en narrativa breve y Huellas comunes y miradas cruzadas: mundo árabe, ibérico e iberoamericano (1995) de Mohamed Salhi, en ensayo. En publicaciones periódicas pasa lo mismo porque salen en la misma fecha, entre 1990/91, tres de ellas muy importantes en perspectiva histórica: La Mañana del Sahara y del Magreb (Casablanca, 1990-2006), Aljamía(Casablanca/Rabat, 1990) y Revista Marroquí de Estudios Hispánicos (Fez, 1991-1994).

Durante este periodo, la edición en español se manifiesta particularmente en dos categorías principales y distintas: la autoedición y la edición académica vinculada a universidades o centros de investigación. Hay otra tercera vertiente, pero poco significativa. Está vinculada con dos principales asociaciones: Asociación Tetuán-Asmir (1995- ) y Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española (Larache, 1997-2009?).

La autoedición ha estado vinculada a las obras de ficción principalmente debido a que los autores que escribían en español encontraban serias dificultades para publicar. Este fenómeno es estructural y lo sigue siendo hasta hoy en día. El autor se encarga de todo, esto es, de la concepción, la corrección, la distribución y la difusión. Esta situación es ejemplo de marginalidad oficial de la literatura en cuestión y del libro en español en general. La faceta negativa de la autoedición es el hecho de que influye en la recepción de la literatura en cuestión y merma su calidad en términos de valor estético-literario y de preparación artístico-profesional. Contribuye, por consiguiente, a hacerla esencialmente periférica tanto en el paisaje de las letras nacionales como en el del mundo hispánico en general.

Los casos más claros de autoedición literaria lo encarnan, entre otros, los siguientes autores: Mohamed Sibari Mohamed, Lahchiri y Ahmed Mohamed Mgara, entre otros. Sibari Mohamed (1945-2013) es un buen ejemplo. Es el escritor más prolífico de entre todos los escritores marroquíes en lenguaespañola en Marruecos. Tiene en su haber un total de 21 obras literarias repartidas entre poesía (6), novela (8) y narrativa corta (7). Su obra se recoge en las importantes antologías de la literatura marroquí en lengua española y ha sido objeto de varias tesis doctorales en España y Estados Unidos, así como de algunas traducciones al catalán y francés. Sibari declara que es editor de su obra, hecho que afirma y confirma constantemente con su famosa frase: “Yo escribo, imprimo y vendo”. Por lo general, la financiación corre a su cargo y a veces a algunas instituciones o asociaciones culturales, pero la impresión la realizan las principales imprentas tipográficas de Tánger como Editions Marocaines Internationales, Editions Slaiki Frères y Altopress, aparte de una pequeña y poco conocida editorial madrileña, Lala Menana. Se encargan, como de costumbre, de la parte puramente técnico-reprográfica: maquetación, solicitud de depósito legal e ISBN, concepción de la portada, etc. Otro tanto pasa con la corrección y la revisión lingüísticas que son responsabilidad del autor por ser poseedor del copyright. Los textos salen al final con errores ortotipográficos y de lengua porque las imprentas utilizan el sistema lingüístico francés y no español. La distribución y la comercialización pasan por círculos no convencionales. Las lleva a cabo el mismo Sibari y no se hacen a escala nacional –lo internacional es imposible– limitándose a las principales librerías del norte de Marruecos, y a título excepcional a algunas de Rabat y Casablanca. El ámbito de la recepción es consecuentemente muy restringido, a veces las obras se regalan incluso a título de obsequio intelectual a amigos hispanistas, marroquíes y españoles de dentro o fuera del país.

La edición universitaria y académica es proprocionalmentela más dominante y significativa. Por eso, conviene hacer una breve lectura general de las publicaciones universitarias que se editaron en Marruecos entre 1957, fecha en que se crea la primera universidad moderna marroquí, la actual Mohamed V de Rabat, y 2010, en base a la recopilación bibliográfica que realicé en su momento y dio lugar a un libro en 2011. Las resulatdso que expongo son parciales pero muy ilustrativos, afalto de otro estudio sobre los años posteriores a 2010.

