Rue20 Español/Rabat
El Gobierno español anunció el sábado el envío de 10,000 soldados y policías adicionales al sureste de España para ayudar a las víctimas y buscar a los desaparecidos, cuatro días después de las trágicas inundaciones que han dejado al menos 217 muertos.
En total, «5,000 soldados» adicionales serán desplegados en el terreno para hacer frente a lo que constituye «el mayor desastre natural en la historia reciente de nuestro país», anunció el Primer Ministro Pedro Sánchez en una declaración desde el Palacio de la Moncloa, su residencia oficial.
Esta cifra eleva a 7,500 el número de militares movilizados en las zonas afectadas, lo que representa «el mayor despliegue de fuerzas armadas jamás realizado en España en tiempos de paz», insistió el jefe de Gobierno, quien visitará el domingo las zonas afectadas junto al rey Felipe VI.
A estos soldados se sumarán 5,000 policías y gendarmes, encargados de apoyar a sus 5,000 colegas que ya se encuentran en el terreno, según el Sr. Sánchez. Se espera que estos refuerzos lleguen con impaciencia a algunas localidades que aún enfrentan una situación caótica.
Según el último balance de los servicios de rescate difundido hoy domingo, un total de 217 personas han muerto a causa de las lluvias torrenciales que azotaron el sureste del país en la noche del martes al miércoles.
De ellas, 210 fallecieron en la región de Valencia, dos en Castilla-La Mancha y una en Andalucía.
Sin embargo, las autoridades han advertido en los últimos días que este balance podría aumentar, ya que los restos de los coches acumulados en los túneles y aparcamientos subterráneos de las zonas más afectadas se están examinando metódicamente.
El viernes, una mujer fue encontrada con vida en su coche, atrapada durante tres días en un paso subterráneo de las afueras de Valencia, según un responsable de Protección Civil. Según el diario El País, se encontraba junto a su hijastra, fallecida, cuando los servicios de emergencia la rescataron.
Aunque las posibilidades de encontrar supervivientes son cada vez menores, la prioridad de los soldados y policías sigue siendo, según el ejecutivo, la búsqueda de los desaparecidos, junto con la reparación de carreteras e infraestructuras para permitir el «envío» de ayuda y el restablecimiento de los «servicios esenciales».
Según las autoridades, ya se han retirado más de 2,000 coches y camiones dañados.
Además, se ha restablecido el suministro eléctrico al 94% de los habitantes que se habían quedado sin él, y las telecomunicaciones se están restableciendo poco a poco.
En las afueras de Valencia, las operaciones de búsqueda y limpieza continuaron durante todo el día, en un ambiente pesado. «Ya no queda nada», lamentó a la AFP Mario Silvestre, un vecino de Chiva «resignado» ante la magnitud de los daños.
En su municipio, donde viven unos 17.000 habitantes, no hay soldados, pero sí muchos gendarmes encargados de patrullar las calles donde muchas casas han quedado destruidas.
«Los políticos prometen mucho, pero la ayuda llega cuando llega», suspira este octogenario.
En una rueda de prensa celebrada el sábado por la noche, el presidente conservador de la región de Valencia,
Carlos Mazón anunció una serie de ayudas económicas y prometió el restablecimiento del orden, ya que se han registrado actos de saqueo en varias tiendas, lo que ha provocado la detención de 82 personas.
«Hay gente que se ha podido sentir sola, desamparada, poco protegida y lo entiendo», reconoció el político.
Pero «quiero enviar un mensaje claro, vamos a ayudar a todos los hogares» que lo necesiten; continuó: «nos enfrentamos al reto de nuestra vida y vamos a encontrar las soluciones».
El Gobierno regional de Valencia, y Carlos Mazón en particular, están siendo objeto de fuertes críticas por haber enviado un mensaje de alerta por teléfono a los residentes con retraso el martes, a pesar de que la Aemet había puesto a la región en «alerta roja» desde la mañana.
Críticas que Mazón rechaza, asegurando que siguió el protocolo vigente y destacando el sábado «el espíritu de solidaridad de la población» de su región ante la adversidad.
En los municipios afectados, las muestras de solidaridad continuaron el sábado, especialmente en la periferia sur de Valencia, donde miles de personas acudieron a pie el sábado por la mañana con palas y escobas para ayudar a la población.
El viernes, el número de voluntarios fue tal que las autoridades pidieron a los residentes que se quedaran en casa y prohibieron la circulación en algunas carreteras para evitar que las vías utilizadas por los servicios de emergencia se congestionaran.