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Machij El Karkri*
La reciente decisión del gobierno panameño de romper relaciones diplomáticas con la autoproclamada «República Árabe Saharaui Democrática» (RASD), representada por el Polisario, marca un giro histórico en las dinámicas internacionales relacionadas con el conflicto del Sáhara marroquí.
Panamá, que fue el primer país de América Latina en reconocer al Polisario en 1978 durante el régimen del general Omar Torrijos, ha optado ahora por alinearse con el enfoque liderado por las Naciones Unidas, priorizando una solución política justa y duradera al conflicto.
¿Cómo reconoció Panamá al Polisario y cuál es el contexto histórico de este reconocimiento?
El reconocimiento inicial del Polisario ocurrió en el contexto de la política exterior panameña durante la dictadura militar, cuando Panamá buscaba apoyar movimientos de liberación nacional en consonancia con las ideologías de la Guerra Fría. Esto coincidió con el éxito de su lucha por imponer su soberanía sobre la Zona del Canal de Panamá, apoyada por el Movimiento de Países No Alineados.
Posteriormente, Panamá cayó en la trampa de la narrativa del Polisario, presentada como un movimiento de liberación nacional. En 1980, Panamá acogió la primera embajada del Polisario en el continente americano, convirtiéndose en una plataforma de hostilidad hacia los intereses de Marruecos.
La caída del régimen dictatorial y la transición a la democracia
Con la caída del general Manuel Noriega en 1989 y la transición hacia la democracia, las autoridades panameñas comenzaron a comprender la verdadera naturaleza del conflicto del Sáhara. Aunque persistieron algunas voces nostálgicas por los discursos de la Guerra Fría, la política exterior de Panamá comenzó a cambiar, desarrollando relaciones internacionales más pragmáticas y abriéndose a nuevos socios.
En 2013, el entonces presidente Ricardo Martinelli decidió suspender las relaciones con el Polisario, reconociendo las oportunidades estratégicas que ofrecía una alianza con Marruecos. Aunque las relaciones se restablecieron en 2015 durante la presidencia de Juan Carlos Varela, no recuperaron su fuerza anterior.
El contexto actual y las razones del cambio
El anuncio reciente del presidente José Raúl Molino refleja una inclinación hacia el realismo en las relaciones internacionales de América Latina. La decisión de Panamá se explica por varios factores:
1. Intereses económicos y estratégicos
Panamá, gracias al Canal de Panamá, es un eje logístico clave en América Latina, mientras que Marruecos desempeña un papel similar en África con sus puertos en Tánger y Dajla. Esta similitud crea oportunidades para el comercio y la cooperación económica entre ambos países. En 2022, Marruecos exportó a Panamá productos por un valor de 5,55 millones de dólares, incluyendo ropa y perfumes, mientras que Panamá exportó al reino mercancías por 3,54 millones de dólares, destacando el aceite de palma y los crustáceos.
2. Cambio en las percepciones políticas
La mayoría de los partidos políticos panameños, tanto en el gobierno como en la oposición, han tomado conciencia de la realidad del conflicto sobre el Sáhara marroquí. Esta comprensión ha llevado a un mayor apoyo a una solución negociada dentro del marco de las Naciones Unidas, destacando la propuesta de autonomía de Marruecos como una solución realista y viable.
3. Conformidad con el derecho internacional
El comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá subraya el compromiso del país con el multilateralismo y la paz internacional, apoyando los esfuerzos de mediación liderados por el Secretario General de la ONU, António Guterres.
Repercusiones geopolíticas y perspectivas futuras
La decisión de Panamá representa un duro golpe para el Polisario, que pierde el respaldo de un país con un alto simbolismo en su búsqueda de reconocimiento internacional. Este movimiento podría motivar a otros países de la región a reevaluar sus posiciones sobre el conflicto, especialmente considerando la política diplomática sabia de Su Majestad el Rey Mohammed VI, enfocada en apoyar la unidad de los pueblos, la integridad territorial (como en el caso del Canal de Panamá) y el fortalecimiento de la presencia de Marruecos en América Latina.
Por otro lado, esta decisión refuerza las relaciones bilaterales entre Panamá y Marruecos, consolidando a ambos países como socios estratégicos en sus respectivas regiones. A través de esta cooperación, Panamá y Marruecos pueden capitalizar sus posiciones como puertas de entrada a América Latina y África, fomentando el comercio y el intercambio cultural.
*Machij El Karkri es analista y miembro del buró político de la Unión Socialista de Fuerzas Populares [USFP].