Rue20 Español/Tánger
Al cerrar el capítulo de 2024, Marruecos hace balance de un año rico en cambios y avances.
En los frentes judicial, político, diplomático, deportivo e incluso climático, el Reino ha sabido combinar resiliencia y ambición ante desafíos complejos. Un año, pues, que, aunque turbulento, deja entrever perspectivas prometedoras para 2025.
Si el año transcurrido ha puesto de manifiesto los diversos desafíos a los que se enfrenta Marruecos, también ha revelado su capacidad de adaptación e innovación.
Avanzando con determinación, el Reino continúa trazando su camino en el tablero mundial, sin dejar de ser fiel a sus valores y ambiciones.
Al recapitular los acontecimientos de 2024, queda claro que Marruecos se encuentra en un punto de inflexión de su historia moderna. Entre reformas internas, ambiciones diplomáticas e inversiones estratégicas, el Reino parece decidido a posicionarse como un modelo de resiliencia y progreso en África.
El desafío será transformar estos logros en palancas de crecimiento sostenible, al tiempo que se responde a las aspiraciones de sus ciudadanos. Una tarea ambiciosa, sin duda, pero a la altura de un país que no ha dejado de reinventarse.
El año 2024 habrá sido el de la moralización de la vida pública, marcado por varios juicios mediáticos.
El caso «Grupo Al Khair», que sacó a la luz una vasta red de estafa, ha acaparado especialmente la atención.
Las duras penas dictadas por el tribunal de Tánger, que llegan hasta los cinco años de prisión firme para los principales acusados, demuestran la firme voluntad del Estado de restaurar la confianza de los ciudadanos en la justicia.
Otros casos, relacionados con la lucha contra la corrupción y los abusos de poder, también han jalonado el año.
Esta dinámica está impulsada por una ambiciosa reforma judicial, inscrita en la continuidad de los esfuerzos de Marruecos por consolidar el Estado de derecho.
Estos esfuerzos no están exentos de desafíos políticos. Al atacar las redes de corrupción y abuso de poder, Marruecos envía una señal clara: la rendición de cuentas no perdonará a nadie. Una postura que refuerza su imagen de Estado moderno y reformista en un entorno regional a menudo marcado por la impunidad.
Si Marruecos ha brillado en la escena judicial, también ha afirmado su estatus de potencia diplomática en 2024.
En África, se ha posicionado como un mediador clave en las crisis del Sahel, facilitando notamment la liberación de rehenes occidentales en Burkina Faso.
A nivel internacional, la participación del Reino en cumbres como la de los BRICS en China o las negociaciones sobre la crisis libanesa en París ilustra su voluntad de desempeñar un papel activo en las grandes cuestiones geopolíticas.
La apertura de una oficina de la Development Finance Corporation (DFC) de Estados Unidos en Rabat también marca un punto de inflexión en las relaciones marroquí-estadounidenses, confirmando a Marruecos como un socio estratégico en el norte de África.
Esta diplomacia proactiva no se limita a ganancias simbólicas. Al tejer una red de alianzas sólidas, Marruecos se asegura apoyos estratégicos, tanto económicos como militares, consolidando su papel de pivote regional.
En el ámbito deportivo, 2024 también ha sido un año crucial. El Reino ha seguido invirtiendo masivamente en sus infraestructuras deportivas, con vistas a la organización conjunta de la Copa del Mundo 2030 con España y Portugal.
El anuncio de la creación de cuatro nuevos canales de televisión deportivos ha venido a reforzar esta dinámica, ofreciendo una cobertura sin precedentes de los eventos deportivos nacionales e internacionales.
Marruecos también ha consolidado su papel en el fútbol africano al acoger las reuniones de la Confederación Africana de Fútbol (CAF), en las que se tomaron decisiones importantes sobre las competiciones continentales.
El Reino también ha abierto la sede de una oficina africana de la FIFA en Marruecos. Estos esfuerzos demuestran una clara ambición: convertir a Marruecos en un líder del deporte en África.
Detrás de estas iniciativas se perfila también la voluntad de utilizar el deporte como palanca de influencia. Al atraer la atención del mundo entero, Marruecos consolida su poder blando y refuerza su atractivo económico.
El año 2024 también habrá estado marcado por eventos climáticos intensos. Lluvias torrenciales, inundaciones devastadoras y nevadas tardías han azotado varias regiones del Reino, poniendo a prueba las infraestructuras del país.
Estos fenómenos meteorológicos, aunque destructivos, han permitido, sin embargo, una mejora notable en la tasa de llenado de las presas, ofreciendo un respiro a la crisis del agua.
Marruecos ha respondido a estos desafíos con pragmatismo, acelerando la aplicación de su estrategia hídrica.
La gestión del agua, incluida en la estrategia «Marruecos Digital 2030», figura ahora entre las prioridades nacionales, con inversiones masivas en tecnologías de reciclaje y desalación.
La gestión del agua sigue siendo un gran reto para el Reino. Aunque se están aplicando soluciones innovadoras, su éxito dependerá de su rápida aplicación y de la adhesión de las poblaciones locales. No obstante, Marruecos parece decidido a transformar esta crisis en una oportunidad.