Según este estudio, se han publicado entre ambas fechas en Marruecos un total general de 1553 publicaciones en español. El total de libros es 207. Se reparten por orden de importancia según lo que sigue: libros individuales (141), actas de coloquios y obras colectivas (25), traducciones (20), ficción (15) y diccionarios y antologías (6). 137 de ellos, una cantida sustancial, es publicada por los propios autores costeándose la edición y con tiradas que nunca superan mil ejemplares. En segundo lugar, vienen las instituciones universitarias con un conjunto de 43 libros, repartidos entre las Facultades que tienen adscritos Departamentos de Español (32), el Instituto de Estudios Hispano-Lusos (10) y el Instituto de Estudios Africanos (1). El resto corre a cargo de otras instituciones, centros y asociaciones tanto marroquíes como españolas: Instituto Muley el Hassan de Estudios Marroquíes (5), Centro de Estudios al-Ándalus y Diálogo de Civilizaciones (1), Ministerio de Cultura (6), Instituto Cervantes (2), Consejería Cultural de la Embajada de España (3) y otros (6).

Los artículos y demás contribuciones (entrevistas, traducciones y creaciones parciales) suman un total de 1166, el equivalente casi de 75 % de todas las publicaciones en general. Se reparten entre estudios y comunicaciones (1066), creaciones (54), traducciones parciales de cuentos o artículos ensayísticos (34) y entrevistas (10).

Los estudios constituyen casi el 70% del total de los artículos publicados tanto en las revistas académicas y universitarias como en las obras colectivas, actas de coloquios; tienen carácter general a la vez que especializado,pero muy relacionados con la historia de Marruecos y de sus relaciones con España y al-Ándalus, y también con la filología hispánica en su vertiente peninsular e iberoamericana, además de la traducción y de la lingüística general y del español. Las creaciones son predominantemente cuentos o narrativa breve de algunos escritores marroquíes en lengua española como Ahmed Ararou, Laarbi El Harti, Ahmed El Gamoun, RachidaGarrafi, Mohamed Bouissef Rekkab, Sanae Chairi, etc. Las traducciones del árabe al español son escasas y son versiones al español, por un lado, de cuentos o poemas de autores marroquíes como Mohamed Zefzaf, Miloudi Chagmoum, Abdesslam Al-Bakkali, Abdelkrim At-tabal, etc., y por otro, de estudios como los de Abdelfattah Kilito, Nouredine Affaya, Said Bensaid Al-Alaoui, etc.

Los artículos y contribuciones a que hacemos referencia pertenecen a las principales publicaciones periódicas marroquíes. Los importantes estudios en español se publican en Tamuda entre 1956 y 1959 y posteriormente en Hésperis-Tamuda a partir de 1960 por investigadores españoles que pertenecen al grupo de Tetuán y por algunos arabistas, amén también de los primeros y pocos hispanistas marroquíes de la época del Protectorado. Tales artículos tienen vocación historiográfica y versan sobre la historia general de Marruecos, las relaciones hispano-marroquíes y la historia del al-Ándalus.

A partir de los años noventa, los hispanistas universitarios marroquíes toman el relevo y empiezan a publicar investigaciones de vocación filológica sobre la lengua, la literatura y la civilización hispánica, así como sobre la traducción a las dos lenguas (español/árabe) y los problemas relacionados con la misma en las revistas tanto generales y misceláneas como especializadas adscritas a las Facultades de Letras en que están implantados Departamentos de Estudios Hispánicos. Otro tipo de revistas culturales o académicas no universitarias llegan a incluir excepcionalmente algún que otro artículo en español porque las lenguas dominantes de publicación son el árabe y el francés.

Las publicaciones hispánicas que aparecen en estas citadas publicaciones periódicas suelen estar vinculadas directamente al campo de la filología hispánica por el hecho de que la mayoría aborda cuestiones relativas a la literatura española e hispanoamericana y también problemas históricos y lingüísticos del mundo hispánico y del español respectivamente, amén de la temática histórica que aborda o privilegia las relaciones entre Marruecos y España.

