Rue20 Español/Rabat
Marruecos ha endurecido su postura contra el contenido considerado «degradante» en las redes sociales, llevando a cabo una serie de detenciones y acciones judiciales contra ‘influencers’ y creadores de contenido.
Esta ofensiva, que ha generado un intenso debate sobre la libertad de expresión y la regulación de internet, se centra en figuras públicas acusadas de atentar contra los valores culturales y éticos del país.
Entre los casos más destacados se encuentra la detención de «Sheikha Moulinex» en el aeropuerto de Marrakech.
Conocido por sus vídeos de baile en TikTok y desafíos controvertidos, Moulinex enfrenta cargos por difamación, insultos y atentado contra el pudor público.
Similarmente, «Hiyam Star» ha sido arrestada tras generar indignación pública por sus apariciones en estado de embriaguez, insultos a instituciones estatales, violencia contra sus hijos y conversión al cristianismo. Grupos de derechos humanos han presentado denuncias en este caso.
Otro caso relevante es el de «Reda Ould Chinwiya» y «Fatima Ben Abbas», sentenciados a tres y dos años de prisión respectivamente por un tribunal de Casablanca por ofensas al pudor público, insultos y tráfico de personas.
La dificultad de Ould Chinwiya para encontrar representación legal, tras la difusión de contenido considerado ofensivo para la profesión jurídica, ha añadido complejidad al caso.
Estas acciones judiciales reflejan un intento del Gobierno marroquí por controlar un espacio digital percibido como desbordado.
Para sectores conservadores, figuras como Moulinex y Hiyam Star simbolizan un declive moral.
El desafío para Marruecos reside en encontrar un equilibrio entre la regulación de las redes sociales y la protección de las libertades individuales.
Este debate, en un contexto de profundas transformaciones sociales y económicas, plantea la crucial pregunta de cómo conciliar la modernidad con las tradiciones en un mundo digital cada vez más influyente.