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China ha finalizado la construcción del túnel de carretera más largo del mundo, ubicado en la región de Xinjiang, un logro de ingeniería que ha puesto el foco en la viabilidad de proyectos similares a escala global.
Con una longitud de 22,13 kilómetros, el túnel atraviesa los complejos Montes Tianshan, reduciendo un viaje de varias horas a tan solo 20 minutos.
Esta impresionante obra, que ha requerido la superación de 16 fallas geológicas y la participación de más de 3.000 trabajadores, incluye un pozo de ventilación de 706 metros de profundidad, una proeza que supera la altura del edificio más alto de China.
La finalización del túnel en Xinjiang no solo representa un avance significativo en la ingeniería civil, sino que también sirve como un ejemplo de desarrollo regional estratégico.
Al facilitar el transporte y la conectividad, el proyecto impulsa la economía local, mejora las condiciones de vida de los habitantes y abre nuevas posibilidades para el turismo.
Este éxito chino ha generado un renovado debate sobre la viabilidad del túnel bajo el Estrecho de Gibraltar, un proyecto que conectaría Marruecos y España.
Si bien la idea de unir Europa y África a través de un túnel ha sido objeto de numerosos estudios, la complejidad geológica del Estrecho, la profundidad del lecho marino y el intenso tráfico marítimo han planteado importantes desafíos.
Sin embargo, el impresionante logro en Xinjiang demuestra que obstáculos aparentemente insuperables pueden superarse con innovación, planificación estratégica y una inversión significativa en recursos.
Expertos señalan que la experiencia china en la perforación de túneles a través de terrenos geológicamente complejos, así como la gestión de proyectos de infraestructura a gran escala, podría resultar invaluable para el proyecto Marruecos-España.
La cooperación tecnológica y económica entre Marruecos y España, junto con la colaboración de expertos internacionales, se presenta como crucial para la materialización del túnel del Estrecho.
Un proyecto de esta magnitud no solo representaría una hazaña de ingeniería sin precedentes, sino que también se convertiría en un símbolo de cooperación regional, impulsando el comercio, el turismo y la conectividad entre dos continentes.
El éxito del túnel de Xinjiang sugiere que la ambiciosa visión de un túnel bajo el Estrecho de Gibraltar, aunque compleja, podría ser una realidad en el futuro.