Rue20 Español/Rabat
El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, no tuvo tiempo de descansar de su «fatigosa» gira por Egipto y Omán, de la que regresó con las manos vacías, antes de apresurarse al aeropuerto Houari Boumediene para recibir a una figura descrita como importante, Brahim Ghali.
Esta recepción provocó una oleada de burlas en las redes sociales, donde se calificó como la más extraña en la historia de las relaciones internacionales, algo que solo podía ocurrir en Argelia.
El presidente argelino recibió al «presidente de una provincia argelina» en la alfombra roja, como si se tratara de un jefe de Estado.
La recepción que Tebboune ofreció al líder del Polisario provocó una ola de burlas en las redes sociales. Los críticos consideraron que Tebboune quería imitar la forma en que SM el Rey Mohamed VI recibió al presidente francés Emmanuel Macron durante la visita de Estado que realizó al Reino esta semana.
La ocasión de esta recepción no fue más que un montaje, ya que Ghali se limitó a ser uno más entre los espectadores del desfile militar que organiza Argelia con motivo del 70 aniversario del llamado «estallido de la gloriosa revolución de liberación», junto a los presidentes tunecino y mauritano.
El propio Brhim Ghali fue objeto de burlas, ya que durante la recepción en el aeropuerto se mostró desorientado y nervioso, al no estar acostumbrado a este tipo de ceremonias y desconocer los protocolos.
Por ello, resultaba cómico verlo caminar por la alfombra roja, adelantándose a su anfitrión y sin detenerse a saludar al representante de su benefactor: el ejército.
El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, comenzó su segundo mandato con una gira exterior sin resultados, ya que regresó a su país sin haber logrado ningún objetivo, el miércoles 30 de octubre, al mismo tiempo que el presidente francés, Emmanuel Macron, finalizaba su visita de Estado al Reino de Marruecos.
Mientras el presidente argelino regresaba decepcionado de su visita, Marruecos obtuvo importantes beneficios económicos y diplomáticos gracias a la visita de Estado del presidente francés Emmanuel Macron, que puso de manifiesto la asociación estratégica entre ambos países y abrió nuevas perspectivas de cooperación, especialmente en los ámbitos de la economía y las energías renovables.
Esta disparidad de resultados refleja la brecha existente entre el enfoque titubeante de Argelia y la sólida postura marroquí, respaldada por unas relaciones diplomáticas consolidadas.
El tema del Sáhara marroquí no fue el único que provocó burlas hacia la visita de Tebboune. Su viaje a Egipto y Omán, países que mantienen relaciones con Israel, suscitó amplias críticas en Argelia.
Los detractores consideraron que el régimen que acusa a Marruecos de «normalización» no duda en visitar países que mantienen estrechos vínculos con el Estado hebreo.
La situación se complicó aún más cuando el presidente egipcio, Abdel Fattah Al-Sissi, criticó durante una rueda de prensa conjunta en El Cairo las injerencias de Argelia en los asuntos de otros países, en un mensaje que muchos interpretaron como una advertencia velada a Tebboune, en alusión al apoyo de Argelia al Frente Polisario en el conflicto del Sáhara marroquí.
Si bien la visita de Tebboune a Omán se saldó con la firma de algunos memorandos de entendimiento en ámbitos como la organización de exposiciones, eventos y congresos, su paso por Egipto, a través de la visita calificada de «fraterna», perjudicó más a la «potencia militar» de lo que podría haberla beneficiado.
El discurso vago y titubeante de Tebboune ante el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi puso de manifiesto la verdadera dimensión de la fachada del régimen militar que gobierna Argelia.
Las palabras de Tebboune ante al-Sissi provocaron una oleada de burlas en las redes sociales, ya que se mostró dubitativo al hablar del Sáhara marroquí de forma ambigua, lo que dio la impresión de debilidad en su postura y falta de valentía para expresar su opinión con franqueza.
Los observadores calificaron su actuación de «confusa», y consideraron que sus intentos de obtener beneficios internacionales fracasaron, ante su incapacidad de obtener ningún apoyo regional o internacional.
Mientras el presidente argelino busca apoyo externo, la economía argelina se encuentra en un claro deterioro, con una tasa de inflación anual del 7,6% en 2024, la más alta entre los países del Magreb, frente al 2,2% de Marruecos y el 7,4% de Túnez.
Al mismo tiempo, Argelia sufre un fuerte aumento de los precios de los productos básicos y una disminución del poder adquisitivo de los ciudadanos, lo que ha provocado un aumento del malestar social que se intensifica día a día.
A la luz de estos indicadores, Argelia se enfrenta a una crisis generalizada que abarca la política, la economía y la sociedad, ya que el régimen actual es incapaz de lograr avances tangibles que refuercen la imagen del país en el interior y en el exterior.
La visita del presidente Tebboune a Egipto y Omán confirma las limitaciones de la política exterior argelina para obtener apoyo internacional a su agenda, mientras las crisis económicas y sociales siguen teniendo un profundo impacto en la vida de los ciudadanos, lo que sitúa al futuro del país ante retos cada vez mayores.