Rue20 Español/Rabat
Independientemente del resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre, la política de Washington hacia Marruecos y su postura sobre la cuestión del Sáhara marroquí no cambiarán.
Es innegable que las relaciones entre Marruecos y Estados Unidos, dos países unidos por una sólida asociación estratégica, se rigen por el principio de los intereses compartidos.
Este principio enmarca las decisiones y posturas de cada presidente estadounidense, independientemente de sus prioridades y orientaciones políticas.
Por ello, el presidente Biden no ha dado marcha atrás en el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara, «aunque no haya ido más allá en la implementación del acuerdo tripartito de 2020, al no abrir un consulado en Dajla», señala Ismail Hammoudi, especialista en relaciones internacionales, en una entrevista concedida al semanario Al Ayyam y publicada en su edición actual.
Partiendo de esta base, continúa el experto, si el 5 de noviembre Kamala Harris es elegida, podemos esperar que se mantenga el statu quo.
Estados Unidos seguirá apoyando el plan de autonomía como base para la solución de este diferendo, explica el profesor de relaciones internacionales.
En cambio, si Donald Trump gana las elecciones, todos los compromisos de Estados Unidos en el marco del acuerdo tripartito se implementarán y se abrirá un consulado en Dajla.
Sea como sea, «los intereses de Marruecos están fundamentalmente vinculados a Estados Unidos. Y sea cual sea el resultado de la votación, si el presidente no mejora las relaciones de su país con el Reino, no corre el riesgo de perjudicarlas», continúa el experto.
Como prueba, añade, cuando la administración Obama impulsó en el Consejo de Seguridad la adopción de una propuesta de ampliación del mandato de la MINURSO a la supervisión de los derechos humanos en el Sáhara en 2013, la reacción de Marruecos fue firme.
Empezó por suspender los ejercicios militares del León Africano, entre otras medidas. Posteriormente, fueron las instituciones estratégicas estadounidenses las que presionaron al presidente para que reconsiderara su decisión.
Así, si las relaciones con Marruecos mejoraron notablemente bajo la administración Trump, sobre todo hacia el final de su mandato en 2020, no se vieron afectadas en absoluto por la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.
Por lo tanto, «el Reino no ha emitido ninguna señal de oposición a la llegada al poder de Kamala Harris», afirma el experto.
La sólida asociación estratégica que une a ambos países no se verá afectada y la política de Washington hacia los intereses de Marruecos no cambiará.
