Rue 20 Español – Madrid
Argelia ha decidido reactivar el comercio con España en un intento de aliviar la presión económica interna que su propio bloqueo había generado.
Este cambio de rumbo no es más que un reflejo de la inconsistencia de su política exterior, especialmente tras los recientes logros diplomáticos de Marruecos y el respaldo internacional hacia su soberanía en el Sahara.
La visita reciente del presidente Macron a Marruecos y su reconocimiento de la marroquinidad del Sahara han dejado a Argelia en una posición cada vez más aislada, obligándola a reconsiderar decisiones que, lejos de mostrar una posición de fuerza, han evidenciado su vulnerabilidad económica.
La medida argelina de retomar el comercio con España ha sido tomada sin un comunicado oficial, en una aparente estrategia de «silencio y disimulo», como si pretendiera encubrir el fracaso de su postura inicial.
Sin embargo, la realidad es evidente: tras meses de tensiones y pérdidas económicas, Argelia no ha tenido más opción que ceder a la necesidad de restablecer sus relaciones comerciales con España.
el rompimiento de estos lazos a raíz del reconocimiento español de la marroquinidad del Sahara, el régimen argelino ha intentado sostener una política de «principios», que en realidad ha resultado insostenible en el contexto de una economía que no puede permitirse tales enfrentamientos.
Carlos Baño, presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, celebró este paso como una buena noticia para los sectores exportadores de España. Sin embargo, es importante recalcar que el comercio con Argelia apenas representa un pequeño porcentaje del volumen total de exportación de Alicante, lo cual subraya el coste innecesario de una decisión que no afectó significativamente a España, pero sí perjudicó gravemente la economía argelina.
Este giro argelino también queda expuesto en el contexto de un entorno internacional en el que cada vez más naciones reconocen la soberanía marroquí sobre el Sahara, debilitando aún más la posición de Argelia y sus maniobras diplomáticas en contra de Marruecos. En lugar de una estrategia bien fundamentada, el régimen militar argelino ha mostrado una política errática y caprichosa, evidenciando que su capacidad de mantener el aislamiento es limitada y que sus decisiones carecen del respaldo necesario para perdurar.