Rue20 Español/Rabat
Con inversiones masivas de China en baterías y ensamblaje de vehículos eléctricos, Marruecos se está consolidando como un actor estratégico. Pero este posicionamiento también podría situarlo en el centro de las rivalidades entre las grandes potencias económicas.
En un análisis publicado por Chatham House, el investigador asociado Ahmed Aboudouh explora el papel creciente de Marruecos en una inminente guerra comercial mundial, especialmente en el sector de los vehículos eléctricos (VE).
El análisis destaca la importancia de la visita del presidente chino Xi Jinping a Marruecos en noviembre, tras la cumbre del G20 en Brasil. Esta visita, según Aboudouh, se enmarca en los esfuerzos de Pekín por mantener su dominio en la industria de los VE frente a las crecientes políticas proteccionistas en Europa y Estados Unidos.
Citando al South China Morning Post, el análisis subraya que China está intensificando sus inversiones en baterías y producción de VE en Marruecos.
Entre las principales iniciativas, la empresa Gotion High-Tech ha comprometido 1.300 millones de dólares para construir la primera «gigafábrica» de baterías para VE en África, cerca de Rabat. Por su parte, los fabricantes de componentes de baterías BTR New Material Group y Shinzoom han invertido 300 millones y 690 millones de dólares, respectivamente.
Estos proyectos se enmarcan en una estrategia para aprovechar las ventajas estratégicas de Marruecos: su proximidad a los mercados europeos, sus reservas de materiales esenciales para baterías y su acceso a la Zona de Libre Comercio Continental Africana (ZLECAf).
En 2023, China exportó 1,2 millones de vehículos eléctricos, de los cuales el 47% se dirigió a la Unión Europea. Sin embargo, esta última ha adoptado nuevos aranceles aduaneros que pueden alcanzar el 35,3% sobre las importaciones de VE chinos, mientras que Estados Unidos ha aumentado sus aranceles del 25% al 100%.
Estas medidas tienen como objetivo proteger las cadenas de suministro locales, reducir la dependencia de China y promover el «friendshoring» (deslocalización en países aliados).
Ahmed Aboudouh señala que estas restricciones están incentivando a los fabricantes chinos a trasladar sus operaciones a otros países. Marruecos se presenta entonces como una solución para sortear estas barreras, con numerosos acuerdos firmados entre empresas chinas y actores europeos o estadounidenses en Marruecos en los ámbitos de las baterías, el ensamblaje de vehículos y los componentes.
A pesar de estas ventajas, el papel de Marruecos podría convertirse en un foco de tensión en la competencia entre las grandes potencias.
Aboudouh advierte que las inversiones chinas en VE y las asociaciones en Marruecos podrían atraer la atención de Estados Unidos y la Unión Europea, que podrían adoptar nuevas medidas restrictivas, especialmente bajo la nueva administración Trump.
Sin embargo, Marruecos ha adoptado un enfoque cauteloso al buscar diversificar sus alianzas y evitar comprometerse plenamente con iniciativas multilaterales lideradas por China, como los BRICS.
Pero, según Aboudouh, esta estrategia podría no ser suficiente para evitar que el Reino se vea sometido a presiones externas.
Si Marruecos logra defender sus intereses frente a estos desafíos, podría convertirse en un modelo para otros países del Sur global.
Al navegar con éxito en este contexto de rivalidades económicas, Marruecos mostraría el camino a otras naciones que buscan aprovechar las oportunidades al tiempo que limitan los riesgos, concluye el análisis.