La autoría de las publicaciones está repartida, entre cinco nacionalidades. Los españoles acaparan más de 50%, sobre todo, en lo que respecta a artículos y recensiones. Son seguidos por los marroquíes con un más de 40%, siendo, sin embargo, los primeros en la edición de libros. Los sudamericanos no superan una docena, presencia tan exigua que se explica por la escasa vinculación institucional entre las universidades e instituciones académicas marroquíes y latinoamericanas. Esta realidad se hace más visible en el caso de árabes o norteamericanos que cuentan tan sólo con varias participaciones o artículos.

El contenido temático de las publicaciones da lugar a tres bloques principales. El primero es filológico. Está compuesto de tres tipos: estudios literarios, estudios lingüísticos y traducción y traductología. El bloque literario trata la temática de la interculturalidad y la alteridad existente entre los tres espacios: Marruecos, mundo hispánico y mundo árabe, mientras que, en el segundo, se abordan problemáticas generales de la lengua tanto teóricas como prácticas, pero se percibe en ellos cierta preferencia por cuantos aspectos tengan que ver con la enseñanza del español en Marruecos: la situación del español en el sistema educativo marroquí; problemáticas de didáctica del español: Metodologías de enseñanza; cuestiones puramente lingüísticas en aspectos puntuales; los arabismos, etc. En el tercer apartado, caben traducciones literarias y artículos que en que se tratan temas como los que siguen: reflexiones teóricas sobre la traducción y el oficio de traducir; problemas en la traducción del español al árabe y viceversa; la traducción literaria, periodística e histórica; dificultades en enseñanza de la traducción, etc.

El segundo bloque temático versado sobre la historia de Marruecos y las relaciones hispano-marroquíes en campos tan diversos como la diplomacia, el rescate de cautivos, el comercio, la cultura y la historia propiamente dicha, todo en el marco del parentesco cultural entre España y Marruecos, y por extensión, el norte de África y Europa. El foco de interés prioriza al respetco tres aspectos que son, por orden de importancia los siguientes: Primero, la historia de la España musulmana con participaciones de arabistas o historiadores de renombre con interés por la historia de los almorávides/almohades y de los moriscos. Segundo, los siglos XVIII y XIX en que sobresalen básicamente las figuras de Mariano Arribas Palau y Ramón Lourido Díaz. Tercero, la arqueología y la prehistoria en que se destacan autores eminentes como Miguel Tarradell Mateo, Carlos Posac Mon y Guillermo Gozalbes Busto y de sus hijos, Enrique y Carlos.

El tercer bloque temático es diverso y variado. Se incluyen distintas áreas que, según su orden de importancia, son: Primero, la bibliografía, la documentación los archivos y manuscritos. Se destacan figuras como Arribas Palau, Lourido Díaz, Bacaicoa Arnaiz y Guastavino Gallent. Segundo, la geografía, el urbanismo y la arquitectura de la zona norte de Marruecos y, en particular, de Tetuán, Tánger y el Rif tanto en la época colonial como poscolonial y actual. El resto incluye el análisis del discurso y medios de comunicación: argumentación y discurso; arqueología, cerámica y numismática; arabismo, hispanismo, orientalismo e investigación; religión, antropología, etnología y sociología; artes, caligrafía, cine, música y pintura; emigración/inmigración; filosofía; testimonios; economía; ciencias; derecho; el tema de la mujer etc.

En cocnclusión, la evoluvión de la edición en español en Marruecos expresa su arraigo histórico. Empieza en 1860 para acompañar las campas coloniales ibéricas en nuestro país, se potencia más en la época colonial entre 1912 y 1956 con un contenido ideológicamente africanista que sirvió de coartada para justicar en clave científica y seudocientífica el régimen del Protectorado. Se mantiene desde la independencia del país, aunque de modo marginal, hasta hoy en día a través de la creación literaria y la investigación universitaria o académica. Esta continuidad dentro de la marginalidad expresa su resistencia, así como su importancia en la cultura marroquí. Configura, por eso, un espacio hispano-marroquí brido y conjuntivo que mantiene la memoria común que une las dos veras del Mare Nostrum cuya trayectoria vital e histórica solo se entiende desde la lógica transcultural.

 

*Escritor e hispanista

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