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viernes, octubre 25, 2024

Insólito: Ministro argelino culpa a Marruecos de ser la causa de la sequía y la pérdida de biodiversidad en su país

 

Rue20 Español/ Rabat

El ministro argelino de Recursos Hídricos, Taha Derbal, ha vuelto a dirigir su dedo acusador hacia Marruecos, culpándolo esta vez de ser la causa de la sequía y la pérdida de biodiversidad en Argelia. Desde la convención en Liubliana sobre la protección de aguas transfronterizas, Derbal describió un panorama donde Marruecos, en una maniobra casi calculada, estaría desviando aguas hacia sus embalses, dejando a Argelia, su “gran potencia regional”, sin recursos. No conforme con eso, el ministro incluyó en su lista de afectados a 43 especies de animales y aves en el suroeste argelino, que, según él, estarían pagando las consecuencias de estas prácticas de su vecino del oeste.

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La aparente habilidad de Marruecos para convertir su territorio en un «imán» de aguas transfronterizas resulta, sin duda, asombrosa. Marruecos, conocido por su enfoque en el uso sostenible de los recursos hídricos, es ahora, según las declaraciones de Derbal, capaz de desviar y hasta contaminar estas aguas antes de que crucen la frontera argelina. En su relato, estas aguas desviadas llegarían hasta el embalse argelino de Hammam Bougrara en Tlemcen y tendrían, incluso, la facultad de secar el embalse de Jorf Torba, una hazaña que parece desafiar cualquier explicación lógica.

Ante este sombrío panorama, el ministro argelino no dudó en lanzar un grito de auxilio a la comunidad internacional. Aparentemente, la “gran potencia regional” argelina necesitaría ahora apoyo externo para «recuperar» los ecosistemas afectados. Porque, en efecto, el régimen argelino ya ha descubierto al culpable ideal para cada situación desfavorable. Si algo falta en Argelia —agua, estabilidad o incluso oxígeno—, ya se sabe a dónde apuntar el dedo acusador.

Curiosamente, esta no es la primera vez que Derbal ha lanzado acusaciones similares contra Marruecos en un foro internacional. Apenas en mayo pasado, durante el Foro Mundial del Agua en Bali, insinuó que una “conspiración marroquí” estaba detrás de la sequía que afecta el oeste de Argelia. Pero quizás la comunidad internacional —y los propios ciudadanos argelinos— ya se conocen este guion de memoria: el problema no reside en cómo se gestionan los recursos ni en las prácticas de manejo del agua locales, sino en una figura lejana y calculadora que, mágicamente, controla la lluvia, los ríos y hasta el susurro del viento en las montañas argelinas.

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