Rue20 Español/Rabat
Las tensiones entre Mali y Argelia se han intensificado tras las acusaciones del gobierno maliense de que Argel apoya a grupos terroristas que operan en la región del Sahel.
En un comunicado emitido el 1 de enero de 2025, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Mali reiteró acusaciones previas, referenciando un comunicado del 25 de enero de 2024, donde se denunciaba la «proximidad y complicidad» de Argelia con grupos terroristas; acusándola de «ofrecerles alojamiento y comida» mientras estos perpetran actos criminales contra civiles malienses y de la región.
Esta acusación se enmarca en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas en el Sahel, donde Argelia es vista por algunos países como un factor de desestabilización.
Mali ha denunciado repetidamente la injerencia argelina en sus asuntos internos, incluyendo la supuesta permisividad en sus fronteras norte, que facilitaría el refugio de terroristas.
Mientras Mali apunta a Argelia, los medios de comunicación argelinos han respondido desviando la atención hacia Marruecos, acusándolo de estar detrás de las declaraciones de Bamako.
Periodistas como Abdou Semmar, e incluso medios como TSA (Tout sur l’Algérie), sugieren la influencia marroquí en el «envalentonamiento» de las autoridades malienses; viendo la «mano de Marruecos» en la escalada de tensiones.
Algunos medios argelinos incluso han implicado a los Emiratos Árabes Unidos e Israel en la controversia.
Esta dinámica de culpar a Marruecos se repite en otros conflictos que involucran a Argelia, como la crisis con España, Francia, y más recientemente con Mauritania.
Según la prensa argelina, la respuesta de Mali representa una «línea roja cruzada» y un «descarrilamiento» influenciado por Rabat.
El comunicado maliense también instó a Argelia a «centrar su energía en la resolución de sus propias crisis y contradicciones internas, incluida la cuestión cabile», lo que ha sido interpretado por medios argelinos como una «grave desviación» orquestada por Marruecos.
Las acusaciones de Mali se producen después de las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores argelino, Ahmed Attaf, quien descartó una solución militar en la región y se negó a clasificar a ciertos movimientos políticos, firmantes del acuerdo de paz de Argel de 2015, como grupos terroristas.
Esta postura ha generado divisiones en la región, con Mali denunciando la inacción y complicidad de Argelia en el apoyo a estos grupos.
El gobierno de transición de Mali, calificado por la prensa argelina como «fruto de un golpe de Estado», atribuye la postura argelina a la dificultad de aceptar los «éxitos innegables» del ejército maliense contra los grupos terroristas. Considera las palabras de Attaf como una «nueva injerencia» y afirma que Mali «no es ni demandante ni receptor de lecciones».
La situación actual revela la complejidad de las relaciones en el Sahel y la tendencia de Argelia a atribuir a Marruecos la responsabilidad de las tensiones regionales.
La controversia pone en evidencia la profunda desconfianza entre ambos países y la dificultad para encontrar soluciones conjuntas a la amenaza del terrorismo en la región.