Rue20 Español/ Rabat
Adil Zaari Jabiri
La visita de Estado del presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, a Marruecos por invitación de Su Majestad el Rey Mohammed VI, anunciada el lunes en un comunicado del Ministerio de la Casa Real, Protocolo y Cancillería, marca una etapa decisiva en el fortalecimiento de la asociación excepcional que une a los dos países.
Esta visita, según el comunicado, «refleja la profundidad de las relaciones bilaterales, basadas en una asociación arraigada y sólida, merced a la voluntad común de los dos Jefes de Estado de reforzar los lazos multidimensionales que unen a los dos países».
París y Rabat han alimentado históricamente estos lazos multidimensionales, y se disponen a reforzarlos aún más, en el marco de una nueva dinámica destinada a abrir un nuevo capítulo de esta asociación excepcional. Esta asociación experimenta ahora un salto cualitativo, en un nuevo contexto, bajo el impulso de los dos Jefes de Estado, Su Majestad el Rey Mohammed VI y el Presidente Emmanuel Macron.
En primer lugar, esta visita se inscribe en un nuevo contexto, el del apoyo declarado de Francia al plan marroquí de autonomía, que consolida la soberanía de Marruecos sobre sus provincias del sur. Esta decisión marca una nueva etapa en las relaciones franco-marroquíes, en el marco de una dinámica internacional positiva que experimenta la cuestión del Sáhara desde hace varios años, bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohammed VI.
En todos los sectores, se escribe una nueva página de nuestra historia común y se revela una nueva dimensión en la comunidad de destinos entre los dos países, a través de una visita de Estado del presidente Macron que marca una nueva era de cooperación estratégica, basada en el respeto mutuo y los intereses compartidos.
En el plano de las relaciones bilaterales, la visita del Presidente Macron contribuirá a que la asociación Marruecos-Francia responda a las expectativas de los dos Jefes de Estado, tanto en el plano político como en sectores económicos estratégicos como las energías renovables, las nuevas tecnologías, la industria, la educación, la cultura, etc.
Gracias a su proyección regional y continental, a su historia milenaria, respaldada por un liderazgo real que distingue a Marruecos en términos de modernidad y progreso, el Reino se posiciona como un socio privilegiado para Francia, atractivo en términos de inversión y garante de la paz y la estabilidad en su entorno inmediato y en el Continente. La ambición de los dos países, y de los dos Jefes de Estado, es consolidar esta asociación renovada, que aportará una prosperidad compartida a ambos países y pero también a África.
El desarrollo socioeconómico está en el centro de los intereses compartidos de París y Rabat, a través de inversiones cruzadas en la industria, las energías renovables, las nuevas tecnologías y los servicios, con el objetivo de responder a las expectativas de las nuevas generaciones en ambos países, pero también en África en su conjunto.
En un frente más amplio, Rabat y París han demostrado su capacidad para coordinar sus acciones a escala internacional y en el seno de las distintas plataformas multilaterales. Se trata de una necesidad aún más acuciante hoy en día con los conflictos y convulsiones que sacuden el mundo. Con este espíritu de coordinación de esfuerzos, de concertación y de diálogo político sereno y constructivo, los dos países se proponen construir su relación futura, en particular en lo que respecta a su cooperación en materia de seguridad y a sus esfuerzos conjuntos para mantener la paz en las zonas de conflicto.
Esta visita de Estado del presidente Macron también pone de relieve la larga historia compartida y la fuerte amistad cultivada entre los dos países y pueblos, en particular en términos de intercambios humanos, culturales y académicos. En estos ámbitos, Rabat y París forman un tándem portador de mensajes e iniciativas que resuenan mucho más allá de Europa y África.
Si bien Marruecos y Francia han recorrido un largo camino a lo largo de una relación densa y polifacética, esta relación se encamina ahora en una nueva dirección, con un enfoque beneficioso para ambas partes y una dimensión regional, africana y mediterránea insospechada y plenamente asumida.