Rue20 Español/Rabat
Donald Trump, a las puertas de la Casa Blanca tras haber ganado varios estados decisivos, reclamó el miércoles una «victoria política nunca vista en nuestro país», sin esperar el conteo final.
El expresidente recibió una lluvia de felicitaciones de líderes extranjeros, desde Emmanuel Macron hasta Benjamin Netanyahu, pasando por Volodymyr Zelensky y Mark Rutte, que ni siquiera esperaron la oficialización de su victoria.
La cadena Fox News ya lo declaró ganador de las elecciones.
Es el único medio por ahora que le concede la victoria al expresidente, pero las señales que apuntan al regreso más extraordinario que haya conocido la política estadounidense no han dejado de acumularse en las últimas horas.
El escrutinio aún está en curso en muchos colegios electorales, pero una derrota de su rival demócrata Kamala Harris parece inevitable a medida que los estados decisivos caen en manos del tribuno de 78 años.
Georgia, Carolina del Norte
El candidato republicano fue declarado ganador en Georgia, Carolina del Norte y, sobre todo, en Pensilvania, el más crucial de los siete estados decisivos, frente a la vicepresidenta demócrata, según las proyecciones de los medios estadounidenses.
Por el momento, Donald Trump cuenta con 266 grandes electores, frente a los 219 de Kamala Harris. Necesita 270 para ganar.
Otra incógnita: ¿conseguirá, como ya asegura, ganar la mayoría de los votos a escala nacional, algo que no ha hecho ningún candidato republicano en veinte años?
Si se confirmara, la victoria de Donald Trump supondría una de las mayores remontadas de la historia política mundial. Un regreso aún más extraordinario si se tiene en cuenta que su tercera campaña estuvo marcada por dos intentos de asesinato, cuatro imputaciones y una condena penal.
En los demás estados que ya han entregado sus resultados definitivos, no hay sorpresas.
Los dos candidatos han cosechado, según los medios de comunicación, una serie de estados que les estaban prometidos: Texas, Kentucky, Virginia Occidental, Florida, Misuri, Oklahoma, Misisipi o Luisiana para el expresidente republicano.
Nueva York, Illinois, California, Massachusetts, Colorado y la capital Washington para la vicepresidenta demócrata.
Kamala Harris, esperaba convertirse en la primera mujer elegida presidenta, frente a un adversario objeto de múltiples demandas, y que nunca reconoció su derrota en 2020.
Esta campaña inaudita ha estado marcada por la entrada en escena de Kamala Harris en julio tras la retirada del presidente Joe Biden.
Detrás de estos dos candidatos, se han alineado dos Américas aparentemente irreconciliables, cada una convencida de que el otro bando llevaría al país al desastre.
La vicepresidenta de 60 años ha pintado a su rival como un dictador «fascista» en potencia y un peligro para los derechos de las mujeres.
Donald Trump ha descrito a su adversaria como una dirigente débil y «tonta», laxa frente a la inmigración ilegal y la delincuencia.
A través del país, la tensión que rodea las elecciones es visible: en algunos colegios electorales transformados en fortalezas, en las altas barricadas que rodean la Casa Blanca.
Los republicanos han recuperado el control del Senado estadounidense hasta ahora en manos de los demócratas. El destino de la Cámara de Representantes aún no se conoce.
La cuestión muy polarizada del aborto también es objeto de varios referendos. En uno de los más seguidos, en Florida, una propuesta para restablecer la posibilidad de abortar hasta las 24 semanas de embarazo, en lugar de las seis actuales, no ha reunido suficientes votos para salir adelante.