Rue20 Español/ Rabat
En una columna reciente, Renaud Girard de Le Figaro elogia la visita de Estado de Emmanuel Macron a Marruecos, subrayando la «decisión de razón» que supone para Francia reforzar su alianza con un país que, a pesar de no contar con recursos naturales, ha sabido desarrollarse y establecerse como líder en África. “Por su parte, Marruecos no ha recibido el regalo del petróleo. Pero, a través del trabajo y la iniciativa privada, ha logrado desarrollarse de manera notable en los últimos veinte años”. Con esta frase, Girard destaca que el progreso de Marruecos no ha sido el resultado de una riqueza de recursos, sino de una estrategia centrada en el trabajo, la innovación y la iniciativa empresarial.
Este contraste con Argelia es intencional y profundo. Mientras Marruecos ha adoptado una política de apertura, reformas estructurales y diversificación económica, Argelia, rica en petróleo, ha desperdiciado décadas de ingresos petroleros sin lograr construir una economía sólida y diversificada. Según Girard, «El FLN de Argelia no ha hecho nada con el petróleo que los ingenieros franceses encontraron y le dejaron”. A diferencia de Marruecos, Argelia ha dependido del petróleo como una fuente de ingresos pasiva y ha evitado implementar reformas significativas. Este enfoque ha dejado al país en una posición de estancamiento y con una economía vulnerable ante las fluctuaciones de los precios del crudo, sin lograr beneficios tangibles para su población.
La decisión de Macron de priorizar las relaciones con Marruecos responde a una apuesta por el pragmatismo y el desarrollo sostenible. Frente a un Marruecos en constante avance, Argelia ha permanecido en una narrativa de confrontación, recurriendo a la francofobia como estrategia para mantener una frágil legitimidad interna. Girard subraya que esta postura rígida y beligerante ha alejado a Argelia de oportunidades diplomáticas y comerciales, en contraste con Marruecos, que hoy brilla en la escena africana e internacional como un socio confiable y orientado al futuro.
La visita de Macron a Rabat representa una confirmación de este liderazgo marroquí. Además de consolidar el apoyo de Francia a la soberanía marroquí sobre el Sáhara, esta visita sella una colaboración en sectores estratégicos como la defensa, la educación, el turismo y la energía. Al tiempo que Argelia mantiene su hostilidad hacia Marruecos, el Reino avanza como un centro de estabilidad y progreso en el norte de África. En palabras de Girard, Francia ha optado por «el camino de la razón», privilegiando una relación con un país que no se limita a vivir del pasado, sino que apuesta activamente por construir un futuro sólido y prometedor.
