Rue20 Español/ Rabat
Según las recientes declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, la idea de una «partición» del Sahara, sugerida nuevamente por Staffan de Mistura, enviado especial de la ONU, es poco más que un refrito de propuestas ya desechadas. “Esto no es más que un refrito. Estas ideas son rechazadas categóricamente por Marruecos, pues van en contra de los principios de la integridad territorial del Reino», afirmó Bourita en una conferencia de prensa celebrada tras su encuentro con su homólogo estonio en Rabat.
El titular podría haber sido distinto si la propuesta de De Mistura trajera algo nuevo a la mesa, pero, como bien recordó el canciller marroquí, este tipo de planteamientos ya fueron presentados anteriormente, como en el informe de 2002 de James Baker, y no han encontrado ningún eco favorable en Marruecos. ¿Por qué? Porque para Marruecos, la integridad territorial no es negociable. Es una línea roja que no está en discusión, como lo ha dejado claro Su Majestad el Rey Mohamed VI en repetidas ocasiones.
La postura de Marruecos no ha cambiado con el paso de los años: el plan de autonomía propuesto por el Reino es el único punto de llegada en cualquier proceso de resolución del conflicto. Y es precisamente este plan el que sigue recibiendo un apoyo sólido de la comunidad internacional, que reconoce que cualquier otra propuesta que desafíe la soberanía marroquí está destinada al fracaso.
Bourita, con la claridad y firmeza que caracterizan la diplomacia marroquí, también dejó en el aire una cuestión clave: ¿de dónde viene realmente esta idea de partición? «Lo más importante ahora es entender si esta propuesta es realmente de De Mistura o si proviene de otras partes interesadas», señaló el ministro. Esta interrogante nos lleva a un escenario donde las motivaciones detrás de tales planteamientos deben ser aclaradas, no solo para Marruecos, sino también para la comunidad internacional que observa atentamente el desarrollo de esta cuestión.
Lo que queda claro es que Marruecos no cederá en lo fundamental. Como Bourita recordó, existen cuatro constantes inamovibles en la postura del Reino: el plan de autonomía es el final del camino, cuenta con un respaldo internacional firme, y cualquier discusión debe respetar la soberanía y la integridad territorial de Marruecos. Solo cuando estas líneas rojas sean aceptadas, se podrá avanzar en otros aspectos del conflicto.
Así, mientras algunos insisten en reciclar propuestas fallidas del pasado, Marruecos sigue mirando hacia el futuro con una posición clara y coherente, en defensa de su territorio y con el apoyo de quienes entienden que el plan de autonomía no es solo viable, sino la única solución realista.