Rue20 Español/Rabat
El auge de África como potencia geopolítica está obligando a Estados Unidos a replantear su estrategia en el continente. Marruecos emerge como pieza clave en la nueva estrategia estadounidense para África.
Un reciente artículo de Cherkaoui Roudani, titulado «Redefiniendo aliados: Cómo el auge de África exige una nueva estrategia estadounidense», publicado en Modern Diplomacy, destaca el papel crucial que Marruecos juega en esta nueva dinámica, posicionándose como un socio estratégico clave para Washington.
El análisis, que enfatiza la creciente importancia económica y geopolítica de África, señala a Marruecos como un ejemplo de liderazgo en la cohesión económica y política en la región afro-atlántica.
Su visión estratégica, enfocada en la conectividad regional, se alinea con los objetivos de los marcos de seguridad del Atlántico Norte y el Indo-Pacífico, subrayando la relevancia de África para la estabilidad global.
El artículo cita el proyecto del gasoducto Nigeria-Marruecos como un ejemplo paradigmático de esta estrategia.
Este proyecto, que busca conectar naciones de África Occidental y mejorar la integración energética a lo largo del corredor atlántico, no solo impulsa el desarrollo económico sostenible, sino que también fomenta la cooperación regional, convirtiendo la costa atlántica africana en un centro crucial para la energía, el comercio, la inversión y la seguridad marítima.
Más allá de la infraestructura energética, Marruecos se presenta como un líder en la transición energética de África, invirtiendo en la producción de hidrógeno verde y amoníaco. Estas iniciativas, alineadas con la política «Triple A» (Adaptación de la Agricultura Africana) de Marruecos, promueven la seguridad alimentaria y ayudan a las naciones africanas a adaptarse a los desafíos climáticos.
La integración de la energía, la soberanía alimentaria y la cooperación económica en la visión marroquí busca transformar el corredor afro-atlántico en un motor de crecimiento africano.
Esta estrategia, que se alinea con las doctrinas del Atlántico Norte y el Indo-Pacífico, podría proporcionar un marco de colaboración que aborde las necesidades estratégicas de ambas costas.
El artículo sugiere que para la administración Trump, alinearse con la visión marroquí podría revitalizar la política estadounidense hacia África, basándola en las dinámicas locales y las aspiraciones africanas.
Se destaca el tratado de paz y amistad de 1786 entre Marruecos y Estados Unidos, aún vigente, como un símbolo de una larga alianza que podría inspirar una nueva era de cooperación económica y de seguridad.
En definitiva, el artículo de Cherkaoui Roudani subraya la importancia de Marruecos en el nuevo contexto geopolítico africano, presentándolo no solo como un actor clave en el desarrollo económico y la transición energética, sino también como un socio estratégico para Estados Unidos en la búsqueda de una nueva estrategia para el continente.
La visión marroquí, centrada en la cooperación regional y la sostenibilidad, se presenta como un modelo a seguir para una relación más equitativa y fructífera entre Estados Unidos y África.
