Rue20 Español/ Fez
Meryem Ghoua
Al presentar la candidatura conjunta de Marruecos, España y Portugal para albergar el Mundial de 2030, Gianni Infantino, presidente de la FIFA, no dejó de precisar, tras la votación de confirmación, que esta será la primera vez que se organizará un Mundial en dos continentes. Tres, si consideramos los partidos encomendados a Sudamérica en el marco de la celebración del centenario de la competición.
Esta decisión, validada por la FIFA, reunida en un Congreso Extraordinario el miércoles 11 de diciembre, llega tras el Mundial de Catar.
Donde, por primera vez, un representante árabe y africano, Marruecos, alcanzó una semifinal de un Mundial. Estas dos primicias marroquíes -la participación en un Mundial tricontinental y la presencia en las semifinales del Mundial- fueron precedidas por varias «primeras veces».
En 1961, Marruecos fue el primer país africano y árabe en participar en el play-off de clasificación para el Mundial de Chile de 1962. Fue contra España. En 1970, cuando fue el primer país árabe-africano en clasificarse para una fase final de la Copa del Mundo. Fue en México, donde los compañeros de Houmane Jarir le dieron a África su primer punto en un Mundial. Egipto había participado en la de 1934 como invitado; sin haber pasado por un proceso de calificación directa.
El país volvería a ser el primer país árabe-africano en clasificarse para la segunda ronda de la competición en 1986 antes de convertirse en el primer país de la categoría en llegar a la semifinal del torneo.
En cuanto a las candidaturas africanas y árabes para la organización del Mundial, es una vez más Marruecos quien asume el papel de precursor. Estos múltiples intentos también han obligado a la FIFA a establecer un sistema de alternancia entre continentes.
La primera candidatura, la de 1988 para organizar la edición de 1994, fue ganada por los Estados Unidos. La segunda campaña, en 1992, se atribuirá a Francia; fue para el Mundial de 1998.
El tercero, el de 2006, ganado por Alemania, se presentó en 2000; Luego, otra contra el trío Estados Unidos-Canadá-México para 2026, votada al margen del Mundial de Rusia de 2018. Todas estas candidaturas que contaron con un amplio apoyo de la CAF, Europa o Sudamérica; Fracasaron frente a candidatos más poderosos que ellos.
El único sobre el que Marruecos tiene derecho a quejarse es la candidatura a la organización del Mundial de 2010 dedicado a África, ganada por Sudáfrica. La votación se vio empañada por maniobras injustas que se revelaron mucho más tarde.
No importa quién está planeando las travesuras trastiendas; Joseph Blatter se ha marchado y el sistema electoral ha cambiado. El país o países designados para organizar el torneo ya no pertenecen al extinto Comité Ejecutivo. Son las federaciones miembros las que ahora votan. Una votación unánime por aclamación en presencia de todos los componentes de la FIFA, es decir, 211 naciones, coronó los esfuerzos de Marruecos.
Esta decisión no agrada a todos, sobre todo porque el congreso acaba de adjudicar la edición de 2034 a Arabia Saudita. De las cuatro ediciones (2022, 2026, 2030 y 2034), tres tienen lugar en un país árabe; Esto no corresponde realmente a las expectativas de la prensa occidental, víctima de un brote de urticaria.
Los titulares de algunos medios de prensa son edificantes: se habla de incumplimiento de los compromisos ecológicos con el aumento de los viajes en avión.
La huella de carbono de los partidos que se disputan en Estados Unidos, Canadá y México es mucho mayor. También mencionamos descaradamente la cuestión de los derechos humanos, teniendo en cuenta los acontecimientos actuales que han desacreditado completamente al mundo occidental a este respecto.
No importa. Marruecos seguirá haciendo sufrir a sus detractores, porque no sólo se prepara para organizar la Copa Africana de Naciones a finales de 2025 y cinco Mundiales femeninos en la categoría sub-17, sino que también postula para organizar, en 2029, la segunda edición del Mundial de Clubes, probablemente con España y Portugal.
El Reino también aspira a acoger el Mundial de fútbol sala en 2028. El centro de gravedad del fútbol mundial avanza a buen ritmo, sobre todo si tenemos en cuenta las enormes inversiones realizadas por Arabia Saudí para poner en marcha un campeonato profesional, bastante seguido y prometió un futuro brillante.
El fútbol es un deporte universal; su vocación es acercar a los pueblos y establecer una sana competencia entre las naciones, lo que es fuente de progreso y superación personal. Marruecos lo ha entendido: ha emprendido una política de modernización que afecta a todas las ciudades del país, afectadas o no por el Mundial.
Los que no lo sean acogerán otras competiciones y en ningún caso deberán sentirse excluidos de la dinámica que se desarrolla. Esta primera vez es el resultado de una política de resiliencia que ha hecho que el país nunca se rinda y considere el fracaso como una fuente adicional de motivación.
Cuando fallamos no siempre es culpa de los demás; Marruecos lo entendió. Ya no tiene derecho a fracasar y el proyecto “Yalla Vamos 2030” está ahí para recordárnoslo.
Bravo y felicidades por esta primera vez tan exitosa como las demás, aunque para la postulación a la organización fue necesario hacerlo varias veces.
