Rue 20 Español/ Rabat
Emmanuel Macron ha designado a François Bayrou como nuevo primer ministro de Francia, en un momento de extrema inestabilidad política. La caída de Michel Barnier, tras una moción de censura en la Asamblea Nacional, dejó al gobierno sin rumbo y a Macron con la difícil tarea de encontrar un líder capaz de apaciguar las tensiones y buscar consensos en un parlamento dividido. Bayrou, líder del Movimiento Democrático (MoDem) y figura de larga trayectoria, parece ser la apuesta del presidente para esta misión.
Bayrou, de 73 años, tiene décadas de experiencia en la política francesa. Fue ministro de Educación entre 1993 y 1997 bajo la presidencia de Jacques Chirac y se postuló tres veces a la presidencia, en 2002, 2007 y 2012, aunque sin éxito. Fundador del MoDem en 2007, consolidó su posición como un referente del centro político y ha sido un aliado clave de Macron desde 2017. Su apoyo fue fundamental en la primera victoria electoral del presidente, aunque su carrera no ha estado exenta de polémicas. En 2017 tuvo que renunciar al cargo de ministro de Justicia debido a una investigación sobre el uso indebido de fondos europeos por parte de su partido, un caso del que fue absuelto en 2023.
El nuevo primer ministro enfrenta un panorama político desolador. Francia está sumida en una crisis de gobernabilidad, con una Asamblea Nacional fracturada en tres grandes bloques: la izquierda, la extrema derecha y el centro pro-Macron. Ninguno de ellos cuenta con mayoría, lo que dificulta avanzar en las reformas necesarias. La primera prueba para Bayrou será la aprobación del presupuesto de 2025, en un contexto de deuda pública creciente que supera el 110% del PIB y la presión de un electorado cada vez más descontento.
En su primer mensaje tras asumir el cargo, Bayrou enfatizó la necesidad de reconciliación: “Hay un camino que debemos encontrar para unir a las personas en lugar de dividirlas. La reconciliación es necesaria”. Este tono dialogante es coherente con su trayectoria, marcada por su capacidad para tender puentes entre diferentes sectores. Sin embargo, este reto será particularmente difícil en el actual clima de polarización.
El nombramiento de Bayrou refleja la apuesta de Macron por un líder experimentado y moderado que pueda recuperar la estabilidad en un sistema político en crisis. Su capacidad para construir acuerdos será clave para avanzar en un gobierno que el presidente ha calificado como una «gobernanza de reconciliación». Solo el tiempo dirá si Bayrou estará a la altura de este desafío o si la volatilidad de la política francesa lo arrastrará, como ya ocurrió con sus predecesores.